El alza del dólar divide a las potencias cafeteras
entre ganadoras y perdedoras
The wall
street journal -jueves, 18 de febrero de
2016
El agricultor vietnamita Y Kua Mlo guarda café
en su dormitorio y se niega a vender. La moneda local, el dong vietnamita, está
vinculada al dólar, lo que le ha impedido beneficiarse del alza de la divisa
estadounidense. Su esposa quiere que deje de lado el café y se dedique a otros
cultivos.
En Brasil, en cambio, João Elvidio Galimberti
está plantando más café porque la brusca caída del real frente al dólar le ha
proporcionado más dinero por su cosecha.
La fortaleza de la divisa estadounidense genera
ganadores y perdedores en los mercados de materias primas. La tendencia está
ayudando a reconfigurar el comercio internacional de commodities, desde el
trigo hasta el café, y exacerba el exceso de suministro en mercados como el del
cobre. También ejerce presión sobre otros recursos naturales, como el petróleo,
al hacerlos más costosos para muchos compradores.
En el caso del café, el dólar fuerte ha causado
un desequilibrio entre los mayores productores del grano, Vietnam y Brasil, que
presiona el precio de robusta, la variedad de menor calidad que se utiliza en
el café instantáneo, al estimular un aumento en la producción de quienes se
benefician de la fortaleza del dólar y agravar el exceso de los que salen
perjudicados.
Esto podría tener un impacto a largo plazo en
la producción de café al alentar a los agricultores brasileños a producir más
granos en momentos en que sus colegas vietnamitas se desplazan hacia otros
cultivos, como la pimienta.
“Los precios del café han sido dolorosamente
bajos y ninguno de nosotros quiere vender los granos ahora”, explica Mlo, quien
vive en Dak Lak, la mayor región cafetera de Vietnam.
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Durante los últimos 12 meses, el precio de robusta
en dólares ha caído más de 29%. Puesto que el dong está atado al dólar, el
precio en moneda local en Vietnam registra una caída casi idéntica, de 27%, lo
que fomenta el acaparamiento.
“Los precios de la pimienta son más atractivos
que los del café en estos momentos”, reconoce Mlo, quien almacena su cosecha de
café en su dormitorio y una bodega.
Mlo puede obtener 34.000 dongs por kilo,
US$1,52, pero quiere que los precios de robusta asciendan a 40.000 dongs por
kilo antes de empezar a vender. Dice que esperará al menos hasta septiembre.
El acaparamiento ha contribuido a un exceso de
suministro en Vietnam que dificulta que la variedad robusta alcance ese precio.
En un síntoma del fenónemo, las exportaciones vietnamitas de robusta cayeron
más de 20% en 2015 frente al año anterior, según cifras de la aduana del país.
El descenso se produjo a pesar de una cosecha particularmente fuerte, dicen los
analistas.
Algunos corredores prevén que el café
almacenado llegará al mercado en algún momento y que, mientas tanto, este
excedente mantendrá los precios de capa caída.
Mientras la cotización de robusta caía para los
agricultores vietnamitas en dongs, subía para los productores brasileños en
reales y ahora casi no registra variaciones frente al año pasado. El real
acumula un retroceso de más de 30% ante el dólar en los últimos 12 meses,
golpeado por la crisis de la economía brasileña y el alza generalizada de la
divisa estadounidense.
Galimberti tiene su granja en Espírito Santo,
un estado del litoral atlántico cuyas exportaciones de robusta batieron un
récord el año pasado. “Este año estoy volviendo a plantar, como siempre, y
también estoy agregando más plantas”, manifestó. “A este precio, es
sostenible”.
Mientras los inventarios se acumulan en
Vietnam, los agricultores brasileños aprovechan un tipo de cambio favorable
para sacar al mercado tanto café como puedan, incluyendo granos que tenían
almacenados. Eso contribuyó a un aumento de 21% en las exportaciones de robusta
el año pasado, según información de CeCafé, la asociación de exportadores
brasileños de café.
En conjunto, Brasil y Vietnam producen más de
dos tercios de la variedad robusta en el mundo, según el Departamento de Agricultura
de Estados Unidos.
Brasil es, igualmente, el mayor productor de
café de variedad arábica, considerado de mayor calidad. Los precios en ese
mercado también se han visto afectados por el fortalecimiento del dólar, puesto
que los ingresos adicionales estimulan nuevas exportaciones de Brasil y
Colombia.
Las fluctuaciones de las tasas de cambio, junto
con episodios de sequía y el agotamiento de los inventarios en Brasil, podrían
cambiar rápidamente la dinámica entre los dos países, en opinión de algunos
analistas. Una reciente sequía en la región de cultivo de robusta en Brasil,
acompañada de un descenso de los inventarios, podría reducir el suministro y
elevar los precios en el curso de la temporada actual.
El dólar fuerte ha provocado distorsiones en todas
las materias primas.
Ha sido una de las razones del derrumbe de 20
meses en los precios del petróleo, que se ha encarecido para la mayoría de los
compradores. Nuevas alzas de la moneda podrían contribuir a una caída del crudo
a US$20 o US$25 el barril, según el banco de inversión Morgan Stanley.
Las divisas de los mercados emergentes han
sufrido el golpe más duro frente al dólar y muchos de estos países, desde Rusia
a Sudáfrica, son grandes exportadores de materias primas. Eso ha amortiguado el
golpe de la caída de los precios de los commodities y les ha permitido seguir
inyectando recursos como cobre y hierro a mercados sobresaturados, lo que ha
mantenido los precios deprimidos.
A pesar de la caída de 26% del precio del
platino el año pasado, Sudáfrica, su mayor productor, incrementó el suministro
en más 20%, según los cálculos de Johnson Matthey PLC, una corredora del metal
precioso. El rand perdió un cuarto de su valor frente al dólar en 2015.
El dólar también ha encarecido las
exportaciones estadounidenses. EE.UU. sustituyó a Canadá como el mayor
exportador de trigo del mundo, pero se dispone a perder el cetro este año a
manos de Rusia. El rublo anota un descenso de 19% ante el dólar este año,
mientras que el dólar canadiense ha bajado 10%.
El efecto del dólar sobre el café significa que
Mlo considera seriamente la recomendación de su esposa de dedicarse a otros
cultivos. “No es cómodo ver los sacos de café en la casa, pero no sabemos que
más hacer”, indicó.
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