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jueves, 27 de febrero de 2014

Monsanto

Monsanto, eje del debate sobre seguridad alimentaria

 El Cronista - ‎jueves‎, ‎27‎ de ‎febrero‎ de ‎2014
¿Es Satanás o una salvadora? ¿Pecadora o santa? Hay pocas compañías que polaricen tanto la opinión como Monsanto, el grupo estadounidense de semillas transgénicas.
Para quienes critican a la compañía, es un despiadado gigante agrícola que usa tecnología para dominar la cadena alimenticia con sus semillas transgénicas y, al mismo tiempo, mantiene un severo control sobre los agricultores con sus patentes de semillas y acuerdos de licencia.

Pero sus defensores mencionan el rol de la compañía de elevar la productividad agrícola y la ven a la vanguardia del esfuerzo por aumentar los rindes agrícolas de cara a la creciente población mundial.
Hugh Grant, CEO de Monsanto, es muy conciente de esta dicotomía. Este escocés nacido en Larkhall, al sudeste de Glasgow, reconoce que la compañía debería haber interactuado con una audiencia más amplia. “En retrospectiva, creo que eso fue un error”, admitió Grant agregando que la dificultad en cualquier conversación con el consumidor es que poca gente sabe mucho sobre agricultura.
Sin embargo, rápidamente admitió que eso en si mismo no es una excusa. “No se puede enmarcar esto desde la perspectiva de que “el otro no sabe mucho del tema” porque todos tenemos una reacción visceral con respecto con los alimentos”, agregó.
En Londres, durante una conferencia, este ejecutivo de 55 años contó que la distancia que existe entre la compañía y el consumidor también es un problema: “La gente compra marcas y nosotros literalmente no tocamos al consumidor: hay mucho trabajo por hacer en pos de desmitificar lo que es un transgénico”.

Los comentarios de Grant reflejan la creciente preocupación entre las grandes empresas alimenticias sobre el acalorado debate sobre qué comemos. Los organismos transgénicos y Monsanto, la compañía de semillas más grande del mundo, están en el centro de esa preocupación, porque a la gente le inquieta la combinación de alimentos con tecnología.
Stacy Malkan de Amigos de la Tierra, sostiene que el dominio de Monsanto y otras empresas de la industria agropecuaria genera serias dudas sobre la seguridad del suministro de alimentos. “A la gente le preocupa que el sistema de producción alimentaria esté bajo control corporativo y que unas pocas compañías tengan el ADN de las semillas de los cultivos más importantes”, recalcó.

En la década desde que Grant asumió en 2003, las ganancias netas treparon de u$s 267 millones a u$s 2.500 millones. El valor de las acciones de Monsanto se multiplicó por diez a u$s 109, si bien está una tercera parte por debajo de su máximo histórico alcanzado durante la crisis alimentaria de 2008.
Grant se muestra muy animado cuando describe las nuevas áreas en las que está incursionando Monsanto y contó que sus inversiones en investigaciones relacionadas con enzimas y transmisiones de información genética, y de análisis de datos serán de gran ayuda para cumplir con su principal meta de elevar los rindes. “El objetivo final es aumentar el rinde, lo que creo va a hacer una desesperada necesidad”, contó.

Bill O’Connor de la administradora de activos Capital Innovations señaló que Grant preparó a la compañía para el crecimiento futuro. “Realmente colocó los cimientos para hacer crecer al grupo porque reinvirtió en tecnología y ciencia, y amplió sus plan de productos nuevos”.
Sin embargo, Doug Gurian-Sherman, científico del grupo ambiental Unión de Científicos Preocupados, comentó que las grandes compañías de semillas ayudaron a crear un sistema de agricultura poco sustentable, que promete la degradación del suelo, eleva el uso de pesticidas y herbicidas, porque los yuyos se vuelven resistentes
Grant está satisfecho de la cantidad de pequeños productores agropecuarios que están usando las semillas de Monsanto, cerca de la mitad de sus 17 millones de clientes son agricultores chicos. “Creo que esa es la causa del tremendo optimismo por los rindes agrícolas”, agregó. Pese a la polémica en torno a la compañía y su rol en la agricultura, queda claro que Grant disfruta de su rol.

“Mucho de lo que hacemos en agricultura tiene un significado –tiene una relevancia y aplicabilidad y hace una diferencia”, agregó. “El corolario de eso es que quedamos en el centro de la escena. Hay siempre una silla en la mesa y todos tienen opinión, pero prefiero estar ahí que en un lugar inocuo o irrelevante o cosmético”.

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