Hay 5 cosas que incomodan a los millennials de ser
directivos
FORBES- 17 de Febrero de 2016
A los millennials les toca hoy
superar la angustia que provoca el primer cargo de liderazgo, ya sin un mentor
que los lleve de la mano. Te digo qué les incomoda cuando son directivos.
Debo confesar que casi me gana la
risa, pero me contuve. Un joven gerente que trabaja en una empresa de bienes de
consumo, se acercó a mí con cara compungida. Había recibido un ascenso
importante unas cuantas semanas atrás: pasó de no tener a ninguna persona a su
cargo a contar con más de veinte colaboradores. Lo que en un principio fue un
festejo, se estaba convirtiendo en una pesadilla. El aumento de sueldo y
prestaciones empezaba a perder brillo, y lo que antes era una estupenda
oportunidad de trabajo en un lugar divertido, se había vuelto en algo poco
disfrutable. ¿Por?
Cabizbajo, confesó que ya no
estaba tan seguro de tener cualidades de liderazgo. Se sentía totalmente
incapaz de motivar a su equipo. Estaba harto de recibir quejas y problemas, le
abrumaba tener que decir y repetir a cada quien lo que tenía que hacer y, por
si fuera poco, tenía que confrontar a su jefe continuamente a favor de su
gente. Se sentía en medio de dos fuerzas que chocaban constantemente: las
demandas de su grupo y las razones de la empresa parecían ir por rumbos
separados. Lo peor, desde su perspectiva, era que no se sentía parte del cuerpo
directivo ni de sus compañeros, que ya no lo veían como uno de ellos. Ya hasta
me borraron de sus cuentas de Facebook, se quejaba.
Este joven gerente no está sólo,
no es el único que se siente así. Ése es el mundo de los millennials que llegan
a posiciones directivas. Los primeros chicos que nacieron entre 1980 y 2000 y
pertenecen a una generación totalmente tecnificada, dejan de ser ese grupo que
llega tímidamente al mundo laboral, para ejercer en primera persona. Ya no
pueden posponer su entrada a la vida adulta. A estos nuevos directivos, la
independencia para actuar, flexibilidad de horarios y jefes que cumplan el rol
de mentores ya no les parece tan buena idea cuando les tocó a ellos desempeñar
el papel de subordinados.
Hay razones para que los
millennials se sientan incómodos en posiciones directivas:
Ningún joven de esta generación
disfruta estar encima de su gente
En vez de eso, prefieren ser
superiores que dejen pensar y actuar libremente a sus equipos. No disfrutan
desempeñar trabajos de supervisión. Están acostumbrados a trabajar por
objetivos, a recibir una guía del trabajo y a realizar tareas cumpliendo
tiempos de entrega y formar equipos que se organicen de la mejor manera que les
parezca. Es decir, les gusta pertenecer a un grupo, en vez de estar en
solitario revisando que los resultados se estén dando. Les cuesta trabajo
entender que el liderazgo tiene como elemento indispensable una diferencia en
niveles jerárquicos.
A un millennial le gusta recibir
consejos, no darlos
Ser un jefe que únicamente da
órdenes les genera incomodidad. Desean tener superiores que cumplan el rol de
mentores, es decir, que los guíen en todo el proceso y les briden las
herramientas necesarias para obtener los resultados que se esperan. Estar del
otro lado del umbral, no les gusta tanto.
Ser el que impone a un equipo
joven que cumpla el horario de 9 a 6 no les parece una gran idea
Estos nuevos profesionales
consideran que los horarios fijos son enemigos tanto de la motivación como de
la creatividad. Prefieren la flexibilidad de la que eran objeto antes de ocupar
una posición de responsabilidad.
Los ambientes de trabajo
colaborativos son los preferidos por estos nuevos ejecutivos
En ellos encuentran la
posibilidad de compartir tanto sus conocimientos como sus habilidades con
quienes los rodean, además disfrutan de aprender lo que otros profesionales
tienen para ofrecer. Pero, ser ellos los que deben llevar la voz cantante, en
vez de pertenecer al grupo, no les gusta tanto.
Los entornos laborales no sólo
deben ser colaborativos, sino también divertidos
Para estos jóvenes, la forma de
obtener buenos niveles de productividad, mejores relaciones entre compañeros,
aumento de la creatividad, depende de un entorno lúdico. Por ello, como jefes
deben encontrar estrategias que inciten a jugar o divertirse dentro de la
oficina, lo cual no siempre es compatible con el ejercicio del liderazgo.
Digo que casi me ganó la risa,
porque los millennials están empezando a recibir un poco del impacto cultural
que nos asestaron las nuevas formas de trabajo que tuvimos que aprender, dadas
las nuevas reglas del juego. Ahora ellos tendrán que asimilar el cambio que
ellos mismos pergeñaron y adaptarse a las formas de llevar la batuta. Esta
generación es dispersa y distraída, pero aunque parece que no prestan atención,
logran los resultados que les fueron planteados. No es igual estar solazados al
recibir instrucciones que sentirse ignorado al estarlas girando.
En el libro Millennials who
manage, Chip Espinoza y Joel Schwarzbart le advierten a estos nuevos líderes
que deben tener paciencia, ya que la solución a su descontento sólo llega con
el tiempo. Por lo tanto, no queda más que ser paciente. A este nuevo ejecutivo
no le queda más alternativa que esperar para que las aguas tomen su lugar y se
sienta a gusto en su posición directiva. Al pasar el tiempo, la relación con
sus antiguos colegas empezará a sentirse cada vez más normal y lo mismo
sucederá con su jefe. Todo mejorará.
También digo que casi me ganó la
risa porque así como a ellos, a todos nos toca enfrentar esa angustia que
provoca el primer cargo de liderazgo, en el que ya no nos llevan de la mano ni
nos dicen constantemente lo que tenemos que hacer. Esa inquietud que se
experimenta cuando se despliegan las alas para empezar a volar, la sentimos
todos, independientemente de la fecha que aparezca en nuestra acta de
nacimiento. A lo mejor la risa era de nervios.
Cecilia Durán Mena-A Cecilia le
gusta contar. Poner en secuencia números y narrar historias. Es consultora,
conferencista, capacitadora y catedrática en temas de Alta Dirección. También
es escritora.
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