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jueves, 4 de febrero de 2016

Sí y no

 ¿China puede controlar su desaceleración?


FORBES- 4 de Febrero de 2016
Sí y no. China no puede detener una desaceleración, pero sí tiene que evitar una crisis grave. Y aunque necesita encontrar nuevos motores de crecimiento, no debe retirar de golpe los antiguos.



Nuestro escenario base no contempla una crisis desordenada en China, aunque esta posibilidad se considera como uno de los riesgos de cola potenciales más graves para los mercados financieros en 2016.

En el primer año de su decimotercer plan quinquenal, ¿China podrá controlar su desaceleración? Este país tiene muchos problemas:


I. El nivel de apalancamiento es demasiado elevado, y el crecimiento depende excesivamente del crédito. El ratio crédito-PIB se ha disparado hasta cerca de 250% en 2015, desde alrededor de 150% en 2008, y actualmente estimamos que en torno de 14% del PIB total se destina al pago de intereses a los acreedores. Debido a la desaceleración del crecimiento nominal, el servicio de la deuda resulta cada vez más problemático para las empresas chinas, que ya se sitúan entre las más sobreendeudadas del mundo, según el ratio deuda corporativa-PIB.


II. Existe un enorme exceso de oferta inmobiliaria. Durante el boom inmobiliario del periodo 2010-2012, el volumen de construcción superó a la demanda de vivienda nueva, dando lugar a un enorme inventario de viviendas sin vender. Si las ventas de viviendas siguen siendo sólidas, este exceso se reducirá el próximo año y la inversión en construcción se recuperará. En caso contrario, los precios de la vivienda reanudarán su descenso, la confianza de los consumidores se contraerá y las empresas constructoras sufrirán problemas financieros. El sector financiero chino también está fuertemente expuesto al sector de la vivienda y la promoción inmobiliaria.


III. China tiene un legado de exceso de capacidad industrial como resultado de las anteriores medidas de estímulo a corto plazo para impulsar el crecimiento. Esta situación provoca tres problemas principales:

Partes importantes de la base industrial no son rentables y necesitan la inyección de crecientes sumas de dinero público para seguir funcionando.
La base de empleo en China está demasiado ligada a esas industrias no rentables y necesita reconvertirse.

La sobrecapacidad de las industrias del pasado está bloqueando la llegada de soluciones nuevas, potencialmente más eficientes.

A partir de aquí, China necesita claramente encontrar nuevos motores de crecimiento. Retirar de golpe los antiguos motores de crecimiento de los bienes inmuebles y el desarrollo industrial sólo conduciría a un volumen de deuda cada vez mayor. Sin embargo, esas industrias del pasado necesitan ajustes: China no puede permitirse un desempleo masivo y/o una crisis del sector bancario.


Por inquietante que parezca todo esto, creemos que el gobierno chino tiene una buena oportunidad para gestionar este proceso. Prevemos que el crecimiento se desacelere hasta 6.2% en 2016 desde 6.9% en 2015. Pero, sobre todo, a pesar de las preocupaciones antes señaladas (que ya teníamos hace un año), el crecimiento en 2015 en realidad ha superado nuestras expectativas.


Las autoridades chinas cuentan con la ventaja de un sistema bancario controlado por el Estado. Por lo general, un fuerte auge de la inversión en una economía de mercado suele ir seguido de una oleada de quiebras, que repercute en la confianza de los consumidores, en el sentimiento empresarial y en los criterios más amplios de concesión de préstamos. China puede prestar apoyo a las empresas en dificultades repartiendo préstamos baratos, y de esa forma se escalonarían las quiebras empresariales y se prevendría una crisis.


El gobierno chino también dispone de recursos para proteger el sistema financiero, al contar con reservas en divisas por valor de USD 3.5 billones y un ratio de deuda-PIB de tan sólo 40%. Esto reduce la amenaza de un suceso de contagio al estilo de Lehman Brothers.



Adolfo Acebrás-Es parte del equipo de economistas de UBS Wealth Management Research. Se enfoca en los mercados de renta variable y renta fija de México.

   

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