IMAGEN POSITIVA DE UN EQUIPO
Psicólogo Franz Rivera Mansilla
Todos, como personas, reaccionamos según nos vemos a nosotros mismos y según vemos y creemos que nos ven los demás. En deporte sucede lo mismo. Un equipo juega dependiendo de la confianza en sí mismo y de la imagen que capta en su equipo oponente. Aunque no siempre de forma explicita, verbal o conciente, el deportista, el equipo, se hace estas 4 preguntas (Tutko, 1984).
1. ¿Qué pienso de mi equipo?
Psicólogo Franz Rivera Mansilla
Todos, como personas, reaccionamos según nos vemos a nosotros mismos y según vemos y creemos que nos ven los demás. En deporte sucede lo mismo. Un equipo juega dependiendo de la confianza en sí mismo y de la imagen que capta en su equipo oponente. Aunque no siempre de forma explicita, verbal o conciente, el deportista, el equipo, se hace estas 4 preguntas (Tutko, 1984).
1. ¿Qué pienso de mi equipo?
“Somos un equipo guerrero, luchador”; “este año estamos mal”… aquí cobran importancia los pensamientos que se tengan, porque el equipo actúa según piensa y siente que es capaz. La labor del entrenador en los periodos de entrenamiento es fundamental para asentar en su equipo un tipo de pensamiento positivo y constructivo sobre sus posibilidades.
2. ¿Qué piensa el otro equipo del nuestro?
“Piensan que nos derrumbamos en las segundas partes”; “saben que estamos en un buen momento”… La respuesta define gran parte de la estrategia que se pondrá en práctica en el juego; el entrenador deberá analizar a fondo el equipo oponente, sus puntos fuertes y débiles… igual el entrenador del equipo oponente hará.
3. ¿Qué cree mi equipo que el equipo oponente piensa de nosotros?
Lo que el equipo puede pensar que se piensa de él, y lo que en realidad el equipo oponente piense, pueden ser dos ideas no coincidentes y, cuando esto ocurre, el resultado deportivo corre peligro (genera exceso de confianza, o temor u otro aspecto).
4. ¿Qué somos en realidad mi equipo y el equipo oponente? A esta pregunta es a la que deben contestar los deportistas y el entrenador, porque es la única que se apoya en datos reales y no en percepciones subjetivas. Los datos resultantes sirven de apoyo a la creación de una imagen positiva de equipo, manteniendo los aciertos deportivos y corrigiendo los errores cometidos.
Un equipo con imagen positiva se diferencia de otro con imagen negativa, en que: Es un equipo cohesionado; piensa en clave de ganador más que de perdedor; tienen reglas y normas precisas; mantiene una ética deportiva positiva; tiene una buena reputación y prestigio social, no necesariamente acompañado de éxitos deportivos y el entrenador es un reflejo de su equipo y viceversa.
Cambiar la imagen negativa a positiva de un equipo se puede hacer exteriormente (cambios en la vestimenta, las consignas y el nombre del equipo…), pero más profundo y duradero es el cambio si se hace internamente; para ello, el entrenador, deportistas, dirigentes… deben hacer un análisis exhaustivo de los factores a cambiar y la forma en que quieren hacerlo.
La evaluación de la imagen positiva de equipos a los que se quiere emular puede servir para listar los factores que se pretender conseguir y las razones para ello; porque tan importante es reconocer qué se quiere cambiar y hacia dónde; como también, reconocer el motivo.
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