Las 9 señales de que tus
compañeros de trabajo te odian (y no lo sabes)
El Confidencial - febrero de 2016
El mundo del trabajo, como el de
la escuela, es un circuito cerrado al que estamos obligados a asistir día tras
día. En la vida “privada” hacemos amigos y enemigos, pero existe la posibilidad
de frecuentar a los primeros y obviar a los segundos; de hacer que esas amistades
florezcan, enraícen y se vuelvan cada vez más productivas y de, sencillamente,
no tener relación con aquellas personas que nos caen mal. Eso, al menos, es lo
que suele hacer la gente sana mentalmente.
El trabajo, sin embargo, es el
ámbito en el que empleamos más horas de nuestra vida diaria, y ahí tenemos que
lidiar de manera especialmente intensa (y cauta) con nuestras filias y fobias y
con la presencia permanente de entidades que quizá no sean de nuestro gusto. Es
más que posible que le “caigamos mal” a algunos de nuestros compañeros de
trabajo sin que ni siquiera nos estemos dando cuenta. Una cierta “diplomacia
profesional” suele ocultar esos sentimientos negativos, ya que quienes sienten
tal animadversión hacia nosotros no quieren perjudicar sus propias carreras
mostrándola de manera demasiado evidente o infantil.
Así lo explica la experta Lynn
Taylor en su trabajo 'Tame Your Terrible Office Tyrant: How to Manage Childish
Boss Behavior and Thrive in Your Job' (“Doma a tu terrible tirano de la oficina:
Cómo manejar el comportamiento infantil de los jefes y crecer en tu trabajo).
Es importante entender, para empezar, que es imposible gustarle a todo el mundo
en un trabajo, igual que en cualquier otro tipo de medio. Los expertos conocen
el parecido con el mundo de la escuela del que hemos hablado: “Si sientes como
si hubieses vuelto al instituto, y notas que existen ‘pandillas’ de las que se
te excluye”, comentan, “ese es probablemente un indicio válido de que algo está
sucediendo”.
Como base, se recomienda mantener
una actitud abierta y positiva, y ofrecer siempre el beneficio de la duda, ya
que cuando quienes trabajan contigo se sienten a gusto y están confiados en tu
presencia “todo es más fácil”. Todos hemos vivido en algún momento una
situación laboral benigna en la que los chistes se comparten igual que las
cargas, y donde echar una mano no es un trabajo sino un placer. Pero, por
desgracia, la mayor parte conocemos también la otra cara de la moneda, y
sabemos que hay múltiples signos que, sin ser declaraciones de principios, sí
son indicios de una posible inquina. Para quienes no conozcan ese campo minado
de los piques, las rencillas, las zancadillas y los bulos, es importante
aprender a interpretar señales simples como estas:
1. La ausencia de sonrisas
Una cosa es un día serio, todos
lo tenemos, y otras una forzada ausencia de amabilidad y de gestos comunes de
empatía.
2. La ausencia de contacto visual
Si tus compañeros no son capaces
de “mirarte a la cara” mientras interactuáis, eso puede indicar una falta de
respeto o de aprecio. Interiormente, el ser humano cree que una mirada directa
puede permitir que una hostilidad larvada se note, así que tiende a evitarla.
3. Que, directamente, te eviten
Cuando los “buenos días” o el
“hasta luego” de rigor desaparecen y las respuestas a tus preguntas se vuelven
sucintas, algo puede estar pasando. Además, que se use principalmente el mail
como modo de comunicarse contigo pese a que se podría hablar, indica que algo
puede estar sucediendo.
4. Que se extiendan rumores sobre
ti
Aunque pueda sonar infantil y sea
un comportamiento totalmente reprobable, pasa todo el tiempo en entornos de
trabajo. Saber quién lo hace no es demasiado difícil. Demostrarlo puede ser
casi imposible.
5. Una gestualidad cerrada
Los gestos dicen mucho de
nosotros, incluso de aquello que pretendemos ocultar. Dos ejemplos de
gestualidad negativa serían las posiciones cerradas de escucha (brazos
cruzados, etc), que indican actitud defensiva, o el no levantar la cabeza del
ordenador o sus papeles cuando uno entra en la oficina.
6. El desacuerdo sistemático
Incluso el peor trabajador tiene
una buena idea alguna vez. Si alguien está en desacuerdo contigo SIEMPRE, es
que algo va mal más allá de tus capacidades o incapacidades.
7. El desinterés por tu vida
personal
Debemos entender que en el mundo
del trabajo el interés por la vida personal de los otros es un signo esencial
de cortesía, además de que ocasionalmente pueda implicar un interés “real”. Si
eres excluido de ese tipo de conversaciones, probablemente se te está diciendo
sin palabras que no eres bienvenido.
8. No compartir el “humor”
Otro elemento necesario para la
supervivencia en oficina es el desarrollo de un sentido del humor interno y
sectorial, lleno de chistes privados y sobreentendidos. Siempre existe, así que
si no eres parte de ese “círculo” quizá es porque no se confía en ti por algún
motivo.
9. Apropiación indebida
Por último, se puede llegar a
casos más graves, que superan las simples simpatías o antipatías como aquellos en
los que otros compañeros tratan de apropiarse del mérito de trabajos que has
llevado a cabo tú. Ahí debe uno defender su parcela sin duda con uñas y dientes
–aunque con la sempiterna diplomacia– porque la única credencial y la única
arma con la que cuenta uno al final del día, en un trabajo, es la calidad con
la que lo realiza y el valor que añade a la empresa.
Prestar atención incluso a los
indicios pequeños nos puede ayudar a solventar de manera anticipada situaciones
potencialmente problemáticas, evitar que se enquisten y fomentar un clima
cordial que, al cabo, es el que todos desearíamos. ¿O no?
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