¿Por qué los países escandinavos e Islandia encabezan todos
los rankings mundiales?
infobae.com
Ya sea considerando criterios de bienestar, de equidad, de
libertad o de corrupción, Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia parecen haber
encontrado la fórmula del éxito, superando incluso a EEUU y al resto de Europa
Cada vez que se publica una nota
periodística que informa sobre alguna nueva estadística comparativa de la
calidad de vida en los distintos países y regiones del mundo, el lector
encuentra que entre los diez primeros figuran siempre al menos dos de los cinco
países nórdicos (los cuatro de la península escandinava e Islandia).
Para entender por qué estas
naciones ubicadas en el norte de Europa alcanzaron los mayores estándares
mundiales de vida, Infobae tomó diez de los rankings más importantes y consultó
a especialistas.
La "flexiseguridad"
La historia de la modernidad ha
demostrado que una de las cosas más difíciles es consolidar un mercado de
trabajo que garantice, al mismo tiempo, protecciones sociales y niveles
elevados de eficiencia y competitividad. En la mayoría de los casos, los países
han tenido que optar, fortaleciendo una cosa y descuidando la otra.
Una de las claves de los países
nórdicos es haber sostenido en el tiempo un modelo que consigue aunar ambas
cuestiones.
"Una interpretación acertada
de la gran depresión llevó a todas las partes (incluidos los sindicatos) a
asumir tres compromisos duraderos: un primer compromiso con la apertura
comercial y con la calidad y la competitividad de las empresas, apoyadas sobre
la autorregulación del mercado de trabajo (minimizando el intervencionismo
legal), la inversión masiva en recursos humanos desde el sector público, y el
pleno empleo de la población (aunque con elevada rotación en los puestos de
trabajo), objetivo este último al que se subordinó la política monetaria",
explica Álvaro Espina, doctor en sociología por la Universidad Complutense de
Madrid, en diálogo con Infobae.
"El pacto social implícito
significó que las rentas salariales se subordinaban a las mejoras de
productividad, evitando la inflación de costes para preservar a la
competitividad", agrega.
El segundo compromiso destacado
por el sociólogo fue garantizar un elevado nivel de cobertura contra los
riesgos del mercado. Para hacerlo realidad, los trabajadores deben mostrarse
dispuestos a cambiar de trabajo y a capacitarse continuamente.
Este modelo conformado por
personas flexibles ante las demandas de las empresas, y un Estado capaz de
garantizar grandes protecciones sociales para compensar los desajustes del
mercado, se denominó "flexiseguridad".
"La flexiseguridad tiene
tres patas: la flexibilidad laboral, las políticas activas de empleo y una alta
cobertura social. Para que la flexibilidad laboral y la eficiencia económica
sean sostenibles en términos sociales, tiene que haber una alta cobertura
social. Esta es una de las claves del dinamismo de los países nórdicos",
dice a Infobae el sociólogo Gorka Moreno, profesor en del Departamento de
Sociología y Trabajo Social de la Universidad del País Vasco.
"El ejemplo paradigmático es
Dinamarca, donde un desempleado recibe por dos años el 90% de su salario
anterior", agrega.
Estas políticas, conjugadas con
el tercer compromiso señalado por Espina, una elevada dotación de servicios
personales a los hogares, son las que hicieron posible que Noruega sea el país
con menor desempleo de la zona euro, con un 3,20%, y que Islandia se ubicara en
el séptimo lugar, con un 6 por ciento.
También posibilitaron a estos dos
países ubicarse como los dos con una menor proporción de personas en riesgo de
caer en la pobreza de toda Europa, con 12,7 y 13,8 por ciento. En este rubro el
éxito de los nórdicos es abrumador, ya que Finlandia se ubica quinta, Suecia
séptima y Dinamarca décima.
Lo mismo pasa con la desigualdad.
Noruega es el país europeo con el coeficiente de Gini más bajo (22,6), Islandia
es el tercero (24), Suecia es el quinto (24,9) y Finlandia, el octavo (25,9).
En lo que respecta al índice de
desarrollo humano, una de las variables que reúne más información, Noruega es
el que encabeza la lista, con 0,955. Suecia está en el octavo lugar, con 0,916.
Otra de las claves del modelo de
bienestar nórdico es la prestación de servicios públicos gratuitos, pero de
calidad. Como en realidad no son verdaderamente gratuitos en ningún lugar, ya
que los usuarios pagan por ellos vía impuestos, los nórdicos saben que la única
manera de que los contribuyentes acepten pagar tasas elevadas es brindando un
buen servicio.
Por eso no piensan los hospitales
y las escuelas públicas sólo para los sectores de bajos recursos, sino también
para las más exigentes clases medias, que son las que además realizan un aporte
impositivo mayor.
"Si los sectores medios
también disfrutan de los beneficios del sistema público, se crea un círculo
virtuoso. Hoy en día las tasas impositivas medias en los países nórdicos están
en 45, 50%, pero eso redunda en calidad", dice Moreno.
Noruega es el segundo país del
mundo que más dinero invierte en salud en relación a su población, 8.987
dólares per capita. Dinamarca está en la sexta posición, con 6.684 dólares, y
Suecia en la décima, con 5.331.
Esa inversión favoreció un éxito
notable en la reducción de la mortalidad infantil. El país con la tasa más baja
del mundo es Luxemburgo, con 2,2 cada 1.000 nacimientos, pero luego vienen
Islandia, Noruega, Finlandia y Suecia.
"También es muy importante
la transparencia política -continúa Moreno-. Elementos asociados a la
corrupción tienen que ser borrados para que funcione el estado de bienestar. El
caso español es elocuente, porque con las altas tasas de corrupción de su clase
política, terminó debilitando al estado de bienestar como modelo".
Por eso no se pueden separar los
notables estándares de vida alcanzados por los países nórdicos, de la calidad
de sus instituciones democráticas. Dinamarca es el país con mejor puntaje (91)
en el ranking de percepción de la corrupción que realiza Transparencia
Internacional. Finlandia y Suecia aparecen terceros con 89, y Noruega quinto
con 86.
Los nórdicos son también los
países en los que la dirigencia política está más controlada, y donde más
probable es que reciban sanciones en caso de irregularidades, según la ONG
World Justice Project. La lista está encabezada por Dinamarca, Noruega, Suecia
y Finlandia.
Además, son las naciones con
mayores niveles de libertad de expresión. Según la misma ONG, Dinamarca y
Suecia son los que más la garantizan, Noruega está en el quinto lugar, y
Finlandia en el séptimo.
La importancia de la cultura
"El estado de bienestar no
deja de ser un gran pacto social entre capital y trabajo, y entre
socialdemócratas y socialcristianos, que en los países nórdicos tiene un
arraigo previo al del resto de Europa, desde principios del siglo XX. Es un
pacto que está unido a una ética protestante que se plasma en una ética del
trabajo y de la responsabilidad favorables a la generación de riqueza. En los
países del sur europeo, por la religión católica, más vinculada a la limosna y
a la beneficencia, la ética ha sido otra", explica Moreno.
Aunque resulte difícil creerlo,
la religión tiene una incidencia fundamental en las características de las
naciones, incluso cuando la mayor parte de la población ha dejado de ser
practicante. En su clásico La ética protestante y el espíritu del capitalismo,
el sociólogo alemán Max Weber explicaba a principios del siglo XX cómo el
protestantismo impulsó el desarrollo del capitalismo.
Sintéticamente, su hipótesis es
que se trata de un credo que sacó a la religión de los monasterios y le dio un
carácter religioso al trabajo y a la creación de riqueza, no como medios para
el goce personal, sino como fines en sí mismos, por tratarse de formas de
engrandecer a la comunidad y así realizar la obra de Dios. De esta manera, se
fue gestando en los países protestantes una ética y una disciplina del trabajo
difícil de hallar en las naciones católicas.
Esa ética del trabajo puede
explicar por qué, a pesar de tener garantizada una vida digna por el Estado,
los ciudadanos de los países nórdicos -todos ellos de mayoría protestante- no
disminuyen su esfuerzo ni su eficiencia a la hora de trabajar.
Pero la religión no es el único
factor que ha favorecido resultados sociales tan óptimos en estos países.
"También -dice Moreno- hay que tener en cuenta que son poblaciones
pequeñas. Suecia tiene 9,5 millones de habitantes, Dinamarca 5,6 millones,
Finlandia 5,3 millones, Noruega 5 millones, e Islandia 331.000. Eso permite que
haya una gran homogeneidad, lo que facilita mantener este tipo de políticas
-aunque también tiene sus consecuencias negativas-".
El mito de los suicidios
Uno de los argumentos que más se
utilizan para desacreditar los logros sociales de los países nórdicos son sus
supuestamente elevadas tasas de suicidio. ¿Si viven tan bien, por qué habrían
de quitarse la vida?
Según la Organización Mundial de
la Salud (OMS), en promedio, en los cinco países se producen 19,8 suicidios
cada 100.000 habitantes.
Es una tasa decididamente alta si
se la compara con la media de Sudamérica, que es de 10,6. Mucho más si se toma
el caso de países como Venezuela o Paraguay, donde apenas supera los cinco
suicidios.
Sin embargo, es un índice que
está apenas por encima de la media de Europa Occidental, que es de 17,2. O de
Estados Unidos, que es de 17,7. Países como Francia, Austria y Bélgica tienen
tasas superiores a los 20.
Pero hay dos datos adicionales
que terminan por desterrar el mito de que son los países en los que más gente
decide quitarse la vida. Por un lado, que el único que tiene una tasa verdaderamente
elevada es Finlandia (29). Los otros cuatro están por debajo de 19 y promedian
entre ellos 17,5; es decir, prácticamente lo mismo que Europa Occidental.
Por otro lado, la OMS muestra que
las regiones con problemas serios con el suicidio tienen estadísticas mucho más
altas. Es la realidad de Europa del Este, donde la tasa asciende a 34,9. Por
citar algunos casos, en Rusia es de 53,9 y en Lituania, de 61,3.
Esto no quiere decir que los
países nórdicos carezcan de problemas. Aunque sea obvio decirlo, no hay
sociedades sin conflictos ni vicios.
"Estos modelos a veces son
idealizados, pero también tienen sus claroscuros. Por ejemplo, tienen una
política muy restrictiva con el inmigrante que accede de forma irregular, por
cuestiones económicas. En Noruega, si un extranjero sin documentos va a
atenderse a un hospital público, los médicos tienen que denunciarlo. Funcionan
con una lógica de excesiva homogeneidad. No son sociedades tan ideales",
concluye Moreno.
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