La cuarta revolución industrial y la evolución
del empleo
El Economista - miércoles, 17 de
febrero de 2016
En los últimos tiempos, el tema
del futuro laboral ha estado candente tras el informe del Foro Económico
Mundial que calcula que, en los próximos diez años, la tecnología va a destruir
unos cinco millones de puestos de trabajo. Una cifra tan descomunal que ha
generado una reacción automática en muchos sectores de la sociedad, que
solicitan soluciones para frenar la sangría.
Ahora bien, también ha provocado
la reacción contraria, la de aquellos que han levantado la voz para defender
que la llamada Cuarta Revolución Industrial no va a traer la destrucción
directa de empleo, sino que cambiará y evolucionará los puestos de trabajo, que
serán diferentes a tal y como los conocemos ahora. De hecho, los estudios
indican que el 65% de los actuales estudiantes de primaria trabajarán en
puestos de trabajo y perfiles que no existen hoy en día.
La llegada de la máquina como
elemento de destrucción de puestos de trabajo no es nuevo. Podíamos remontamos
a hace más de 100 años, cuando se introdujo la máquina de vapor, o a los años
60 o principio de los 70, cuando la sociedad se enfrentó a una primera llegada
de robots en las líneas de montaje.
De la misma forma que el vapor no
reemplazó al grueso de la fuerza de trabajo humana, tampoco lo hicieron los
primeros robots, dado que su capacidad de adaptación era reducida y se requería
personas que pudieran enseñarles nuevas funcionalidades, a lo que se une la
necesidad de mantenerlos.
Complementarios
El aprendizaje de estas
experiencias permitió ser consciente de que la combinación de la capacidad del
robot, complementada con la capacidad de adaptación, pensamiento creativo y
fuera de lo normal del ser humano, genera un equipo de trabajo inteligente que
refuerzan los resultados positivos de su integración. Y esto es lo que ocurrirá
en la era de la Industria 4.0.
A todo ello, además, tendríamos
que sumar dos aspectos que no hay que perder de vista. El primero es que sería
necesario cambiar el sistema de consumo tal y como se conoce en nuestros días,
y que posiciona el trabajo como una unidad de intercambio de una sociedad
especializada, para que fuese viable una economía productiva basada en la
robótica, pues un número tan elevado de personas desempleadas, no permitiría
consumir los productos generados. Y esto no sucederá.
En segundo lugar, hay que tener
en cuenta las fuerzas que mueven la realidad de los mercados, y que hace que se
ajusten las cadenas de valor. Entonces, ¿son ciertos estos valores de los que
habla el WEF? ¿Es verdad que se van a destruir tantos puestos de trabajo? ¿Es
inevitable? ¿Hay algo que se puede hacer para contrarrestar esa situación?
Nuevas profesiones
Tenemos que tomar los datos con
precaución. Si bien la evolución tecnológica y la incorporación progresiva de
la robótica, y otras tecnologías de inteligencia artificial, en los procesos
empresariales e industriales desplazarán determinados puestos de trabajo
automáticos, dará lugar a un amplio abanico de nuevas profesiones que hasta
ahora nunca antes se habían imaginado.
Es evidente que la
microinformática ha permitido a las máquinas ser más precisas y cometer menos
errores que el ser humano, pero, por cada puesto de trabajo reducido, se
crearán otros que complementen o lleven a un nuevo nivel de conocimiento para
el que la tecnología no tiene todavía capacidad de adaptación. Tal es el caso
del análisis, la seguridad, las comunicaciones, la experiencia de usuario, y
muchos otros factores que acaban por marcar la diferencia entre el hombre y la
máquina.
De este modo, trabajos
administrativos, aquellos relacionados con las tareas productivas y
manufactureras, o algunos relacionados con la construcción y extracción, se
verán sustituidos por máquinas, pero se generarán nuevos empleos de valor de
los que actualmente existe una gran demanda y que se seguirán demandando en los
próximos años.
Los más demandados
Ingenieros, matemáticos e
informáticos se encuentran en el top de los más demandados con profesiones como
analistas de datos o data scientist, chief analyst, técnicos de sistemas cloud
y distribuidos, programadores, desarrolladores de inteligencia artificial y
especialistas en seguridad. Los comerciales especializados en estas áreas, así
como los diseñadores de experiencias de usuario también tendrán un buen futuro.
En definitiva, los grandes
progresos de nuestra sociedad no son fruto de un solo individuo, sino del
trabajo colectivo de muchos cerebros, que, utilizando las capacidades de la
tecnología para aumentar el alcance de su inteligencia, desarrollan nuevas
ideas y nuevos conceptos que hasta al momento habrían parecido imposibles. De
la misma forma, la robótica y la tecnología del siglo XXI hay que verlas más
que como una amenaza como un elemento potenciador de la capacidad humana para
superarse y buscar nuevos límites.
Daniel Parente, director general
de MBIT School
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