Liga MX: un negocio de goles… y
de 1,900 mdd
Forbes - viernes, 28 de
febrero de 2014
El gol es una celebración sublime,
pero hay algo más valioso y rentable: el negocio que los empresarios están
haciendo con los 18 equipos del fútbol mexicano y que, hasta hoy, les ha
permitido ofrecer grandes sueldos a los jugadores… y disponer de una audiencia
hipnotizada.
El valor de la colección de arte
de Carlos Slim supera los 800 millones de dólares (mdd). Pero, con todo y su
belleza, ninguna de las obras le permitía ser aclamado por las multitudes.
Algo más popular y nada artístico le podría dar más reconocimiento.
La noche del 12 de diciembre de
2013, en el Estadio Nou Camp, en León, los Panzas Verdes derrotaron al América
2-0 en la final de ida del fútbol mexicano. Carlos Slim, dueño de 30% del
equipo local, bajó a los vestidores para felicitar a sus jugadores. Días
después, el León derrotaba a las Águilas del América en el Estadio Azteca y
volvía a coronarse después de 21 años.
El fútbol en México es un deporte
que siguen más de 70 millones de personas y ganar una liga es, desde el punto
de vista de la mercadotecnia, más valioso que un cuadro de Monet.
Pero no es el único empresario
que tiene presente esta circunstancia. Los equipos del fútbol nacional tienen
un valor, en conjunto, de 1,901 mdd; éste es el costo de las 18 franquicias de
la Liga MX, donde Carlos Slim, Emilio Azcárraga Jean, Ricardo Salinas Pliego, y
empresas como Cemex, Femsa, Oceanografía, Cementos Cruz Azul, han decidido
invertir porque saben que ahí hay algo mucho más rentable que el simple cántico
de un gol.
Empresarios, al ataque
Pachuca, León y Estudiantes ya
son propiedad de Slim. El 31 de agosto de 2012, Grupo Pachuca anunciaba que
vendía 30% de sus activos a Grupo Carso. Desde aquel momento, el negocio del
fútbol mexicano se empezó a mover. También, hace unos meses, Grupo Salinas decidió
poner en la mesa más de 40 mdd para adquirir al Atlas, pese a que meses antes
las autoridades de la Liga MX habían sentenciado el fin de la multipropiedad
(que un empresario o empresa tuviera más de un equipo en su poder). Al menos 11
de los 18 equipos de la Liga MX, tienen detrás una empresa que los respalda.
Por esta injerencia, el balompié
nacional ha incrementado el valor de sus contratos de publicidad, de tv y de
sus jugadores. “La industria del fútbol mexicano se ha profesionalizado y eso
permite que haya mejores ingresos”, detalla Rogelio Roa, director de la
consultora deportiva Dreamatch Solutions.
Recientemente, la empresa
brasileña Pluri dio a conocer que la Liga MX está entre las cinco mejores del
mundo en el promedio de asistencia a sus estadios, lo que la coloca sólo por
debajo de la ordenada y metódica Bundesliga de Alemania, de la poderosa Premier
League de Inglaterra y de la Liga Española.
Al año se transmiten 560 partidos
de fútbol. Son cuatro las cadenas de tv que transmiten la Primera División:
Televisa (que cubre nueve clubes), TV Azteca (siete), Sky y Fox Sports. A excepción de Tigres y
Monterrey, el resto tiene su principal fortaleza en la venta de sus derechos de
tv; por eso Las Chivas del Guadalajara, pese a los malos resultados de los
últimos años, están “sanas” gracias a su contrato con Televisa que las dota de
100 mdd y al acuerdo que mantiene en Estados Unidos con Univisión por 80 mdd
hasta 2018.
Algo más: gracias a la evolución
de la tv satelital, la Liga MX es un producto de exportación. De acuerdo con
un simple ejercicio hecho manipulando un control remoto en una tv, un partido
del torneo local se puede ver en 41 países. Entre ellos algúnos que se antojan
surrealistas: Mauritania, Chad, Siria y Yemen.
Negocio en pocas manos
El pasado 15 de diciembre,
Ricardo Salinas Pliego, presentaba su nuevo negocio: el club Atlas de
Guadalajara.
Sin embargo, detrás de la
algarabía del club se asomaba otro factor: la ética deportiva que prohíbe que
una empresa o un grupo de personas sean capaces de contar con más de un equipo
bajo su propiedad. Más aun, en mayo de 2013,
Decio de María se había pronunciado por reglamentar la prohibición de
la multipropiedad, entre otras cosas porque impedía la sana competencia en el
negocio del fútbol.
La respuesta fue muy clara por
parte de los grupos de poder: Grupo Salinas compró el Atlas pese a tener a
Monarcas Morelia. Pero lo que hizo Ricardo Salinas Pliego no fue más que
confirmar que prácticamente la mitad del fútbol mexicano (entre la Liga MX y la
Liga de Ascenso) se halla bajo el esquema de la multipropiedad. Grupo
Televisa, Grupo Salinas, Grupo Pachuca-Grupo Carso, Cementos Cruz Azul, Grupo
Caliente, Oceanografía y la Familia López Chargoy, tienen el control de 45.4%
del fútbol profesional en México.
“Se ha criticado la
multipropiedad, pero hoy escuchas menos casos como Celaya o los extintos
Colibríes (franquicias que quebraron, no pagaron y sus jugadores recibían su
salario en una bolsa de plástico). No sé si es un mal necesario, pero también
es verdad que las televisoras han ayudado al fútbol mexicano”, argumenta
Rogelio Roa, quien también fue directivo de Jaguares de Chiapas.
Para Rodrigo Mort, las reglas del
juego son muy claras: “Para que un club se mantenga, necesita 70% de capital y
30% de conocimiento del deporte”.
Visto así, sin dinero, un equipo
no entra al juego.
¿Y la infraestructura?
El camino para estar en el top de
las mejores ligas del mundo no sólo pasa por la calidad de los jugadores, sino
también por la infraestructura en la que se disputan los partidos.
Paradójicamente, y aunque en los últimos 10 años el fútbol mexicano ha remodelado
sus inmuebles, han sido mejoras que difícilmente lo pueden reconocer por
disponer de los estadios más modernos del mundo.
Si hubiera que sacar una edad
promedio de los estadios del fútbol mexicano, ésta sería de 35 años; del año
2000 a la fecha, sólo se han construido dos (Omnilife y TSM), y se espera que
el próximo año concluyan las labores de la nueva casa de Los Rayados de
Monterrey. Lo único que reglamenta la Liga MX es que para 2015 todos los
estadios deben estar habilitados en su totalidad con butacas.
Además, los inmuebles de la Liga
MX no pertenecen en su mayoría a los clubes; generalmente, son de los gobiernos
estatales, asociaciones civiles o académicas.
Hasta que no ocurra esto, al
menos un par de veces al año, los hombres y las empresas más importantes de
este país se sientan en la misma mesa para charlar de fútbol: es la Asamblea de
Dueños.
Se reúnen en el Auditorio Joseph
Blatter de la Federación Mexicana de Futbol (FMF), para definir el rumbo del
deporte más popular de México.
En todas las juntas, los primeros
en salir —casi siempre— de las instalaciones son los representantes de los
dueños de las televisoras. No se van con las manos vacías. Consigo llevan una
carpeta con el logo de la FMF y, sobre todo, los planes para sostener un
negocio que hoy implica muchos millones de dólares.
Algo está claro: el fútbol dejó
de ser para románticos.
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