LOS RITUALES DEPORTIVOS
Psicólogo Franz Rivera Mansilla
En líneas generales, un ritual supone un conjunto de acciones más o menos automatizadas y familiares para el que lo realiza.
En deporte, son muchos los rituales que se pueden observar a través de los gestos sistematizados que muestran los deportistas. Como ejemplo basta recordar la serie de movimientos repetitivos que un tenista puede hacer antes de cada saque (siempre los mismos y en el mismo orden); o al ver un futbolista profesional realizando una serie de acciones para vestir sus implementos y ropa deportiva (siempre los mismos y en el mismo orden).
Los rituales deportivos están vinculados a todos los deportistas y deportes. A veces, en algunos deportes y/o deportistas, un ritual contiene o está asociado a la cábala que supuestamente ha de “brindar suerte y buena fortuna” al deportista en el camino de su mejor rendimiento; pero si el rendimiento deportivo es negativo, la cábala tenderá a cambiar y en consecuencia posiblemente también se cambie el ritual deportivo, generándose una asociación y dependencia negativa entre cábala (suerte), ritual y rendimiento deportivo.
A nivel psicológico, dentro de un entrenamiento en habilidades mentales, los rituales tienen funciones muy importantes. Veamos algunos ejemplos:
RITUALES PRE-COMPETITIVOS: Justo en los momentos previos a una competencia, un ritual ya entrenado y automatizado ocupa la mente y el cuerpo del deportista de tal forma que no deja paso a pensamientos y sensaciones de duda y descontrol, con lo que elude un posible aumento de la tensión o momentos de desconcentración.
EN LOS ENTRENAMIENTOS: Los rituales le ayudan a los deportistas a introducirse en la practica, sirviendo como una señal que le indica que ha de esforzarse y entrenar con calidad, con lo que potencia su rendimiento y se asume la sesión de entrenamiento de forma conciente.
PARA EL ENTRENADOR: Un determinado ritual puede ayudarle a fomentar la cohesión grupal entre sus deportistas. Por ejemplo, en el fútbol el entrenador permite decir las últimas palabras al capitán del equipo, previo a salir al campo de juego; en el voleibol el entrenador deja algunos minutos que las deportistas conversen y se comprometan a dar todo de sí en la competencia, en el camerino y sin la presencia del entrenador.
Si embargo, a pesar de sus múltiples utilidades, un ritual (una serie ordenada de movimientos, palabras motivantes, etc.) resulta eficaz única y exclusivamente cuando el deportista conoce su función y lo entrena como entrena el propio ejercicio deportivo. Para que llegue a ser efectivo en entrenamientos y competencias, debe surgirle al deportista de forma automática y estar incorporado en su práctica deportiva como parte de ella.
El rendimiento deportivo debe sustentarse en el esfuerzo y la mejora de capacidades a través del entrenamiento; mientras que los rituales se constituyen en un instrumento automatizado de acciones que han de brindar confianza y seguridad en el desenvolvimiento deportivo; en tanto, las cábalas puede ser un elemento adicional de un ritual deportivo, pero no determinante del rendimiento.
Psicólogo Franz Rivera Mansilla
En líneas generales, un ritual supone un conjunto de acciones más o menos automatizadas y familiares para el que lo realiza.
En deporte, son muchos los rituales que se pueden observar a través de los gestos sistematizados que muestran los deportistas. Como ejemplo basta recordar la serie de movimientos repetitivos que un tenista puede hacer antes de cada saque (siempre los mismos y en el mismo orden); o al ver un futbolista profesional realizando una serie de acciones para vestir sus implementos y ropa deportiva (siempre los mismos y en el mismo orden).
Los rituales deportivos están vinculados a todos los deportistas y deportes. A veces, en algunos deportes y/o deportistas, un ritual contiene o está asociado a la cábala que supuestamente ha de “brindar suerte y buena fortuna” al deportista en el camino de su mejor rendimiento; pero si el rendimiento deportivo es negativo, la cábala tenderá a cambiar y en consecuencia posiblemente también se cambie el ritual deportivo, generándose una asociación y dependencia negativa entre cábala (suerte), ritual y rendimiento deportivo.
A nivel psicológico, dentro de un entrenamiento en habilidades mentales, los rituales tienen funciones muy importantes. Veamos algunos ejemplos:
RITUALES PRE-COMPETITIVOS: Justo en los momentos previos a una competencia, un ritual ya entrenado y automatizado ocupa la mente y el cuerpo del deportista de tal forma que no deja paso a pensamientos y sensaciones de duda y descontrol, con lo que elude un posible aumento de la tensión o momentos de desconcentración.
EN LOS ENTRENAMIENTOS: Los rituales le ayudan a los deportistas a introducirse en la practica, sirviendo como una señal que le indica que ha de esforzarse y entrenar con calidad, con lo que potencia su rendimiento y se asume la sesión de entrenamiento de forma conciente.
PARA EL ENTRENADOR: Un determinado ritual puede ayudarle a fomentar la cohesión grupal entre sus deportistas. Por ejemplo, en el fútbol el entrenador permite decir las últimas palabras al capitán del equipo, previo a salir al campo de juego; en el voleibol el entrenador deja algunos minutos que las deportistas conversen y se comprometan a dar todo de sí en la competencia, en el camerino y sin la presencia del entrenador.
Si embargo, a pesar de sus múltiples utilidades, un ritual (una serie ordenada de movimientos, palabras motivantes, etc.) resulta eficaz única y exclusivamente cuando el deportista conoce su función y lo entrena como entrena el propio ejercicio deportivo. Para que llegue a ser efectivo en entrenamientos y competencias, debe surgirle al deportista de forma automática y estar incorporado en su práctica deportiva como parte de ella.
El rendimiento deportivo debe sustentarse en el esfuerzo y la mejora de capacidades a través del entrenamiento; mientras que los rituales se constituyen en un instrumento automatizado de acciones que han de brindar confianza y seguridad en el desenvolvimiento deportivo; en tanto, las cábalas puede ser un elemento adicional de un ritual deportivo, pero no determinante del rendimiento.
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