Seis datos clave sobre las
calorías
Mens Health - diciembre de 2015
Un donut de 300 calorías no es lo
mismo que un muslo de pollo de 300 calorías. Seguro que eso ya lo sabías. Los
donuts disparan el nivel de glucemia y te dejan con hambre, mientras que el
pollo te aporta un montón de proteína saciante que ayuda al crecimiento
muscular.
Sin embargo, dejando de lado las
revistas de fitness y los boxes de CrossFit, las conversaciones sobre nutrición
raramente van más allá de las calorías. Las calorías figuran en los menús de
los restaurantes y en los envases alimentarios. Se cuentan con medidores de
actividad y aplicaciones de móvil.
Pongamos por caso la información
nutricional de las etiquetas: en lo que respecta a las calorías, los datos
pueden ser engañosos. ¿Por qué? Porque dan por sentado que todas las calorías
son iguales, cuando lo cierto es que el organismo trata las calorías de manera
diferente en función de su origen.
Por lo que respecta a ejercicio y
estilo de vida, varios estudios demuestran que no todos los medidores de
actividad cuentan las calorías correctamente, que el gimnasio posiblemente no
sea el mejor lugar donde quemarlas, y que los días que te quedas a trabajar
hasta tarde en la oficina (y la falta de sueño que conllevan) pueden engordar
más tu cintura que tu cuenta corriente.
1. Tu medidor de actividad no
cuenta bien
En un estudio norteamericano, 60
personas se pusieron una pulsera medidora, tras lo que entrenaron durante 1
hora. Posteriormente, los resultados de cada medidor se compararon con el
consumo total de oxígeno de cada participante, una medida fiable del gasto
calórico. ¿El veredicto? Las lecturas de todos los medidores probados
presentaban un error de entre el 9% y el 23%.
Solución
Usa el teléfono. Según otro grupo
de científicos, las apps para smartphone presentan menos variabilidad que los
dispositivos portátiles a la hora de contar pasos, que es con lo que mayormente
se calcula el gasto de calorías.
2. La información de las
etiquetas no es precisa
El número de calorías indicado en
los envases está basado en una fórmula de hace 100 años y puede tener un error
del 25%. El verdadero contenido calórico de un alimento puede ser inferior al
que consta en la etiqueta gracias al “efecto térmico”. El valor real depende de
lo que tiene que hacer el organismo para procesarlo.
Solución
Come más proteína. Las carnes y
las verduras son lo que más hace trabajar al metabolismo, al aportar entre un
20 y un 30% menos de calorías que carbohidratos simples como la pasta y el
helado, más fáciles de digerir. Limita los carbohidratos simples a menos del
10% de tu ingesta total.
3. Los antibióticos pueden
aumentar la ingesta calórica
No estamos hablando de lo que te
receta el médico, sino de lo que le compras al carnicero. Los estudios
preliminares revelan que las 14.780 toneladas de antibióticos suministradas al
ganado cada año pueden alterar el equilibrio de la flora bacteriana de los
intestinos, extrayendo calorías de los alimentos y poniéndolas a disposición
del organismo.
Solución
Compra productos orgánicos.
Además de comprar carne, leche y pescado que no contengan antibióticos, debes
comer muchas verduras y cereales integrales. Una dieta rica en fibra favorece
la proliferación de microbios que no extraen energía de manera tan eficiente.
4. Los alimentos procesados
aportan más calorías
Ya sabes que la bollería
industrial es una pesadilla calórica. Pero cualquier forma de procesamiento
descompone los alimentos, rompe las paredes celulares y reduce la energía
necesaria para la digestión. El procesamiento disminuye su excreción. El cuerpo
recibe y retiene más calorías.
Solución
Elige productos integrales Más
del 75% de las calorías que consuminos provienen de alimentos moderadamente
procesados o ultraprocesados. Tan sólo el 23% provienen de alimentos integrales
o mínimamente procesados. Tu objetivo: invertir esa proporción. Céntrate en alimentos
de un solo ingrediente, como pescados y frutas.
5. Puedes quemar más calorías
fuera del gym
Si pesas 82 kilos, con un
entrenamiento vigoroso de 30 minutos en una sala de pesas puedes quemar
alrededor de 245 calorías. Muy bien, pero no deja de ser una fracción de lo que
gastas cada día a través de la actividad termogénica no asociada al ejercicio físico.
De hecho, el gasto calórico
acumulado de tareas diarias como cepillarte los dientes y jugar al billar con
tus amigos después del trabajo es mucho mayor de lo que podrías soñar con
alcanzar en el gimnasio.
Solución
Muévete. Puedes incrementar tu gasto
calórico hasta 1.000 calorías al día moviéndote más. Por ejemplo:
- ir al trabajo en bici: 303
calorías en 40 minutos
- caminar durante una llamada
telefónica: 82 calorías en 30 minutos
- entregar 15 mensajes en persona
en vez de mandar e-mails: 29 calorías
- pasear al perro durante 30
minutos: 70 calorías
- recoger y limpiar la casa: 123
calorías
- darle un repasito a tu pareja
antes de dormir: 50 calorías
- Total de calorías extras
gastadas: 657, para un hombre de 82 kg de peso.
6. Dormir poco te convierte en un
imán de calorías
En un estudio de la Universidad
de Colorado (EE.UU), las personas que sólo pudieron dormir 5 horas por noche
consumieron un 6% más de calorías al día. Eso bastó para que engordaran 900
gramos en un plazo de 5 días.
Las personas que no duermen lo
que necesitan también presentan una probabilidad mayor de comer carbohidratos y
tentempiés muy calóricos después de cenar, hábitos asociados al incremento de
peso.
Solución
Hipnotízate. Cuando te acuestes,
imagínate a ti mismo haciendo un movimiento repetitivo una vez tras otra. La
visualización reduce la ansiedad y ayuda a activar el mecanismo de sueño del
cerebro.
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