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lunes, 21 de enero de 2008

Destacado

Una radiografía de Luis Scola

El ala-pivote argentino de los Rockets es uno de los novatos más destacados en NBA
"Llegó la decisión de mi vida y cumplo mi gran sueño de estar en la NBA", dijo Luis Scola a mediados de Julio del año pasado, en conferencia de prensa, tras ser presentado en los Houston Rockets.

Scola miró la camiseta blanca de su nueva casa, con el número 4 y su apellido en el reverso, y sólo atinó a sonreír. El poder de los sueños hechos realidad, el arduo camino hasta llegar a la mejor liga del mundo. Una mezcla de sensaciones se apoderó del gigante argentino en ese momento. Quizás el recuerdo de su debut en Ferrocarril Oeste de la Liga Nacional de Básquetbol argentino con sólo 15 años de edad. Tal vez el premio de MVP de la ACB en el 2007. O también puede haber sido la medalla de los Juegos Olímpicos del 2004. Alguno de esos logros, o todos juntos, estaban en la cabeza y el corazón de Luis Scola cuando posó para las cámaras.
Pero ningún deportista puede vivir del pasado. Cuando se dice que la NBA es un mundo distinto, no es una frase hecha. Pasar de ser jugador referente del Tau Cerámica de la ACB a ganar los minutos desde el banco no es tarea fácil para nadie. Pero Scola, un hombre que a lo largo de su carrera acompañó trabajo con talento, fue el primero que lo supo cuando le tocó ser mero acompañante de Tracy McGrady y Yao Ming.
Ya pasó casi la mitad de la temporada regular, y lo que ha hecho el argentino al momento ha confirmado las expectativas puestas en él. A continuación, veremos un análisis de su rendimiento en la franquicia conducida por Rick Adelman.
En la pintura
Scola es un jugador sumamente aguerrido que sabe hacerse los espacios jugando de espaldas al aro. En los Rockets sirve de apoyo para lo que pueda hacer Yao Ming, ya que su estatura -2.06m- lo coloca por debajo de muchos de los jugadores internos de la Liga.
De todos modos, está dotado de muchísima técnica en sus movimientos, lo que hace que pueda suplir algunas desventajas físicas con buenos amagues a la hora de encarar hacia el aro.
Uno de sus movimientos letales es el giro de espaldas hacia la línea de fondo, algo que hace con mucha velocidad y que rara vez no termina en una conversión de dos puntos contra el tablero. En la NBA, al momento, no ha tenido grandes oportunidades de demostrar su juego de espaldas a los tableros porque eso es propiedad del gigante chino Yao Ming.
A lo largo de su carrera, su arma principal estuvo en el poste bajo: "Creo que es mi mejor característica de juego", ha dicho en reiteradas oportunidades.
Quizás todavía le falte conectarse un poco más con los perimetrales de una franquicia que juega un básquetbol sumamente veloz, más si se lo compara con los torneos FIBA en los que se desempeñaba Scola. Pero todo es cuestión de adaptación.
Créanme cuando digo que lo mejor de Scola en la pintura está por venir.

EN EL PERÍMETRO
Esta es la situación de juego en la que mejor se ha desempeñado Scola en lo que va de su carrera en la NBA. Si bien no tira de tres puntos, su lanzamiento desde tres, cuatro y cinco metros es una garantía de anotación.
El argentino puede ejecutar lanzamientos con alta efectividad -tiene un 52.3% en tiros de campo- de frente al aro, como así también desde los 45° y los 90°. Sus compañeros al principio dudaban antes de entregarle una pelota, pero al día de la fecha Scola aparece como una de las armas importantes del ataque del equipo de Adelman.
Además, esta característica le permite desempeñarse como alero pequeño. Acostumbra a correr contraataques en función de trailer, para llegar en bandeja o bien para tomar tiros limpios.

DEBAJO DE LOS TABLEROS
Es uno de los jugadores que mejor utiliza su físico, pese a su desventaja de altura. En este apartado tiene bastante semejanza con Vlade Divac, ex NBA. Gracias a su destreza técnica, en la ACB y también jugando para la selección argentina, Scola se caracterizó por recibir muchas faltas por encuentro. En la NBA, al ceder el protagonismo en este rubro a Yao Ming, no ha sido víctima de tantas infracciones.
Los números dicen que en 39 apariciones, Scola alcanzó un porcentaje del 65% en tiros libres. Sin dudas, es uno de los aspectos a trabajar, ya que puede tener una efectividad más alta desde la línea de los suspiros. Incluso no ha lanzado mucho, ya que sólo ejecutó 69 y convirtió 45 desde ese sector. Está claro que a medida que le tome el pulso a la Liga, irá teniendo más la pelota en ofensiva y participará en situaciones concretas de anotación debajo del aro, sector donde el argentino recibe la mayoría de sus faltas.
Scola siempre prefiere el contacto, típico de los internos FIBA. Si hay que chocar, choca y si se tiene que lastimar en busca de una pelota o camino hacia el aro, no va a tener problema en exponer su físico.

EN EL ÁREA DE REBOTEO
Scola posee una habilidad poco común: ser un gran reboteador ofensivo. Lo que está trabajando con mayor intensidad es el bloqueo a la hora de un lanzamiento, ya que necesita cerrar el paso para ganar los recobros debido a la diferencia de altura respecto a sus contrincantes.
En lo que va de temporada de NBA, el argentino giró su teoría de reboteo ofensivo-defensivo, ya que gana muchos más recobros en defensa -3.2 por juego-, que en ofensiva -1.9-.

EN DEFENSA
Scola utiliza mucho su físico y hace un juego de contacto para desgastar a los atacantes. Sus movimientos laterales no son rápidos y por esa razón es propenso a dar muchas faltas, uno de los grandes problemas que lo acompañaron en su carrera.
De todos modos, en la NBA no ha sufrido tanto esta deficiencia, ya que promedia 20.2 minutos por aparición y comete sólo 2.56 faltas por encuentro.
Casi no aporta en materia de bloqueos -0.15 por aparición- y si bien en la ACB era un buen robador de pelotas, en la NBA por ahora tiene esa cuenta pendiente, ya que su promedio de 0.59 por partido es bastante bajo.

ESPACIO PARA MEJORAR
Scola está ganando minutos y en el mes de enero mejoró considerablemente sus planillas: 11 puntos, dos asistencias, 5.3 rebotes y 22.3 minutos por encuentro.
No hay dudas de que el alero argentino se siente más cómodo jugando sin Tracy McGrady, ya que puede tomar mayores determinaciones en ofensiva y también los Rockets juegan con un perfil de equipo mucho más completo. Es que Scola, además de anotar, es un gran pasador y eso no debe verse sólo en cantidad de asistencias por encuentro, sino también en la rotación de balón para evitar pérdidas -en los 39 partidos, Scola sólo promedió 1.2 por encuentro-.
Sus compañeros aún lo están conociendo y todavía no tiene socio en el perímetro para jugar dos contra dos en jugadas de pick and roll, algo bastante frecuente a lo largo de su carrera (en el TAU con Pablo Prigioni, en la selección argentina con el mencionado Prigioni, Juan Ignacio Sánchez, Manu Ginóbili o Carlos Delfino, entre otros).
"Es un jugador que aporta intensidad. Aprende muy rápido", dijo Rick Adelman sobre Scola.
El sueño de llegar a la NBA ya es una grata realidad para el argentino. Pero ahora viene lo más difícil: consolidarse en la mejor liga del mundo para ayudar a mantener encendida la antorcha argentina, misión en la que lo acompañan Manu Ginóbili, Fabricio Oberto, Andrés Nocioni, Carlos Delfino y Walter Herrmann.

Algunos logros de Luis Scola:
Con la selección Argentina:

MVP Preolímpico Las Vegas 2007
Oro olímpico en Atenas 2004
Subcampeón mundial Indianápolis 2002
Oro en Torneo de las Américas 2001
Con el Tau Cerámica:
MVP de la ACB'07.
3 Copas del rey: 01-02, 03-04 y 05-06.
Campeón ACB 01-02.
Subcampeón Euroliga 2000-01.

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