Los Juegos Olímpicos de Sochi y
las tres R de Rusia
Forbes -febrero de 2014
Los Juegos Olímpicos de Sochi
ponen luz sobre la realidad de Rusia: tiene competencia en dos de las tres R:
resistencia financiera y activos con precios razonables, pero en cuestiones de
reformas estructurales aún enfrenta retos importantes.
Coincidiendo con la celebración
de los Juegos Olímpicos de invierno en la ciudad rusa de Sochi, los países
emergentes se han visto afectados por una fuerte salida de capitales, lo que ha
depreciado sus divisas con una intensidad no vista desde mayo de 2013, cuando
la Reserva Federal anunció por primera vez su intención de reducir las compras
de bonos. Entre los mercados emergentes, Rusia se encuentra en una posición un
tanto conflictiva dado que ha demostrado tener competencia en dos de las tres
R: resistencia financiera y activos con precios razonables, en tanto que la
tercera, reforma, aún plantea retos
importantes.
Rusia puede considerarse un país
afortunado en muchos sentidos: tiene un superávit por cuenta corriente
equivalente al 2% del PIB, una deuda externa que asciende a tan sólo el 14% del
PIB, un presupuesto prácticamente equilibrado y unas reservas en divisas
extranjeras cercanas a los 500,000 millones de dólares, además de fondos de
estabilización del petróleo por valor de 175,000 millones de dólares.
Dicho esto, resulta difícil
justificar que Rusia pertenezca al grupo de los cinco frágiles: Turquía,
Sudáfrica, India, Brasil e Indonesia, que sufren graves problemas de
financiamiento externo. Podemos entonces decir que Rusia ha aprobado la prueba
de resistencia financiera.
También obtiene buenas
calificaciones, gracias a los precios razonables de sus activos financieros. Su
mercado bursátil es el menos caro en el universo de mercados emergentes, ya que
cotiza a tan sólo 5 veces las ganancias estimadas para 2014, y sus bonos
soberanos cotizan con un diferencial de 246 puntos base respecto a los títulos
del Tesoro a 10 años, un margen superior al de países como México (217 puntos
base) que cuentan con muchos menos recursos financieros para su disponibilidad.
Sin embargo, a pesar del éxito de
Rusia con las dos R, a sus mercados financieros no les ha ido tan bien en el
último episodio de aversión al riesgo. En lo que va de año, el rublo se ha
depreciado un 5.6% frente al dólar y el índice bursátil del país ha caído un
11.1% en dólares. Ambos se sitúan muy por detrás del comportamiento medio de
los mercados emergentes.
Parte de esta rentabilidad
posiblemente obedezca a un contagio indiscriminado, ya que los inversionistas
se desprenden de todos los activos de mercados emergentes en función del
supuesto de «culpabilidad por asociación».
No obstante, hay razones para
sospechar que parte de la evolución del mercado ruso obedece a problemas
concretos del propio país, lo que nos lleva a los Juegos Olímpicos de invierno
en Sochi. El costo estimado de estos juegos, según el consenso de los medios,
asciende a 50,000 millones de dólares. Si se confirma esta cifra —que
representaría un excedente de gasto del 300% respecto al presupuesto original
de 12,000 millones de dólares— se romperían récords históricos de los juegos
internacionales.
A todas luces, Rusia está en
condiciones de hacer frente a estos altos costos, pero la escasa transparencia
que rodea a esta cifra no es sino una muestra de algunos de los temas
pendientes del país. Por ejemplo, en 2013, Rusia ocupó el puesto 127 en el ranking
de los 175 países que componen el Índice de Percepciones de Corrupción que
elabora Transparency International.
Entonces, ¿en qué se beneficiará
Rusia con los Juegos Olímpicos de invierno? La historia sugiere que incluso los
proyectos que implican costos tan grandes tienen un impacto transitorio en la
actividad económica general, dado que la mayor parte de la infraestructura se
utiliza una sola vez.
Y aunque los datos empíricos
sugieren que los Juegos Olímpicos de verano generan rentabilidades relativas
superiores en los mercados bursátiles del país anfitrión durante el año
posterior a los juegos, estos datos son mucho menos concluyentes en el caso de
los Juegos Olímpicos de invierno. Rusia ha incurrido en grandes gastos, de modo
que resulta probable que los juegos se celebren con eficacia e incluso con
cierta grandiosidad. Sin embargo, para el observador perspicaz, los juegos son
también una ventana que permite ver el funcionamiento de un aparato
gubernamental enorme e ineficiente, poniendo de manifiesto al mundo que, en lo
que a nuestra tercera R se refiere (las reformas estructurales), Rusia aún no
ha alcanzado el nivel requerido. Las otras dos R —resistencia y precios
razonables— están ya bien consolidadas. Los avances en materia de transparencia
y corrupción implicarían un poder económico y financiero aún mayor para Rusia,
y los mercados financieros del país comenzarían a tener el atractivo que
deberían tener.
Consideraciones legales. El
presente artículo ha sido preparado por el equipo de análisis de Wealth
Management Research de “UBS A.G.” y adaptado por Adolfo Acebras, Analista para
México de UBS Asesores México, S.A. de C.V. (en adelante, “UBS Asesores” y en conjunto
con UBS AG, “UBS”).
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