¡Herejía en Alemania!
Las ventas de cerveza en Alemania cayeron un 2,7% en 2007, el nivel más bajo en quince años y una tendencia que se viene observando en la última década precisamente en el reino de la cerveza.
Según datos difundidos en Berlín por la Oficina Federal de Estadísticas, al tiempo que decreció este consumo, aumentó en un 18,1% el de bebidas no alcohólicas, gaseosas y jugos mezclados con cerveza.
La asociación, que agrupa a cerca de 1.300 cervecerías del país, cree que el mal rendimiento en las ventas del año pasado se debió en gran parte al último verano lluvioso y gris con una escasez de esos días de sol y esas noches cálidas que invitan a compartir una jarra... o varias.
Según su portavoz, Marc-Oliver Huhnholz, otro factor que incidió fue la falta de acontecimientos deportivos como la Copa Mundial de Fútbol de 2006, que permitió aumentar levemente las ventas.
Cambio de gustos
Pero al mismo tiempo reconoció que una de las razones de mayor peso hay que buscarla "en los cambios demográficos de Alemania".
"Nuestros clientes habituales están envejeciendo y ya no beben tanto, mientras que la población se vuelve más cuidadosa de la salud y consume menos alcohol de lo que solía hacerlo", agregó.
Pero no toda la población registra este cambio de gustos que afecta un producto que era considerado hasta hace poco un ingrediente de la dieta básica de los alemanes.
En efecto, los jóvenes están volcándose cada vez más a licores y bebidas con alta graduación alcohólica resignados a haber sido destronados hace ya algunos años por los checos como los mayores bebedores de cerveza del mundo.
A los cambios de comportamiento de la población se suma también el factor económico. Algunas cervecerías ya aumentaron los precios de sus productos, mientras otras anticipan seguir la tendencia en los próximos meses.
¡Si los viera Guillermo!
"No se trata de aumentar las ganancias, se trata de cubrir los costos por el incremento de la materia prima", dijo Michael Moeller, director de la tradicional cervecía Hofbraeuhaus en Munich.
Ilustró en este sentido que en relación a una caja de cerveza, la malta de cebada cuesta ahora US$0,30 más, el lúpulo US$0,05 mientras que el precio de la energía en las fábricas subió un 10%.
Malta de cebada, lúpulo y agua fueron los tres ingredientes que Guillermo IV de Baviera estableció por decreto en 1516 para la fabricación de cerveza, a la que se agregó en el siglo XIX la levadura.
Conocida como "Reinheitsgebot" o "ley de la pureza" es considerada por algunos como una de las primeras regulaciones legales de un alimento. Si bien las cervecerías alemanas siguen sintiéndose orgullosas de respetarla al pie de la letra sin añadir a sus productos ningún aditivo químico, si viviera el duque que censuró desde su estado de Baviera la Reforma de Lutero, no dudaría en condenar por herejía a este cambio de hábito de los alemanes.
Las ventas de cerveza en Alemania cayeron un 2,7% en 2007, el nivel más bajo en quince años y una tendencia que se viene observando en la última década precisamente en el reino de la cerveza.
Según datos difundidos en Berlín por la Oficina Federal de Estadísticas, al tiempo que decreció este consumo, aumentó en un 18,1% el de bebidas no alcohólicas, gaseosas y jugos mezclados con cerveza.
La asociación, que agrupa a cerca de 1.300 cervecerías del país, cree que el mal rendimiento en las ventas del año pasado se debió en gran parte al último verano lluvioso y gris con una escasez de esos días de sol y esas noches cálidas que invitan a compartir una jarra... o varias.
Según su portavoz, Marc-Oliver Huhnholz, otro factor que incidió fue la falta de acontecimientos deportivos como la Copa Mundial de Fútbol de 2006, que permitió aumentar levemente las ventas.
Cambio de gustos
Pero al mismo tiempo reconoció que una de las razones de mayor peso hay que buscarla "en los cambios demográficos de Alemania".
"Nuestros clientes habituales están envejeciendo y ya no beben tanto, mientras que la población se vuelve más cuidadosa de la salud y consume menos alcohol de lo que solía hacerlo", agregó.
Pero no toda la población registra este cambio de gustos que afecta un producto que era considerado hasta hace poco un ingrediente de la dieta básica de los alemanes.
En efecto, los jóvenes están volcándose cada vez más a licores y bebidas con alta graduación alcohólica resignados a haber sido destronados hace ya algunos años por los checos como los mayores bebedores de cerveza del mundo.
A los cambios de comportamiento de la población se suma también el factor económico. Algunas cervecerías ya aumentaron los precios de sus productos, mientras otras anticipan seguir la tendencia en los próximos meses.
¡Si los viera Guillermo!
"No se trata de aumentar las ganancias, se trata de cubrir los costos por el incremento de la materia prima", dijo Michael Moeller, director de la tradicional cervecía Hofbraeuhaus en Munich.
Ilustró en este sentido que en relación a una caja de cerveza, la malta de cebada cuesta ahora US$0,30 más, el lúpulo US$0,05 mientras que el precio de la energía en las fábricas subió un 10%.
Malta de cebada, lúpulo y agua fueron los tres ingredientes que Guillermo IV de Baviera estableció por decreto en 1516 para la fabricación de cerveza, a la que se agregó en el siglo XIX la levadura.
Conocida como "Reinheitsgebot" o "ley de la pureza" es considerada por algunos como una de las primeras regulaciones legales de un alimento. Si bien las cervecerías alemanas siguen sintiéndose orgullosas de respetarla al pie de la letra sin añadir a sus productos ningún aditivo químico, si viviera el duque que censuró desde su estado de Baviera la Reforma de Lutero, no dudaría en condenar por herejía a este cambio de hábito de los alemanes.
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