¿Tus datos personales están seguros con el
internet de las cosas?
FORBES- 11 de Febrero de 2016
La interconexión digital de las
cosas cotidianas con el internet requiere de otro nivel de seguridad que siga
estos objetos en movimiento, a través de la nube.
Llegamos a la era tecnológica en
que los refrigeradores pueden ordenar la leche directamente a la tienda de
comestibles, nuestro auto puede hacernos saber que estamos a punto de pasar
junto al restaurante tailandés del que nuestros amigos están hablando en
Facebook, o nuestra bomba de insulina puede alimentar datos directamente al
médico. Esto es lo que llamamos el internet de las cosas (IoT) y ya está aquí,
pero hay un inconveniente: la seguridad.
Edward Snowden, violaciones
masivas de tarjetas de crédito y los hackers chinos han hecho de la seguridad
del internet una constante preocupación en todo el mundo, pero mientras el tema
de la seguridad está presente en todos los medios de comunicación, no está
presente en nuestros gadgets y en nuestra tecnología.
La tecnología está en todas
partes en nuestras vidas. Tu reloj inteligente ahora contiene datos médicos
importantes. ¿Qué ocurre con esos datos, ya que son transmitidos a través de tu
teléfono? ¿Podemos confiar en que éstos sean almacenados en algún lugar seguro
de la nube? ¿Qué pasa con la capacidad de abrir tu automóvil desde tu teléfono,
o incluso encenderlo –un hacker podría secuestrar nuestro trayecto–? Hoy
confiamos ciegamente en la seguridad de muchas de estas innovadoras
tecnologías.
A menos que integremos la
seguridad en estas tecnologías, estaremos expuestos a grandes riesgos, y la
tecnología cuya promesa era la de cambiar nuestras vidas para bien podría
resultar en algo dañino.
Si la seguridad se incorporara a
la perfección en cada teléfono inteligente, auto, termostato, impresora
Wireless, etc., que esté conectado a internet, no tendríamos que hablar o
incluso pensar en el riesgo de estos nuevos dispositivos, porque la seguridad
simplemente estaría allí. No tendríamos que preocuparnos de lo que podría
suceder cuando tomamos una foto de un cheque con nuestro teléfono o descargamos
una película en nuestra tablet o TV.
Si esta seguridad se implementara
de manera correcta, las posibilidades de innovación tecnológica no tendrían
límites. Ya existen algunas herramientas para ayudar a este problema, pero
asegurar un refrigerador o una casa inteligente es muy diferente de asegurar un
ordenador portátil.
Los mensajes de la nevera que se
dirigen al supermercado o de tu coche a Facebook pueden pasar por un ejército
de tecnologías de seguridad que se han construido en la nube –un punto
intermedio entre el dispositivo y el servicio con el que se está comunicando–.
La seguridad en la nube puede garantizarte, por ejemplo, que el archivo de
música que está siendo descargado en tu coche no contiene virus, también podría
verificar la identidad de tu teléfono cuando estás hablando con tu termostato.
Éste es un modelo completamente
diferente de hacer la seguridad en internet. En los días de las computadoras
portátiles y de escritorio, la mayoría de nosotros instalamos un software
antivirus para vigilar y protegerla. En el internet de las cosas, un
termostato, un reloj o una bomba de insulina no tienen la capacidad de
procesamiento o la vida de la batería para manejar una vigilancia constante.
Hay otro problema también: las
técnicas que utilizamos para la seguridad en una red corporativa no fueron
diseñadas para los dispositivos que se mueven de un lugar a otro.
En el pasado hemos construido el
equivalente a altas vallas alrededor de la red de una empresa y después
analizamos el tráfico que entraba por la puerta. En el internet de las cosas,
los elementos a menudo están en movimiento. Un coche, por ejemplo, podría estar
en la red de un proveedor de telecomunicaciones en Alemania, pero ¿qué sucede
cuando se cruza a Francia en un viaje por carretera? Necesitamos una cápsula de
seguridad que viaje con nosotros a través de la nube. Las “cosas” que están en
movimiento pueden ser más diversas de lo que piensas.
En otro caso de uso innovador,
los rinocerontes en Sudáfrica están siendo implantados con chips que toman en
cuenta su ubicación, telemetría y las condiciones de salud, y pueden indicar a
un avión no tripulado (dron) para entrar y ayudar si están siendo acosados por
cazadores furtivos. Todos estos casos de uso traen riesgo de manipulación
–imagínate a los cazadores furtivos hackers interviniendo en el sistema para
realizar el seguimiento del rinoceronte–, pero cuando existe la verdadera
seguridad, estas tecnologías son transformadoras.
Recuerdas Times Square en la
ciudad de Nueva York hace 40 años: era un paraíso de la prostitución, la
delincuencia y las drogas. Si tenías en aquella época familia, jamás hubieras
considerado el llevarlos a este sitio después del anochecer. Esto contrasta con
la imagen de Times Square en la actualidad: un turístico y colorido espacio de
tiendas, restaurantes y una visita obligada para cualquiera que visite la
ciudad. Ahora las marcas de mayor prestigio del mundo pagan una fortuna para
tener su nombre en los carteles alrededor de este sitio y de estar asociados
con la sensación que se vive allí. ¿Qué cambió y transformó el Times Square de
lo que era a lo que es hoy en día? Fundamentalmente se trata de la base
principal de la seguridad: políticas más duras que incluían una mayor presencia
de la policía y la tolerancia cero para el crimen. Con estas medidas de
seguridad en el ambiente, los turistas en Times Square ahora se sienten libres
y confiados de caminar, casi ajenos a las defensas que los protegen en el
entorno.
Es esa sensación, esa seguridad
la que necesita ser integrada en la estructura misma del internet de las cosas.
La seguridad de TI debe ser integrada en nuestra tecnología de la misma forma
en que se ha integrado en Times Square. Necesita ser más sencilla y discreta
sin entrometerse en nuestra intimidad, nuestra capacidad de innovar, o nuestro
modo de vida. Si podemos hacer que la seguridad en la tecnología se integre de
la manera más natural en todos los objetos, incluso podríamos sentirnos lo
suficientemente confiados para dejar de hablar de seguridad y comenzar a vivir
de acuerdo con el potencial que el internet de las cosas tiene para ofrecernos.
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