Las pesadillas de las mineras están cerca de
hacerse realidad
The wall street journal-lunes, 1 de febrero de
2016
Ivan Glasenberg, presidente
ejecutivo de Glencore PLC, rechazó las predicciones de que el cobre caería por
debajo de US$4.000 la tonelada, diciendo que era el precio de un escenario
apocalíptico. Sam Walsh, presidente ejecutivo de Rio Tinto PLC, dijo el año
pasado que la idea de que la cotización del mineral de hierro descendería a
US$30 por tonelada era propia de “fantasilandia”.
No fueron los únicos. “Una cosa
es cierta, el precio (del mineral de hierro) no va a caer por debajo de US$110
la tonelada en forma sostenida”, proclamó en abril de 2014 José Carlos Martins,
entonces director ejecutivo de metales ferrosos de la brasileña Vale SA.
Desde que Glasenberg realizó
tales comentarios en septiembre del año pasado, los precios del cobre se han
desplomado 20% y llegaron a US$4.300 la tonelada. En los últimos días han
repuntado y rondan los US$4.500, pero un creciente número de analistas proyecta
que pronto caerán por debajo de US$4.000 la tonelada.
El mineral de hierro se negociaba
a más de US$60 por tonelada cuando Walsh hizo los comentarios en febrero de
2015, pero en las últimas semanas ha descendido por debajo de US$40 la
tonelada, y ahora US$30 no parece tan lejano. El viernes cerró en US$41,50 y
algunos analistas dicen que este año el precio podría retroceder a menos de
US$30 la tonelada.
Voceros de Glencore y Rio Tinto
no quisieron comentar al respecto. Martins dejó Vale en noviembre de 2014.
El declive vicioso de los precios
de las materias primas está poniendo de cabeza las principales empresas de
commodities del mundo y desbaratando sus planes para hacer frente al peor
derrumbe en décadas. Algunas de las mayores mineras han suspendido sus
dividendos, eliminado miles de millones de dólares en deuda y recortado la
producción en millones de toneladas luego de que sus pronósticos sobre hasta
dónde podían caer los precios de las materias primas resultaron fallidos.
“He pasado por el infierno”, dijo
en octubre durante una conferencia sobre metales en Londres Richard Adkerson,
presidente ejecutivo de Freeport McMoRan Inc., en referencia a una canción de
Rodney Atkins. “Si está atravesando el infierno, siga adelante”.
Se cumplían tres años desde que
Adkerson vaticinó en una entrevista con The Wall Street Journal que los
proyectos de construcción en China darían lugar a “una demanda muy grande” de
cobre, lo que llevó a la empresa a invertir miles de millones en la expansión
de su producción y la construcción de grandes minas alrededor del mundo.
En una entrevista realizada la
semana pasada, luego responder las preguntas de los analistas tras anunciar una
pérdida de US$4.100 millones en el cuarto trimestre, Adkerson enfatizó que
Freeport “es muy realista sobre la situación a corto plazo”, pero que espera
que los precios se recuperen porque “a diferencia del mineral de hierro y el
carbón, el mundo no tiene enormes inventarios de cobre”. Reconoció que si los
precios “hubieran estado donde se ubican ahora” no habría invertido de forma
tan enérgica en minas de gran tamaño.
Las previsiones de que China
absorbería los grandes aumentos en la producción de cobre, hierro y otras
materias primas colapsaron. Hace un par de semanas, el país asiático reportó un
crecimiento anual del PIB de 6,9%, su avance más débil en 25 años.
No se trata única y
exclusivamente de que China esté comprando menos. Una de las razones detrás del
desplome de los precios y el declive de la capitalización bursátil es la
incertidumbre que impera entre los productores y operadores de Occidente sobre
las cifras exactas de producción y consumo del país asiático, dice Scott
Stewart, ex operador de Glencore y ahora presidente ejecutivo de Black Hawk
Resources Ltd., una empresa de corretaje de aluminio. “Todos sabemos que China
está mal”, asevera. “La pregunta es qué tan mal, y la falta de transparencia
está causando mucha incertidumbre y sentimientos negativos”.
Las acciones de las mineras están
en caída libre. En los últimos 12 meses, los títulos de Anglo American PLC, con
sede en Londres, y de Freeport han perdido cerca de 75% de su valor. Los de
Glencore han descendido casi 65%, mientras que los de Rio Tinto y BHP Billiton
Ltd. han perdido más de 40%.
Los analistas no creen que el
dolor ya pasó, debido a que aún ven un aparente desequilibrio entre la oferta y
la demanda.
Entre 2005 y 2014, por ejemplo,
el suministro de cobre refinado saltó 36%, a 22,5 millones de toneladas, según
datos del Grupo Internacional de Estudios del Cobre. Durante el mismo período,
el consumo anual de cobre aumentó 38%, a 22,9 millones de toneladas.
Ese crecimiento fue liderado por
China, mientras que el consumo cayó en otras partes del mundo, lo que hace que
los precios sean hoy más susceptibles a una desaceleración de la demanda del
gigante asiático.
Las importaciones totales de
cobre de China cayeron 2,2% interanual en 2015, a 8,6 millones de toneladas, el
tercer declive anual consecutivo. En términos monetarios, cayeron 19%, a US$38.400
millones. El suministro global del metal refinado subió 1,8% durante idéntico
lapso, según el Grupo Internacional de Estudios del Cobre, debido
principalmente al aumento de la producción de cobre refinado en China, que
trepó 4%. La cotización del cobre retrocedió 7% entre enero y octubre del año
pasado.
“Creo que en algún momento
tenemos que bajar del umbral de US$4.000”, dice sobre el cobre Robin Bhar,
director de investigación de metales de Société Générale SA. “Pienso que
tenemos que ver eso porque sería un incentivo para nuevos recortes de
producción”.
Rio Tinto y otras grandes
compañías de mineral de hierro, como BHP Billiton, han sido ampliamente
criticadas por inundar el mercado con un exceso de la materia prima, una
decisión que en opinión de los críticos como Glasenberg, de Glencore, aplasta
los precios a medida que la demanda china se desacelera.
El desplome del hierro ha
golpeado las finanzas de las grandes mineras, incluso los productores de bajo
costo como Rio Tinto y BHP. Esto eleva las probabilidades de que las empresas
tengan que recortar sus dividendos para apuntalar sus balances, algo que
parecía impensable hace apenas un mes. Anglo y Glencore ya lo han hecho.
Analistas, sin embargo, dicen que
las reducciones en la producción no son suficientes para contrarrestar la caída
de la demanda, a pesar de datos recientes sobre un alza del consumo de cobre
por parte de China y de la eliminación de 3% del suministro mundial del metal
rojo en los últimos 12 meses.
“Necesitamos ver más (recortes de
suministro) para que el mercado crea que habrá una escasez de cobre”, dice
Matthew Wonnacott, consultor de CRU Group. “No creo que el mercado se vaya a
quedar tranquilo hasta que vea sangre”.
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