Y EL CARIBE EN 2007
La inflación se mantuvo en un nivel moderado en casi todos los países, en tanto que los saldos fiscales y externos siguieron siendo positivos en la región en conjunto.
Pese a las turbulencias financieras sufridas en Estados Unidos, el desempeño macroeconómico de América Latina y el Caribe fue muy positivo en 2007, el cuarto año consecutivo de fuerte crecimiento. La inflación se mantuvo en un nivel moderado en casi todos los países, en tanto que los saldos fiscales y externos siguieron siendo positivos en la región en conjunto. En este contexto de crecimiento con estabilidad, el desempleo y la pobreza siguieron disminuyendo. El primer Objetivo de Desarrollo del Milenio para 2015, que consiste en reducir la extrema pobreza a la mitad de lo que era en 1990, está al alcance de la mayoría de los países.
Sin embargo, en 2007 se observó también una contracción en numerosas variables macroeconómicas importantes. En varios países, la situación fiscal comenzó a deteriorarse porque las tendencias a un aumento del gasto público superaron ampliamente los aumentos de los ingresos. Los saldos en cuenta corriente de la mayoría de los países comenzaron a debilitarse o ya eran negativos. La disminución reciente de las tasas de desempleo fue muy pequeña, lo cual parece indicar limitaciones estructurales de los mercados laborales. El alza de los costos de los alimentos y la energía en varios países comenzaba a reflejarse en una mayor inflación, en un momento en que las tendencias a una valoración de la moneda se habían nivelado y los trabajadores desocupados ya eran pocos.
En estas circunstancias, en 2008 se pondrá a prueba la solidez de las políticas macroeconómicas, la efectividad de las políticas sociales y la capacidad de respuesta de los sistemas políticos. No sólo será necesario preservar el crecimiento y la estabilidad, sino que habrá que responder también a las expectativas crecientes de los habitantes de la región de mejorar su calidad de vida y crear una sociedad más inclusiva y equitativa.
Perspectivas para 2008
Los riesgos continúan siendo moderados para la región en conjunto y para casi todos los países.
Las perspectivas de la región para 2008 son favorables, a pesar de la inestabilidad que podría seguir afectando a los mercados financieros internacionales. Diversas proyecciones apuntan a un crecimiento de 4% a 4,5% para la región en conjunto. La tasa será inferior a la de 2007 debido a la desaceleración del crecimiento en Estados Unidos, la posible moderación de los precios de los productos básicos que exporta América Latina y el surgimiento de limitaciones de la oferta en algunos sectores y países.
Las proyecciones sugieren también que la inflación tenderá a aumentar en varios países y que los superávit en cuenta corriente con el resto del mundo se debilitarán. En materia fiscal, se prevé una situación más difícil que en años recientes y es posible que en varios países comiencen a elevarse nuevamente los coeficientes de endeudamiento público. Aunque estas tendencias implican un cierto retroceso de la gestión macroeconómica, a juicio de la mayoría de los analistas los riesgos continúan siendo moderados para la región en conjunto y para casi todos los países, como lo reflejan los márgenes de los títulos de deuda.
No obstante, esta situación podría cambiar si se combinan varios factores adversos. No se puede descartar una recesión en Estados Unidos. El FMI ha calculado que su efecto sería una reducción de dos puntos porcentuales en la tasa de crecimiento de la región, pues afectaría al volumen del comercio internacional y los precios de los productos de exportación.
Los riesgos más imprevisibles, sin embargo, son los asociados a los mercados financieros internacionales. Aún no se conoce el desenlace completo de la crisis hipotecaria y financiera de Estados Unidos ni los efectos que podría tener en los mercados de deuda y en los flujos de capitales de los países latinoamericanos. La situación macroeconómica relativamente sólida de la mayoría de las economías emergentes de América Latina y de otras regiones ha mitigado hasta ahora los riesgos de inestabilidad financiera mundial. Muchas de estas economías nunca habían estado tan expuestas a los riesgos que las entradas masivas de capital representan para sus sistemas financieros y sus mercados internos de activos reales y financieros.
Más allá de las vicisitudes del panorama financiero internacional, el desafío primordial a mediano plazo para las economías latinoamericanas consiste en mantener tasas elevadas de crecimiento económico. Es indispensable mejorar la competitividad. Aunque algunos países ofrecen condiciones interesantes para las actividades productivas y las inversiones privadas, la región en conjunto ha avanzado poco en lo que se refiere a competitividad, a juzgar por los indicadores internacionales comparativos
Crecimiento, competitividad y desarrollo sostenible
Subsiste el desafío para la región de alcanzar una mayor competitividad en la economía mundial.
Aunque recientemente la mayoría de los países de América Latina y el Caribe han registrado las mayores tasas de crecimiento de los últimos 25 años, subsiste el desafío para la región de alcanzar una mayor competitividad en la economía mundial. El crecimiento en la región varía mucho de un país a otro y es más lento que en otros mercados emergentes. Asimismo, el crecimiento en la región se debe en gran medida a condiciones externas sumamente favorables, que eventualmente podrían cambiar.
Según el Global Competitiveness Report de 2007, informe que anualmente mide la competitividad de 131 países de todo el mundo, hay grandes disparidades entre los países de América Latina y el Caribe. Chile, ubicado en la posición 26 en el mundo, clasificó como el país más competitivo de la región, seguido de Barbados (50), México (52), Panamá (59) y Costa Rica (63). Los demás países de América Latina y el Caribe quedaron por debajo del promedio mundial. Paraguay, Nicaragua y Bolivia fueron los países de la región que ocuparon las posiciones más bajas.
De los 22 países de la región, 10 subieron en el ranking, 11 bajaron y uno se mantuvo igual. Honduras fue el que más subió (13 posiciones). Guatemala subió 10 posiciones; Costa Rica, 9; y Uruguay, 8. En el otro extremo, El Salvador, Argentina y Jamaica bajaron 10, 9 y 7 posiciones, respectivamente.
Cada año desde 2003, el Banco Mundial publica el informe Doing Business, un índice sobre el clima de negocios en 178 países. En el informe más reciente, Singapur, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Hong Kong y Dinamarca ocuparon los primeros lugares en el ranking, o sea que son los países con el clima de negocios más favorable. De los 24 países de América Latina y el Caribe incluidos en el ranking, Chile ocupó el primer lugar, en la posición 33, aunque bajó 5 posiciones. Ocho países subieron en el ranking, en particular Colombia, que subió 17 posiciones, pasando del lugar 83 al 66. Paraguay, República Dominicana y Trinidad y Tobago subieron 7 posiciones, mientras que otros 14 países bajaron en el ranking
Según el informe, Colombia estaba entre los 10 países del mundo que más reformas han hecho para facilitar el trabajo de las empresas. Entre esas medidas cabe señalar la mayor transparencia de la información que divulgan al público las compañías que cotizan en bolsa o que planean hacerlo, la simplificación de los pagos de impuestos y la mejora de los puertos y sistemas aduaneros a fin de acelerar los negocios transfronterizos.
Para afrontar el desafío de aumentar el crecimiento por medio de una mayor competitividad, el Banco Interamericano de Desarrollo, junto con el Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard y otros centros de investigación de América Latina y el Caribe, está llevando a cabo un amplio proyecto de investigación a fin de determinar cuáles son los factores que impiden que la región alcance tasas de crecimiento más elevadas y sostenidas. El proyecto incluye diagnósticos del crecimiento de 14 países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, México y Trinidad y Tobago.
El propósito de los estudios es determinar cuál es el obstáculo para el crecimiento cuya eliminación surtiría el mayor efecto. También se están realizando estudios de casos de exportaciones exitosas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Uruguay. Estas investigaciones facilitan la selección y formulación de políticas para mejorar la competitividad.
Entre las operaciones del BID continúan ocupando un lugar destacado los préstamos y las operaciones no reembolsables en apoyo de reformas para mejorar el clima de negocios, reducir los costos de transacción, mejorar el acceso del sector privado al financiamiento, especialmente de pequeñas y micro empresas, fortalecer las instituciones y crear mecanismos para facilitar el diálogo de los sectores público y privado
La inflación se mantuvo en un nivel moderado en casi todos los países, en tanto que los saldos fiscales y externos siguieron siendo positivos en la región en conjunto.
Pese a las turbulencias financieras sufridas en Estados Unidos, el desempeño macroeconómico de América Latina y el Caribe fue muy positivo en 2007, el cuarto año consecutivo de fuerte crecimiento. La inflación se mantuvo en un nivel moderado en casi todos los países, en tanto que los saldos fiscales y externos siguieron siendo positivos en la región en conjunto. En este contexto de crecimiento con estabilidad, el desempleo y la pobreza siguieron disminuyendo. El primer Objetivo de Desarrollo del Milenio para 2015, que consiste en reducir la extrema pobreza a la mitad de lo que era en 1990, está al alcance de la mayoría de los países.
Sin embargo, en 2007 se observó también una contracción en numerosas variables macroeconómicas importantes. En varios países, la situación fiscal comenzó a deteriorarse porque las tendencias a un aumento del gasto público superaron ampliamente los aumentos de los ingresos. Los saldos en cuenta corriente de la mayoría de los países comenzaron a debilitarse o ya eran negativos. La disminución reciente de las tasas de desempleo fue muy pequeña, lo cual parece indicar limitaciones estructurales de los mercados laborales. El alza de los costos de los alimentos y la energía en varios países comenzaba a reflejarse en una mayor inflación, en un momento en que las tendencias a una valoración de la moneda se habían nivelado y los trabajadores desocupados ya eran pocos.
En estas circunstancias, en 2008 se pondrá a prueba la solidez de las políticas macroeconómicas, la efectividad de las políticas sociales y la capacidad de respuesta de los sistemas políticos. No sólo será necesario preservar el crecimiento y la estabilidad, sino que habrá que responder también a las expectativas crecientes de los habitantes de la región de mejorar su calidad de vida y crear una sociedad más inclusiva y equitativa.
Perspectivas para 2008
Los riesgos continúan siendo moderados para la región en conjunto y para casi todos los países.
Las perspectivas de la región para 2008 son favorables, a pesar de la inestabilidad que podría seguir afectando a los mercados financieros internacionales. Diversas proyecciones apuntan a un crecimiento de 4% a 4,5% para la región en conjunto. La tasa será inferior a la de 2007 debido a la desaceleración del crecimiento en Estados Unidos, la posible moderación de los precios de los productos básicos que exporta América Latina y el surgimiento de limitaciones de la oferta en algunos sectores y países.
Las proyecciones sugieren también que la inflación tenderá a aumentar en varios países y que los superávit en cuenta corriente con el resto del mundo se debilitarán. En materia fiscal, se prevé una situación más difícil que en años recientes y es posible que en varios países comiencen a elevarse nuevamente los coeficientes de endeudamiento público. Aunque estas tendencias implican un cierto retroceso de la gestión macroeconómica, a juicio de la mayoría de los analistas los riesgos continúan siendo moderados para la región en conjunto y para casi todos los países, como lo reflejan los márgenes de los títulos de deuda.
No obstante, esta situación podría cambiar si se combinan varios factores adversos. No se puede descartar una recesión en Estados Unidos. El FMI ha calculado que su efecto sería una reducción de dos puntos porcentuales en la tasa de crecimiento de la región, pues afectaría al volumen del comercio internacional y los precios de los productos de exportación.
Los riesgos más imprevisibles, sin embargo, son los asociados a los mercados financieros internacionales. Aún no se conoce el desenlace completo de la crisis hipotecaria y financiera de Estados Unidos ni los efectos que podría tener en los mercados de deuda y en los flujos de capitales de los países latinoamericanos. La situación macroeconómica relativamente sólida de la mayoría de las economías emergentes de América Latina y de otras regiones ha mitigado hasta ahora los riesgos de inestabilidad financiera mundial. Muchas de estas economías nunca habían estado tan expuestas a los riesgos que las entradas masivas de capital representan para sus sistemas financieros y sus mercados internos de activos reales y financieros.
Más allá de las vicisitudes del panorama financiero internacional, el desafío primordial a mediano plazo para las economías latinoamericanas consiste en mantener tasas elevadas de crecimiento económico. Es indispensable mejorar la competitividad. Aunque algunos países ofrecen condiciones interesantes para las actividades productivas y las inversiones privadas, la región en conjunto ha avanzado poco en lo que se refiere a competitividad, a juzgar por los indicadores internacionales comparativos
Crecimiento, competitividad y desarrollo sostenible
Subsiste el desafío para la región de alcanzar una mayor competitividad en la economía mundial.
Aunque recientemente la mayoría de los países de América Latina y el Caribe han registrado las mayores tasas de crecimiento de los últimos 25 años, subsiste el desafío para la región de alcanzar una mayor competitividad en la economía mundial. El crecimiento en la región varía mucho de un país a otro y es más lento que en otros mercados emergentes. Asimismo, el crecimiento en la región se debe en gran medida a condiciones externas sumamente favorables, que eventualmente podrían cambiar.
Según el Global Competitiveness Report de 2007, informe que anualmente mide la competitividad de 131 países de todo el mundo, hay grandes disparidades entre los países de América Latina y el Caribe. Chile, ubicado en la posición 26 en el mundo, clasificó como el país más competitivo de la región, seguido de Barbados (50), México (52), Panamá (59) y Costa Rica (63). Los demás países de América Latina y el Caribe quedaron por debajo del promedio mundial. Paraguay, Nicaragua y Bolivia fueron los países de la región que ocuparon las posiciones más bajas.
De los 22 países de la región, 10 subieron en el ranking, 11 bajaron y uno se mantuvo igual. Honduras fue el que más subió (13 posiciones). Guatemala subió 10 posiciones; Costa Rica, 9; y Uruguay, 8. En el otro extremo, El Salvador, Argentina y Jamaica bajaron 10, 9 y 7 posiciones, respectivamente.
Cada año desde 2003, el Banco Mundial publica el informe Doing Business, un índice sobre el clima de negocios en 178 países. En el informe más reciente, Singapur, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Hong Kong y Dinamarca ocuparon los primeros lugares en el ranking, o sea que son los países con el clima de negocios más favorable. De los 24 países de América Latina y el Caribe incluidos en el ranking, Chile ocupó el primer lugar, en la posición 33, aunque bajó 5 posiciones. Ocho países subieron en el ranking, en particular Colombia, que subió 17 posiciones, pasando del lugar 83 al 66. Paraguay, República Dominicana y Trinidad y Tobago subieron 7 posiciones, mientras que otros 14 países bajaron en el ranking
Según el informe, Colombia estaba entre los 10 países del mundo que más reformas han hecho para facilitar el trabajo de las empresas. Entre esas medidas cabe señalar la mayor transparencia de la información que divulgan al público las compañías que cotizan en bolsa o que planean hacerlo, la simplificación de los pagos de impuestos y la mejora de los puertos y sistemas aduaneros a fin de acelerar los negocios transfronterizos.
Para afrontar el desafío de aumentar el crecimiento por medio de una mayor competitividad, el Banco Interamericano de Desarrollo, junto con el Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard y otros centros de investigación de América Latina y el Caribe, está llevando a cabo un amplio proyecto de investigación a fin de determinar cuáles son los factores que impiden que la región alcance tasas de crecimiento más elevadas y sostenidas. El proyecto incluye diagnósticos del crecimiento de 14 países de la región: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, México y Trinidad y Tobago.
El propósito de los estudios es determinar cuál es el obstáculo para el crecimiento cuya eliminación surtiría el mayor efecto. También se están realizando estudios de casos de exportaciones exitosas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Uruguay. Estas investigaciones facilitan la selección y formulación de políticas para mejorar la competitividad.
Entre las operaciones del BID continúan ocupando un lugar destacado los préstamos y las operaciones no reembolsables en apoyo de reformas para mejorar el clima de negocios, reducir los costos de transacción, mejorar el acceso del sector privado al financiamiento, especialmente de pequeñas y micro empresas, fortalecer las instituciones y crear mecanismos para facilitar el diálogo de los sectores público y privado
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