¿Cómo será el liderazgo en el futuro?
FORBES- 8 de Diciembre del 2015
Manual del empresario Forbes. Las
empresas que apuesten sólo por las utilidades estarán destinadas a desaparecer.
El nuevo liderazgo buscará compañías que logren cambios en su entorno y que
estén dispuestas a comprometerse con el medio ambiente y la sociedad.
Para el año 2030 habrá cambiado
la generación que predomine como fuerza de trabajo en las empresas. Los
millennials serán los nuevos líderes y la generación Z será la que predomine en
empresas y corporativos. Estos jóvenes, nacidos desde 1992, seguirán a líderes
diferentes, querrán trabajar en empresas diferentes y sus motivadores también
serán diferentes. Para tratar de entender cómo podría ser una empresa rumbo al
2030 y cuáles podrían ser las claves para su permanencia, consultamos a
diversos expertos que nos compartieron su visión.
“La empresa como unidad de
rentabilidad, estrictamente como rentabilidad, quedó en el siglo xx. En el
siglo XXI la empresa debe entenderse como parte de un sistema social… Cuando la
empresa se vuelve esa unidad útil para el entorno, el propio entorno defiende
su existencia, y la empresa dura y se mantiene porque todos ganan; es un juego
de ganar-ganar”, dice José Antonio Lozano Díez, rector general de la
Universidad Panamericana (UP-IPADE).
Para el académico, existen
ejemplos muy claros de cómo la falta de ética en las empresas y tener una
mentalidad que sólo privilegie el incremento de las utilidades puede llevar a
experiencias como la de Enron en el año 2001 y como lo sucedido en Estados
Unidos con las hipotecas subprime: “Esas son consecuencias de un sistema
empresarial que fue pensado sólo desde el punto de vista individualista y
pensando en la rentabilidad. Hoy, las empresas tienen que estar pensando en
términos de lo que es la ciudadanía integral. Esto significa que se vuelven
parte útil del entorno y que están preocupadas por el medio ambiente y por la
situación social”.
Rumbo al año 2030, las empresas
deberán entenderse como unidades que procuren el bienestar de sus
colaboradores, de su entorno social, que contribuyan a no dañar el ambiente y
que sean disruptivas, que apuesten por la innovación.
Será un nuevo capitalismo.
Capítulo 1. Liderazgo
“La única cosa que crea futuro
son nuestras decisiones y ahí tenemos que aprender algo muy grande… ¿Qué
futuro queremos habitar? ¿El que otros creen o el que nosotros creemos?”, opina
Elena Espinal, master coach y pionera en la creación y aplicación de la cultura
del Coaching Ontológico.
El líder hoy día ya debe pensar
en el futuro como una construcción propia. Para Elena Espinal, existen dos
caminos: que los líderes decidan construir ese futuro o que terminen por
adaptarse a las creaciones de otros.
El control oculta el miedo: los
líderes deberán abandonar la idea de un futuro reactivo para darse cuenta de
que no sólo existe un sólo futuro, sino todos los futuros posibles imaginables.
Los líderes y las empresas deben pensar y tratar de visualizar lo que serán sus
organizaciones cuando ellos ya no existan: “Cuando les pregunto incluso a
gobiernos, ¿el futuro de un país es de seis años? Te contestan “sí”, porque es
el tiempo que nosotros vamos a estar y entonces esto te muestra que nosotros
creemos en un futuro que nosotros podemos controlar”. Por otro lado, la también
autora del libro Ecología del porvenir, asegura que la construcción del futuro
no se hace en solitario, se crea en equipos que entre más grandes e inclusivos,
mejor. El objetivo será que el equipo pueda verse en ese futuro y trabajar para
éste.
Los líderes deberán aprender que
las crisis no son algo negativo, las crisis significan que las reglas con las
que se jugaba no sirven más, claro que siempre se pueden encontrar las nuevas
reglas o “morir teniendo la razón”, dice.
A partir de inventar
posibilidades y de analizar tendencias también se puede crear futuro. La
tendencia debería ser abandonar el pensamiento lineal. De continuar con el
modelo paradigmático estaremos destinados a que el único futuro sea una
coherencia con el pasado: “Entonces decimos “así nos tocó”. No, no nos tocó, no
te diste cuenta, pero el estilo de decisiones tomadas desde ese modelo no
pueden construir un futuro diferente. Estos ejercicios hay que hacerlos en
grupo y desde un espíritu de co-creación y de diversión, no de obligación,
porque la creación del futuro es un ejercicio de libertad”.
Años atrás, que las empresas
hicieran un análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas)
era extraordinario, porque la velocidad del cambio era prácticamente a la par
de las generaciones, cada 20 años. Pero ahora, opina Espinal, este mismo
análisis permite tener sólo respuestas inmediatas. ¿La solución? Inventar
futuros.
Hoy se premia en las empresas a
la gente que produce resultados inmediatos, no se le deja a la gente levantar
la cabeza para mirar más lejos. El director de marketing de una empresa global
defiende marketing, el de finanzas defiende finanzas y el de ventas, ventas; y
se les olvida que ellos están ahí porque son el pensamiento estratégico más
importante de la compañía, que no son sólo representantes de su área, sino que
tienen un pensamiento global sobre la empresa. Los líderes, en este sentido,
deberán darse cuenta de que forman parte de un todo.
Las personas que lideren
organizaciones deberán inspirar a sus equipos a través de la capacidad de
acción y de mostrar los puntos hacia donde se tienen que dirigir. Las
herramientas para lograrlo estarán en la parte más humana de las personas, como
la inspiración, la pasión y su mismo poder. No lo podrán lograr aquellos
líderes que sólo ejerzan control y exijan obediencia: “No se es jefe porque se
sabe, se es jefe por la capacidad de relación y de creación de futuro y de un
futuro inclusivo, donde el empleado sienta que está en un lugar en donde hace
la diferencia”, dice Espinal.
Si esperamos que la empresa
perdure deberá dejarse a un lado el estilo del liderazgo tiránico y
controlador: “La visión de futuro es hasta donde yo puedo mirar, eso es lo que
hacen los dictadores, ellos dicen: “no nos podemos ir porque si no las cosas
cambian, ¿quieres algo de más control que eso?, ¿tienes algo de más desprecio a
los que están debajo?”.
Para Ray Hammond, futurólogo con
más de 30 años de experiencia y autor de más de 17 libros, un líder sobre todo
debe tener buen juicio, debe ser capaz de inspirar, de provocar que lo sigan y
lograr que su equipo tome buenas decisiones. Además, deberá emocionar a su
equipo y contagiarle entusiasmo.
Hammond en 1984 fue el autor del
primer libro en identificar la importancia de internet y, por ende para él, el
tema tecnológico tiene un lugar preponderante: “Los líderes deben entender que
la tecnología es una herramienta y deben ser flexibles para aprender, deben
estar abiertos a este cambio tecnológico. El líder deberá entender este doble
idioma tecnológico y combinar varios aspectos de la tecnología con los
equipos”.
El líder no puede permanecer
aislado y suponer que todo lo sabe. Deberá rodearse de consejeros y de gente
que le ofrezca diversos puntos de vista.
Sobre los competidores, Ray
opina que los líderes deberán conocer lo que está haciendo la competencia y
cuál es su valor. Para Eustaquio Martínez del Río, fundador y presidente
ejecutivo de Logos Consulting, se requiere sinapsis organizacional, esto
permite colaborar con los competidores para desarrollar una industria.
No deberemos perder de vista que
existen líderes que viven en una zona de confort y no detectan una necesidad de
cambio. La razón es simple, han tenido buenos resultados. A estos jefes,
Hammond les dice: “El hecho de que ahora (la empresa) esté bien, no garantiza
que mañana seguirá igual; debes cambiar ahora”.
Martínez del Río, creador del
sistema Logos, opina que los grandes corporativos tenderán a una mayor
integración logrando organizaciones aún más grandes. Sin embargo, las
medianas perderán fuerza frente a estos gigantes. Las pequeñas empresas
cubrirán los nichos que dejen las grandes corporaciones.
“El líder del 2030 debe ser un
gran gestor estratégico, debe tener una consciencia holística; es decir, tiene
que conocer los retos que va a afrontar la humanidad en esa época. También debe
tener dominio de la tecnología… ya no vamos a necesitar computadoras como las
conocemos hoy, estaremos conectados a través de nanosondas y empezaremos a ser
híbridos. (El líder) tendrá que ser un extraordinario comunicólogo, un experto
de la comunicación asertiva y tener gran capacidad de síntesis”.
El líder deberá provocar que
otros líderes también lo sigan, ser un formador de líderes y también un guía.
Para Martínez del Río, las empresas serán tan complejas que un solo líder no
podría conducir a las grandes organizaciones.
La autoobservación y la
inteligencia emocional son indispensables: “El líder deberá ser una persona
con alma y con espíritu, también con muchísima sensibilidad organizacional
para percibir lo que está pasando en su organización, en otras organizaciones
y en su entorno”.
El líder debe ser inclusivo. Sus
equipos estarán formados por personas con capacidades diferentes, con
diferentes preferencias sexuales, diferentes edades, credos y nacionalidades.
Para los líderes meditar es
importante: “Si no aprenden a meditar no tienen capacidad de observación de
alto nivel, deben aprender a observarse a sí mismos, porque si no te puedes
observar menos te puedes cambiar”.
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