Odebrecht, un símbolo del auge y la caída de
la economía brasileña
The wall street journal- Diciembre de 2015
El magnate
brasileño de la construcción Marcelo Odebrecht era un candidato natural para
pronunciar el discurso de apertura en la escuela de negocios a la que asistió
en Lausana, Suiza. Como presidente ejecutivo de Odebrecht SA, dirigía la
constructora más grande de América Latina, con una cartera global de obras que
incluye el estadio donde juega el equipo de baloncesto Miami Heat —una
iniciativa de US$200 millones—, un proyecto portuario de US$1.000 millones en
Cuba y una de las mayores represas hidroeléctricas de África, en Angola.
En junio, dos días antes del
evento, las autoridades brasileñas cambiaron drásticamente los planes de
Odebrecht al arrestarlo bajo sospecha de haber desviado unos US$1.800 millones
de la estatal Petróleo Brasileiro SA, Petrobras. Los fiscales lo acusaron de
lavado de dinero, corrupción y delincuencia organizada.
Odebrecht, que permanece
detenido, y la empresa niegan cualquier irregularidad. La compañía calificó el
arresto de su máximo ejecutivo de “innecesario e ilegal”, ya que estaba
colaborando con la investigación.
Odebrecht, de 47 años, se sumó de
esta forma al elenco de un drama internacional que sacude los más altos niveles
de la política y los negocios de Brasil. Su empresa forma parte del selecto
grupo de multinacionales del país que han prosperado gracias a su habilidad
para transformar sus conexiones con el gobierno en contratos públicos,
financiación estatal y subsidios de los contribuyentes, de acuerdo con
analistas y ex ejecutivos de la constructora.
Odebrecht facturó US$46.000
millones el año pasado, casi la mitad fuera de Brasil. La firma, que emplea a
170.000 personas, ha construido en Brasil carreteras, astilleros, aeropuertos,
estaciones de metro y recintos para los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de
Janeiro. La compañía ha trabajado en proyectos en cuatro continentes. “Más que
una empresa, son un símbolo del Brasil moderno”, dice Thiago de Aragão, de la
consultora Arko Advice, de Brasília.
Los fiscales sostienen que
durante al menos una década, desde alrededor de 2003, algunas de las mayores
constructoras de Brasil, incluyendo Odebrecht, formaron un cartel para
repartirse el trabajo e inflar el precio de los contratos de Petrobras. Estas
empresas supuestamente sobornaron a políticos, partidos políticos y personas
ligadas a Petrobras, utilizando a menudo bancos offshore para ocultar las
pistas, dicen los investigadores. Petrobras dijo que fue una víctima y que
coopera con las autoridades.
El caso, conocido como Operación
Lava Autos, ha dado lugar a más de un centenar de arrestos y más de 30
condenas.
Marcelo Odebrecht, miembro de
tercera generación de una familia multimillonaria, apodado por la prensa
brasileña como “el príncipe del ladrillo”, es uno de los acusados más
prominentes. Su detención ha provocado una profunda revisión de las relaciones
de la empresa con el gobierno y su participación en las licitaciones.
Investigaciones sobre Odebrecht están en marcha en Suiza y Portugal, a las que
podrían sumarse pesquisas en Panamá, Perú y Ecuador, dijeron las autoridades.
A través de sus abogados,
Odebrecht prefirió no responder a múltiples solicitudes de comentarios para
este artículo.
Los problemas de la empresa, uno
de los mayores empleadores de Brasil, han exacerbado la crisis, dijeron
analistas. La construcción cayó 8,4% en los primeros nueve meses de 2015,
contribuyendo a la peor recesión en 25 años.
Aunque los proyectos en marcha
deberían mantener estables los ingresos de la firma, el futuro es incierto.
Petrobras ha prohibido nuevos contratos con Odebrecht y el gobierno brasileño
suspendió nuevos negocios con la empresa de construcción hasta que culmine la
investigación.
La compañía dijo que sólo 6% de
las ventas de su unidad de construcción proviene de contratos con el gobierno
brasileño y se negó a revelar la proporción de otras partes de la firma o el
detalle de sus ingresos del exterior.
Standard & Poor’s Ratings
Services redujo en junio la calificación de la filial de construcción de
Odebrecht al grado de inversión más bajo, citando “mayores riesgos de
reputación”. El miércoles, los bonos en dólares de la compañía con vencimiento
en 2025 cayeron a un mínimo histórico de 52,85 centavos de dólar.
Los fiscales alegan que las
filiales de Odebrecht usaron cuentas bancarias suizas para blanquear casi
US$270 millones en sobornos supuestamente pagados para obtener contratos de
Petrobras entre 2006 y 2014. El juez a cargo del caso, Sergio Moro, describió a
Marcelo Odebrecht como uno de los autores intelectuales, “directamente
involucrado con la práctica de estos delitos, y guió el trabajo de otros”.
Odebrecht fue fundada en 1944 por
el abuelo de Marcelo, Norberto, un descendiente de inmigrantes alemanes, en la
ciudad de Salvador, en la costa noreste del país.
La empresa ganó reputación
internacional por la calidad de su ingeniería y por cumplir los plazos fijados.
Su primer proyecto fue una represa hidroeléctrica en Perú en 1979. En 1984,
empezó la construcción de la mayor represa hidroeléctrica de Angola durante la
guerra civil del país y forjó buenas relaciones con el presidente José Eduardo
dos Santos, quien sigue en el poder. Odebrecht tiene 24.000 trabajadores en
Angola y es el mayor empleador privado del país.
La empresa y un socio completaron
la construcción de un ala del Aeropuerto Internacional de Miami luego de
problemas con la empresa anterior. José Abreu, ex director del aeropuerto, dijo
que Odebrecht fue “un gran socio” y ayudó a contener los costos.
En Panamá, en tanto, la compañía
se adjudicó proyectos públicos por US$8.500 millones desde 2006, equivalente a
20% de la producción del país.
Durante la década de 2000, el
presidente Luiz Inácio Lula da Silva trató de promover la reputación de Brasil
como potencia emergente global alentando la expansión de Odebrecht en el
extranjero. Representantes de la empresa participaron en las misiones diplomáticas
comerciales, según cables diplomáticos publicados este año por el Ministerio de
Relaciones Exteriores.
Los ingresos de Odebrecht
crecieron de US$5.500 millones en 2003, cuando Lula llegó a la presidencia, a
US$46.000 millones el año pasado. El banco de desarrollo de Brasil, conocido
como BNDES, ayudó a financiar el crecimiento de Odebrecht con préstamos
subsidiados por los contribuyentes. Entre 2007 y 2015, la compañía recibió más
de US$8.000 millones en créditos del BNDES para proyectos en el extranjero, lo
que enfureció a muchos brasileños que dijeron que el dinero debería haber sido
gastado para mejorar la infraestructura nacional.
La compañía se adjudicó algunos
de sus contratos más importantes en los países donde el izquierdista Lula tenía
buena relación con los líderes, entre ellos Venezuela, que durante 14 años fue
gobernada por el fallecido Hugo Chávez.
La relación del ex presidente
brasileño con Odebrecht y otras empresas locales es investigada por las
autoridades en un caso separado. Da Silva y Odebrecht han negado las
acusaciones.
Marcelo Odebrecht estudió
ingeniería en Brasil y obtuvo un MBA de la Escuela de Negocios IMD en Suiza,
donde fue invitado a hablar en junio. Aprendió el negocio familiar ocupando
diversos roles en las oficinas de Odebrecht en Brasil y en el extranjero,
incluyendo EE.UU.
En 2008, a los 40 años, fue
nombrado presidente ejecutivo, sucediendo a su padre, Emílio, y convirtiéndose
en una figura infaltable en las reuniones entre la presidenta Dilma Rousseff y
los líderes empresariales.
Odebrecht permaneció en contacto
con altos funcionarios del gobierno incluso después de que la compañía fue
acusada el año pasado en el caso Petrobras, según documentos policiales.
En noviembre pasado, una semana
después del arresto de ejecutivos de seis constructoras brasileñas, la agenda
de Odebrecht mostró una reunión en la residencia del vicepresidente brasileño,
Michel Temer, según los registros de un iPhone que la policía confiscó en su
dormitorio.
Un portavoz de Temer confirmó el
encuentro, pero dijo que Odebrecht la solicitó para tratar negocios de la
empresa, no la investigación judicial.
En las semanas previas a su
frustrada visita a Suiza, Odebrecht se preocupó por las consecuencias
financieras de la investigación. En una nota en su teléfono, según la policía,
se preguntó si la compañía estaría bajo la mira del Departamento de Justicia de
EE.UU. por infringir la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero.
En la mañana del 19 de junio,
Odebrecht fue detenido por la policía. Unas horas más tarde, su padre, Emílio
Odebrecht, presidente de la junta directiva de la compañía, envió un correo
electrónico a los empleados informándoles que las operaciones continuarían
normalmente.
Durante su testimonio ante el
Congreso en octubre, Marcelo Odebrecht se mostró confiado. Antes de que la
policía lo escoltara fuera del recinto, el empresario estrechó la mano y les
dio una palmada en la espalda a algunos legisladores.
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