Los colores o cómo mantener tu marca en la
memoria de la gente
FORBES-martes, 9 de febrero de 2016
La personalidad de tu marca y la
lucha por mantenerla en la memoria de tus clientes potenciales es el objetivo.
Y en esta tarea los colores ganan importancia.
En un estudio denominado Impact
of color on marketing, Satyendra Singh demostró que el color es una gran fuente
de información. En los primeros 90 segundos que observamos una marca, es el
color en lo que más nos fijamos y recordamos. Entre el 60 y el 90% de los
juicios rápidos que realizamos sobre una marca, sin conocerla, se basan en su
color y en lo que nos hace sentir. Así, el uso prudente y estudiado del color
puede permitir a las marcas mejorar su memorabilidad y lo que quieren hacer
sentir a sus potenciales consumidores.
¿Por qué los colores crean
emociones y nos ofrecen información sobre las marcas? Por ejemplo, el rojo
estimula la percepción de pasión, energía, intensidad, acción… El azul es
confort, fortaleza, conservadurismo, calma. El amarillo transmite alegría,
optimismo. El verde es esperanza, salud, naturaleza, confianza. El naranja,
entusiasmo, amistad, creatividad. El púrpura es glamour, poder, pero también
nostalgia y romanticismo. El negro es seriedad, lujo. El rosa es amor, algo
dulce, calor. El marrón transmite confianza, apoyo. El blanco, honestidad, paz.
El gris, neutralidad, equilibrio. Todo depende, obviamente, de nuestras
percepciones e ideas, pero mayoritariamente los colores, quieran o no, indican
mensajes subyacentes que cualquier marca, y especialmente aquellos que estén
pensando en crear la suya propia, debe conocer.
Cada color hace que percibamos
cada marca de un modo distinto, y lo hagamos nuestro, reconocible. Y esto nos
ocurre desde niños. Un estudio de la Universidad de Ámsterdam indica que es ya
a partir de los 3 años cuando al ver un logotipo ―con su correspondiente color―
pensamos en un producto. A partir de los 8 años ya reconocemos y relacionamos
plenamente logos y productos.
El color de nuestra marca, pues,
debe ajustarse a la percepción que queramos ofrecer, y también a la percepción
que queremos lograr con nuestros productos. La coherencia es clave. Un producto
que no sea adecuado a un color determinado tendrá muchísimo menos beneficio
económico y menos coherencia, ya que no será adecuado a la «personalidad» de la
marca.
Esa personalidad y la lucha por
conseguir mantenerla en la memoria de las personas debe ser el objetivo, y por
eso los colores son tan importantes. Por ejemplo, en un experimento, la
diseñadora gráfica brasileña Paula Rupolo escogió determinados logos de las
principales marcas y les cambió el color, publicándolos en su web y preguntando
qué opinaba la gente. En su análisis destaca que todo el mundo ―aunque
reconocía obviamente los logos― los veía extraños y prefería los «antiguos».
Eso es así porque las marcas tienen una identidad con sus colores.
A menudo, algunas no necesitan
nada más (el rojo de Coca-Cola), o incluso sin color ni nombre (como el logo de
Nike o de Apple). Pero son los colores en lo que más (y de modo más inicial)
nos fijamos de una marca.
Para que la marca perdure se
intenta no realizar grandes cambios nunca en el color, o hacerlo sólo en
momentos puntuales o de necesidad absoluta. Lo que importa es el reconocimiento
al instante, que se basa en la repetición de ver esa marca ―y, por tanto, ese
color― de forma constante en el tiempo. Si cambiamos el color, el consumidor
tardará más en procesar en su cerebro la nueva marca.
En este sentido, es extraño, pero
comprensible, el reciente cambio de colores de McDonald’s. Si en Europa ya pasó
del rojo al verde (más sano, natural) con su logo en 2007, las nuevas versiones
de sus colores corporativos les lanzan a un cambio aún mayor. Como indican en
Puro Marketing, la compañía se está enfrentando en los últimos años a un
problema: los millennials y los niños, que deberían ser sus principales
públicos, no se están mostrando tan fans y han reducido su consumo de la marca.
«La firma no les comprende y tiene por tanto un serio problema. Los niños tienen
ahora paladares más educados que en el pasado y los millennials quieren comidas
más exóticas (les gustan los sabores del mundo) y más gourmets.»
Los millennials se preocupan por
aspectos como la calidad de los alimentos, la personalización y la ética. Ante
esta situación, la firma de comida rápida ha decidido intentar un acercamiento
a este público; para ello, una de las estrategias planteadas ha sido el uso del
color para asociar la marca a otros valores. Han creado toda una paleta de
colores asociada a todos sus productos, que intenta contribuir a que cambiemos
la idea que tenemos de ellos.
Los colores son emociones, y las
emociones son percepciones, también sobre las marcas.
Antoni Gutiérrez-Rubí-Asesor de comunicación y
consultor político. Experto en nuevas tendencias en el ámbito político, social
y empresarial. Articulista y autor de diversos libros.
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