¿Quién es responsable de que puedas usar
Google Maps o Waze?
FORBES -miércoles,
24 de febrero de 2016
En el último viernes de enero, el
alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, se reunió con un grupo de periodistas y
funcionarios del gobierno para dar a conocer la última iniciativa de su ciudad
en el área tecnológica: GeoHub, un portal de cartografía digital destinado a
reinventar la forma en que L.A. presta servicios.
Los mapas, por supuesto, son
herramientas vitales de todas las operaciones municipales. No importa si se
trata de planeación, transporte, seguridad pública, obras públicas o desarrollo
económico la cartografía es una pieza clave. Pero por primera vez una gran
ciudad había construido un panel de control digital en tiempo real que permitía
a cualquiera –empleados municipales, al público, a las ONG, startups o medios
de comunicación–acceder y usar esos mapas.
Garcetti describe cómo, después
de un terremoto, un bombero equipado con un iPad podría inmediatamente ser
capaz de encontrar las tomas de agua, las líneas de alcantarillado, equipos
eléctricos, toda la infraestructura de la construcción y la ubicación de otros
servicios de emergencia. Del mismo modo, una ONG que proporcione servicios a
las personas sin hogar podría ver cómo las ubicaciones de los refugios se ven
afectados por la actividad policial o la apertura de vinaterías. GeoHub, dijo Garcetti,
ayudaría a “mejorar la calidad de vida” en Los Ángeles. Luego se hizo a un lado
para dar paso al hombre que construyó GeoHub: Jack Dangermond, una
multimillonario de 70 años de edad y cabello cano que es el más improbable de
los magnates de la tecnología.
En estos días, Google Maps se ha
convertido en parte de la vida moderna, llevándonos de un lugar a otro de
manera eficiente y manteniéndonos al tanto de la ubicación de nuestro Uber,
pero mucho antes de que Google naciera, incluso antes de que nacieran sus
fundadores, fue Dangermond que inventó el mapa digital.
Esri, la compañía que Dangermond
fundó con su esposa, Laura, en 1969, ha trabajado en una relativa discreción
para convertirse en una de las potencias más improbables de la tecnología,
después de haber sobrevivido a los desgarradores cambios en la informática que
destruyeron a decenas de sus contemporáneos pioneros tecnología.
Dangermond ha adaptado hábilmente
el software de Esri a lo largo de los años, desde las minicomputadoras hasta
las estaciones de trabajo y luego las PCs, internet, la nube y los dispositivos
móviles. Esri, que aún es una empresa privada controlada por los Dangermond,
registró 1,100 millones de dólares (mdd) en ventas en 2014, y Forbes calcula su
valor en 3,000 millones. “El creó la industria”, dice John Hanke, quien durante
seis años dirigió los esfuerzos de mapeo de Google. Productos como Google
Earth, Google Maps y Google Street View, dice Hanke, “fueron construidos en los
hombros de lo que él ha creado”.
Hanke lo sabía. Mientras ayudó a
consolidar el dominio de Google en los mapas, también contribuyó a crear lo que
muchos pensaban que era la mayor amenaza que Esri había enfrentado. Pero
mientras que Google dirigía sus mapas sobre todo a los consumidores, Esri fue
capaz de aferrarse a su base de ingresos entre los usuarios más especializados,
los corporativos, el gobierno y otras organizaciones.
Google es genial para llegar a
casa, pero si eres, por ejemplo, la policía bávara y tienes que montar un cerco
de seguridad para el G-7, cerca de Munich y necesitas un panel de control
detallado en tiempo real que pueda localizar a cada equipo, oficial de policía,
vehículo de emergencia, paramédico , sitio de protesta, cierre de la carretera,
camino de montaña y punto de acceso a la sede de la cumbre, usarás Esri. El año
pasado, Google abandonó sus esfuerzos sobre mapas en el segmento corporativo y
comenzó a mudar a sus clientes a Esri.
Esri posee más de la mitad del
mercado del llamado software de SIG (abreviatura de “sistemas de información
geográfica”), y su tecnología es usada en todo el mundo por unas 350,000
empresas, agencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales, que
crean colectivamente 150 millones de nuevos mapas cada día. Los clientes
incluyen a la Casa Blanca, la Agencia de Manejo de Emergencias de EU y al
Servicio Geológico de EU; casi todas las ciudades y condados en Estados Unidos,
decenas en el extranjero y empresas de petróleo y gas; minoristas y empresas de
servicios públicos y grupos ecologistas.
UPS usa los mapas de Esri como
parte de una iniciativa para hacer sus rutas de entrega más eficientes, lo que
ya le ayuda a ahorrar más de 300 mdd anuales. Walgreens usa la tecnología de
Esri para elegir ubicaciones para nuevas tiendas, realizar un seguimiento de la
gripe y decidir a dónde debe expandir sus tiendas de productos de belleza. Y
las ONGs, entre ellas la Fundación Bill y Melinda Gates, han usado Esri para
ayudar a dirigir sus campañas contra la malaria y el ébola en África. “Una de
las áreas de la tecnología que han ido más lejos de lo esperado es el mapeo”,
dijo el cofundador de Microsoft Bill Gates a Forbes en un correo electrónico.
“Y podemos agradecer, en parte, a Jack Dangermond por sus esfuerzos durante
casi 50 años”. Gates añadió: “Es único en su clase.”
En muchos sentidos Esri es el
“unicornio” original, pero su ascenso al club de los 1,000 mdd es prácticamente
irreconocible por las normas de hoy. Dangermond nunca tomó financiamiento
externo, y además de un préstamo de 5,000 dólares de su madre en los primeros
días, Esri nunca pidió dinero prestado. Ha sido rentable desde el primer día.
“El capital de riesgo puede ser atractivo, aunque tiene un costo enorme”, dice
Dangermond durante una entrevista en su oficina. “Tienes que comprar la visión
de otra persona.” A través de los años Dangermond ha rechazado ofertas de
adquisición y cree que la decisión de permanecer privada ha dado sus frutos y
le permitió evitar las presiones a corto plazo del mercado de valores. Si bien
la empresa ha despedido a algunos empleados, nunca se vio forzada a despedir
para reducir costos.
Dangermond fue criado en
Redlands, California, una ciudad de aproximadamente 25,000 habitantes en ese
momento, cerca de 60 millas al este de Los Ángeles. Su padre era un jardinero
que había emigrado de Holanda, y su madre era asistente doméstica. Abrieron un
vivero de plantas, en parte para ganar lo suficiente como para enviar a sus
cinco hijos a la universidad.
Dangermond conoció a su futura
esposa, Laura, en la preparatoria, y los dos fueron juntos a Cal Poly, donde
Dangermond estudió ciencias ambientales y arquitectura del paisaje. Después de
casarse, Dangermond fue a la Universidad de Minnesota para estudiar diseño
urbano y en 1968 a Harvard, en parte por la oportunidad de trabajar en un
laboratorio que combina gráficos por computadora y análisis espacial y cuyos
miembros habían desarrollado algunos de los primeros softwares de mapas. “Tenía
una idea de cómo aplicar la cartografía automática a mi profesión”, dice, “pero
francamente yo estaba muy emocionado por la tecnología y curioso de cómo podría
usarla.”
Los Dangermonds se mudaron de
vuelta a Redlands y poco después comenzaron lo que entonces se llamó el
Instituto de Investigación de Sistemas Ambientales. Inició como una empresa de
consultoría inspirada en el laboratorio de la Universidad de Harvard, y
comprendía a los Dangermonds, un programador a tiempo parcial, un especialista
de datos y una secretaria. A medida que el tamaño de sus contratos crecía, los
Dangermond decidieron iniciar la construcción de herramientas genéricas con
mejores capacidades que permitieran a sus clientes hacer su propio mapeo y
análisis de datos. Esri lanzó su primer producto en 1982. “Nuestro negocio ha
cambiado”, dice Dangermond. Ese producto, ArcGIS, sigue siendo el buque
insignia de Esri.
Hoy en día 2,300 de sus 3,500
empleados trabajan fuera del campus de Redlands, cuyos jardines han sido
diseñados en buena parte por los Dangermonds. En el área no hay ninguna otra
empresa tecnológica importante, así que su cultura es sin duda peculiar. A los
empleados se les paga por hora, lo que Dangermond dice que la mayoría de ellos
aprecia, ya que les da flexibilidad. Algunos empleados, que hablaron bajo
condición de anonimato, se sintieron molestos por esa idea. Muchos empleados
han estado allí durante décadas, pero algunos dicen que los trabajadores que no
encajan son despedidos rápidamente. Hay algunas de las prestaciones de Silicon
Valley: Incluso Dangermond paga por sus propias comidas en la cafetería.
El mejor lugar para entender el
impacto global de Esri no está en Redlands, sino en San Diego, donde la empresa
lleva a cabo su gran conferencia de clientes cada verano. La reunión del año
pasado se llevó a cabo en un bochornoso día de julio, y cuando Dangermond subió
al escenario en un abarrotado centro de convenciones de San Diego, estaba claro
que era su evento: Fue el orador principal, anfitrión y maestro de ceremonias.
La audiencia de 16,000 –fácilmente el triple de la multitud que se reúne para
la conferencia de desarrolladores World Wide Developer Conference de Apple o el
Google I/O– viaja desde Suecia, Corea del Sur, Idaho, Indiana, Botswana y
Brasil, todos acuden allí para escuchar a un hombre que es considerado por
consenso una leyenda. Dangermond invita a los asistentes al escenario para
evangelizar sobre el poder del software de ESRI para combatir enfermedades,
agilizar la toma de decisiones y responder a los desastres naturales. El tema
del año fue “la aplicación de la geografía en todos lados”, y una y otra vez
Dangermond dijo a su público absorto que, “Estamos entrando en un periodo de
iluminación geográfica”.
Los mapas, una vez dominio de los
especialistas, están siendo democratizados en la era conectada a la nube, y el
software de ESRI comienza a extenderse mucho más ampliamente dentro de las
organizaciones. Walgreens lo ha usado desde 2000 para decidir dónde abrir
nuevas tiendas, pero en los últimos años ha publicado su WalMap, el cual está a
disposición de sus empleados para que puedan revisar las ventas tienda por
tienda, participación de mercado y las tiendas de la competencia. Walgreens
aumentó el número de usuarios internos de sus aplicaciones de mapeo en diez
veces en los últimos años, dice Jillian Elder, directora de inteligencia de localización
de la empresa.
En la Universidad de Stanford,
los investigadores en prácticamente todos los campos usan cada vez más
herramientas de ESRI para, por ejemplo, predecir el impacto del calentamiento
global sobre las mariposas en Madagascar o estudiar la incidencia de ciertos
tipos de cáncer cerca de los sitios contaminados. “Ha habido una explosión de
personas que piensan en su investigación en términos geo-espaciales”, dice
Julie Sweetkind-Singer, directora asistente de Servicios y Datos de Ciencia Geoespacial
y Cartográfica.
Ejemplos como ésos tienen a
Dangermond optimista; él cree que muchas más personas están viendo las cosas a
su manera. Él describe la oportunidad de manera sucinta: “En los próximos cinco
a 10 años podremos crecer exponencialmente.”
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