Mejores enemigos y bestias negras
Todos los especialistas están de acuerdo a la hora de afirmar que el fútbol no es una ciencia exacta. Eso no quita que, según los dictados de la razón, a menudo debería de ser el más fuerte quien ganase... Sin embargo, algunos equipos se han hecho especialistas en darle la vuelta a ese razonamiento. Ya sea por superstición, mala suerte o bloqueo psicológico, algunas selecciones no se les dan nada bien a otras. FIFA.com se ha interesado hoy por esos "enemigos" que provocan pesadillas a sus rivales cuando sus caminos se cruzan.
Toda bestia negra que se precie debe dicha condición a su capacidad para crear problemas regularmente a algún otro combinado, sea cual sea el puesto en la clasificación, la plantilla o el momento de forma de ambos. Así, a pesar de las cinco estrellas que adornan su camiseta, hasta el gran Brasil ha sufrido el infortunio que nos ocupa a lo largo de su historia. La primera selección que trajo de cabeza a los auriverdes fue Uruguay. Los charrúas, vencedores del primer enfrentamiento entre ambos países (en 1916), doblegaron regularmente a la Seleçao durante más de 30 años, con el contundente 6-0 que le infligieron en 1920 como resultado más llamativo. El golpe de gracia se lo asestaron en el mítico Maracaná en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1950, donde, ante 200.000 espectadores entregados a la causa del país anfitrión, la Celeste alzó el trofeo Jules Rimet y, según la leyenda, hizo llorar a un país entero.
Más recientemente, los uruguayos han refrendado esa condición al mantener a raya a la selección canarinha de 1999 a 2007, ya que únicamente cayeron en la tanda de penales de la semifinal de la Copa América 2004, antes de volver a hacerlo en la misma ronda y del mismo modo en la edición de 2007 (unos meses más tarde, Uruguay volvió a ceder por 2-1 en la fase de clasificación para Sudáfrica 2010). Sin embargo, a veces una maldición puede ceder su sitio a otra...
Los azules aciagos de Brasil
Para los brasileños, el gafe del azul celeste de Uruguay dejó su puesto al más oscuro de la selección de Francia. Desde su derrota por 5-2 en la cita mundialista de 1958, los Bleus han adquirido la buena costumbre de batir a los sudamericanos en todos sus duelos en competición oficial, escribiendo las páginas más bonitas del balompié galo y con la exhibición en la final de Francia 1998 (3-0) como punto culminante. Del intenso choque de cuartos de México 1986 marcado por la clase de Michel Platini al recital de Zinédine Zidane en esa misma ronda de la edición de 2006, pasando por la final del Torneo Olímpico de Fútbol 1984 y la semifinal de la Copa FIFA Confederaciones 2001, vencer a los franceses se ha convertido en una misión imposible para los pentacampeones mundiales.
Si bien Francia parece haber encontrado su presa ideal, los franceses no olvidan, sin embargo, que durante mucho tiempo les tocó bailar con la más fea en sus duelos contra Alemania, que les cortó el paso en sus dos semifinales mundialistas consecutivas, en 1982 y 1986. Pero es que, en esta suerte futbolística, uno pasa rápidamente del papel de verdugo al de víctima.
Así, la propia Mannschaft se ha topado también con un obstáculo insalvable; mal que le pese a Gary Lineker, quien en 1990, tras una derrota de Inglaterra (¡frente a su bestia negra de la época!) declaró que "el fútbol es un juego sencillo, en el que 22 jugadores disputan un balón y, al final, siempre gana Alemania". Italia se ha dado el gusto de desmentir al ex goleador inglés cada vez que se ha interpuesto en el camino de los alemanes en la Copa Mundial de la FIFA. En 4 partidos contra la formación germana, la Squadra Azzurra ha sumado 3 victorias y 1 empate. El último triunfo significó la eliminación del país anfitrión en las semifinales de "su" Mundial, en 2006.
Grecia y el "Maracanazo" portugués
El panorama es aún más sombrío en el caso de Portugal, que ya ha perdido la cuenta de sus bestias negras. Francia se encargó de cerrar el paso a la formación lusa en las semifinales de la Eurocopa 1984, y repitió como verdugo en la misma ronda de la edición de 2000. Luis Figo y sus compañeros esperaban conjurar el maleficio en las semifinales de Alemania 2006, pero un penal transformado por Zidane no lo quiso así. El balance de los portugueses es todavía más preocupante frente a Italia. No en vano, la última victoria lusa se remonta al 22 de diciembre de 1976. Desde entonces, los Azzurri han obtenido ¡10 triunfos y 1 empate en sus 11 últimos enfrentamientos!
Al igual que los brasileños tuvieron su "Maracanazo" con Uruguay, la derrota que más entristeció a los seguidores portugueses hay que ponerla en el haber de Grecia. En la final de la Eurocopa 2004, en su propio feudo, Portugal se inclinó ante la practicidad de los hombres de Otto Rehhagel, ante la sorpresa general. ¿Pero fue realmente una sorpresa? Unos meses antes, en un amistoso, la formación lusa había arrancado un empate milagroso gracias a un penal en el último minuto (1-1). Otro aviso: unos días antes de la final, ambas selecciones ya se habían enfrentado en el partido inaugural del certamen. ¿Veredicto? "Sorprendente victoria de los griegos", se escuchó ya por entonces... En su último intento por aparcar la maldición, Portugal disputó un encuentro amistoso contra los campeones de Europa el pasado marzo. ¿Adivinan el resultado? Triunfo por 2-1 del combinado heleno, con un par de dianas de Yorgos Karagounis, jugador del... ¡Benfica de Lisboa!
Víctima y verdugo
Portugal tal vez se haya tranquilizado un poco encontrando su propio chivo expiatorio. En efecto, los ingleses no olvidarán fácilmente sus dos fatídicas tandas de penales en los cuartos de final de la Eurocopa 2004 y de la cita mundialista de Alemania 2006. En ambas ocasiones, con el mismo resultado: un Ricardo majestuoso bajo los palos y un triunfo portugués como consecuencia. En cuanto a Dinamarca, todavía no ha encontrado la fórmula para contener a la Furia Roja española. Torneo Olímpico de Fútbol 1920, Eurocopa 1984, Copa Mundial de la FIFA 1986, Eurocopa 1988... ¡todas las ocasiones son buenas para España a la hora de batir a los daneses!
En África, Egipto se ha erigido en un contrincante temible para Costa de Marfil. En sus 10 duelos disputados en las fases finales de la Copa Africana de Naciones, los Elefantes sólo salieron vencedores en una ocasión, en 1990. Las otras 9 confrontaciones se decantaron del lado de los Faraones, siendo especialmente sangrantes la final de la edición de 2006 y la semifinal de Ghana 2008, en las que los marfileños se presentaban como favoritos.
Así que ya habéis visto: ¡es un círculo vicioso! Ya sea por pura coincidencia, por ventaja psicológica o por el sistema de juego, cada selección tiene su víctima preferida y su verdugo habitual. Son muy escasas las formaciones que nunca han padecido los rigores de una bestia negra en su historia. En cualquier caso, en un deporte donde no cabe la lógica, las eternas víctimas tal vez se tranquilicen apoyándose en la célebre perogrullada que dice que "cuanto más dura una racha, más se acerca a su fin".
Todos los especialistas están de acuerdo a la hora de afirmar que el fútbol no es una ciencia exacta. Eso no quita que, según los dictados de la razón, a menudo debería de ser el más fuerte quien ganase... Sin embargo, algunos equipos se han hecho especialistas en darle la vuelta a ese razonamiento. Ya sea por superstición, mala suerte o bloqueo psicológico, algunas selecciones no se les dan nada bien a otras. FIFA.com se ha interesado hoy por esos "enemigos" que provocan pesadillas a sus rivales cuando sus caminos se cruzan.
Toda bestia negra que se precie debe dicha condición a su capacidad para crear problemas regularmente a algún otro combinado, sea cual sea el puesto en la clasificación, la plantilla o el momento de forma de ambos. Así, a pesar de las cinco estrellas que adornan su camiseta, hasta el gran Brasil ha sufrido el infortunio que nos ocupa a lo largo de su historia. La primera selección que trajo de cabeza a los auriverdes fue Uruguay. Los charrúas, vencedores del primer enfrentamiento entre ambos países (en 1916), doblegaron regularmente a la Seleçao durante más de 30 años, con el contundente 6-0 que le infligieron en 1920 como resultado más llamativo. El golpe de gracia se lo asestaron en el mítico Maracaná en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1950, donde, ante 200.000 espectadores entregados a la causa del país anfitrión, la Celeste alzó el trofeo Jules Rimet y, según la leyenda, hizo llorar a un país entero.
Más recientemente, los uruguayos han refrendado esa condición al mantener a raya a la selección canarinha de 1999 a 2007, ya que únicamente cayeron en la tanda de penales de la semifinal de la Copa América 2004, antes de volver a hacerlo en la misma ronda y del mismo modo en la edición de 2007 (unos meses más tarde, Uruguay volvió a ceder por 2-1 en la fase de clasificación para Sudáfrica 2010). Sin embargo, a veces una maldición puede ceder su sitio a otra...
Los azules aciagos de Brasil
Para los brasileños, el gafe del azul celeste de Uruguay dejó su puesto al más oscuro de la selección de Francia. Desde su derrota por 5-2 en la cita mundialista de 1958, los Bleus han adquirido la buena costumbre de batir a los sudamericanos en todos sus duelos en competición oficial, escribiendo las páginas más bonitas del balompié galo y con la exhibición en la final de Francia 1998 (3-0) como punto culminante. Del intenso choque de cuartos de México 1986 marcado por la clase de Michel Platini al recital de Zinédine Zidane en esa misma ronda de la edición de 2006, pasando por la final del Torneo Olímpico de Fútbol 1984 y la semifinal de la Copa FIFA Confederaciones 2001, vencer a los franceses se ha convertido en una misión imposible para los pentacampeones mundiales.
Si bien Francia parece haber encontrado su presa ideal, los franceses no olvidan, sin embargo, que durante mucho tiempo les tocó bailar con la más fea en sus duelos contra Alemania, que les cortó el paso en sus dos semifinales mundialistas consecutivas, en 1982 y 1986. Pero es que, en esta suerte futbolística, uno pasa rápidamente del papel de verdugo al de víctima.
Así, la propia Mannschaft se ha topado también con un obstáculo insalvable; mal que le pese a Gary Lineker, quien en 1990, tras una derrota de Inglaterra (¡frente a su bestia negra de la época!) declaró que "el fútbol es un juego sencillo, en el que 22 jugadores disputan un balón y, al final, siempre gana Alemania". Italia se ha dado el gusto de desmentir al ex goleador inglés cada vez que se ha interpuesto en el camino de los alemanes en la Copa Mundial de la FIFA. En 4 partidos contra la formación germana, la Squadra Azzurra ha sumado 3 victorias y 1 empate. El último triunfo significó la eliminación del país anfitrión en las semifinales de "su" Mundial, en 2006.
Grecia y el "Maracanazo" portugués
El panorama es aún más sombrío en el caso de Portugal, que ya ha perdido la cuenta de sus bestias negras. Francia se encargó de cerrar el paso a la formación lusa en las semifinales de la Eurocopa 1984, y repitió como verdugo en la misma ronda de la edición de 2000. Luis Figo y sus compañeros esperaban conjurar el maleficio en las semifinales de Alemania 2006, pero un penal transformado por Zidane no lo quiso así. El balance de los portugueses es todavía más preocupante frente a Italia. No en vano, la última victoria lusa se remonta al 22 de diciembre de 1976. Desde entonces, los Azzurri han obtenido ¡10 triunfos y 1 empate en sus 11 últimos enfrentamientos!
Al igual que los brasileños tuvieron su "Maracanazo" con Uruguay, la derrota que más entristeció a los seguidores portugueses hay que ponerla en el haber de Grecia. En la final de la Eurocopa 2004, en su propio feudo, Portugal se inclinó ante la practicidad de los hombres de Otto Rehhagel, ante la sorpresa general. ¿Pero fue realmente una sorpresa? Unos meses antes, en un amistoso, la formación lusa había arrancado un empate milagroso gracias a un penal en el último minuto (1-1). Otro aviso: unos días antes de la final, ambas selecciones ya se habían enfrentado en el partido inaugural del certamen. ¿Veredicto? "Sorprendente victoria de los griegos", se escuchó ya por entonces... En su último intento por aparcar la maldición, Portugal disputó un encuentro amistoso contra los campeones de Europa el pasado marzo. ¿Adivinan el resultado? Triunfo por 2-1 del combinado heleno, con un par de dianas de Yorgos Karagounis, jugador del... ¡Benfica de Lisboa!
Víctima y verdugo
Portugal tal vez se haya tranquilizado un poco encontrando su propio chivo expiatorio. En efecto, los ingleses no olvidarán fácilmente sus dos fatídicas tandas de penales en los cuartos de final de la Eurocopa 2004 y de la cita mundialista de Alemania 2006. En ambas ocasiones, con el mismo resultado: un Ricardo majestuoso bajo los palos y un triunfo portugués como consecuencia. En cuanto a Dinamarca, todavía no ha encontrado la fórmula para contener a la Furia Roja española. Torneo Olímpico de Fútbol 1920, Eurocopa 1984, Copa Mundial de la FIFA 1986, Eurocopa 1988... ¡todas las ocasiones son buenas para España a la hora de batir a los daneses!
En África, Egipto se ha erigido en un contrincante temible para Costa de Marfil. En sus 10 duelos disputados en las fases finales de la Copa Africana de Naciones, los Elefantes sólo salieron vencedores en una ocasión, en 1990. Las otras 9 confrontaciones se decantaron del lado de los Faraones, siendo especialmente sangrantes la final de la edición de 2006 y la semifinal de Ghana 2008, en las que los marfileños se presentaban como favoritos.
Así que ya habéis visto: ¡es un círculo vicioso! Ya sea por pura coincidencia, por ventaja psicológica o por el sistema de juego, cada selección tiene su víctima preferida y su verdugo habitual. Son muy escasas las formaciones que nunca han padecido los rigores de una bestia negra en su historia. En cualquier caso, en un deporte donde no cabe la lógica, las eternas víctimas tal vez se tranquilicen apoyándose en la célebre perogrullada que dice que "cuanto más dura una racha, más se acerca a su fin".
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