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miércoles, 16 de diciembre de 2015

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Los analistas de acciones deberían temerle mucho a China


Bloomberg - miércoles, 16 de diciembre de 2015
El escenario que Fitch acaba de pintar es de empresas con una exposición desmesurada a China, muestra que los analistas de crédito son dolorosamente conscientes de las pesadillas que podrían esperar a las entidades de préstamo si la economía de China Continental se estanca. Entonces ¿por qué los analistas de acciones están tan ansiosos por retener a los inversores en la tierra soñada?
Las empresas en la región Asia Pacífico podrían sufrir una importante tensión de su solvencia si se congela el crecimiento en China, dijo la agencia de calificación crediticia en un nuevo informe. Las industrias más vulnerables son las del acero, el transporte marítimo, los productos químicos, la minería y la de petróleo y gas.

La propia Fitch admite que considera improbable que la expansión china colapse y caiga a sólo 2,3 por ciento entre 2016 y 2018, una cifra mucho más baja que la de 6,3 por ciento proyectada actualmente para 2017 por los economistas encuestados por Bloomberg.

Pero aunque un aterrizaje forzoso tan desagradable suene demasiado rocambolesco por ahora, al menos los analistas de crédito están discutiendo el riesgo. En cambio, la mayoría de los que eligen acciones se muestra indiferente ante las consecuencias regionales más amplias incluso de un aterrizaje menos accidentado. La depresión de las materias primas, por no mencionar la lenta depreciación del yuan estos últimos cuatro meses, son evidencia suficiente del debilitamiento de la demanda china. Y sin embargo, si bien hay una ansiedad justificable en Asia respecto al impacto que tendrá la suba de las tasas de interés en Estados Unidos sobre la prolongación de vencimientos de la deuda en moneda extranjera, se desestima el riesgo de una desaceleración grave y prolongada de China, que es más grande.

De las 772 empresas de tamaño medio y grande de minería, acero, transporte marítimo, químicos y petróleo y gas que cotizan en bolsas de la región Asia Pacífico, 39 tienen calificaciones de analistas y también divulgan que sus exportaciones a China representan por lo menos un tercio de sus ingresos. La expectativa de consenso es de un salto promedio del 46 por ciento en sus acciones dentro de los próximos doce meses, a pesar de la baja del 8 por ciento registrada en los doce anteriores.

Pero creer que una empresa como BHP Billiton, cuyas acciones cotizadas en Australia cayeron 40 por ciento este año, de alguna manera está al borde de dispararse 43 por ciento es asumir heroicamente que ya están estimados los riesgos para la minera derivados del precio del mineral de hierro.

Si bien es verdad que los índices accionarios de Asia fuera de China cayeron entre 1,5 por ciento y 5 por ciento este mes y prolongaron sus bajas para el año, todavía prevalece la sensación de que China superará sus dificultades monetarias y todo será optimista para las mineras, las empresas de transporte marítimo y los exportadores de energía y metales de la región. Es de suponer que los agentes de menor tamaño, aquellos que según el máximo responsable de Rio Tinto, Sam Walsh, están “agarrados de las uñas”, caerán, y que los sobrevivientes pausarán los gastos de capital para preservar los dividendos. Pero eso no hará más que transferir las dificultades a los vendedores de equipos y a las empresas de ingeniería y construcción. Y a sus accionistas.

Los mercados crediticios parecen haber entendido mucho mejor el mensaje. Un índice del Bank of America Merrill Lynch para los bonos en dólares con rendimientos elevados cayó más de 1,6 por ciento este mes. Como la turbulencia en los mercados globales de bonos basura está adquiriendo ritmo, es posible que para los inversores diciembre resulte ser aun peor que agosto, cuando China perturbó a los mercados al devaluar su moneda.

Parece que la esperanza realmente es lo último que se pierde en las mesas de operaciones de las empresas que venden servicios de inversión. Si el optimismo resulta irracional, la decepción podría ser devastadora. Por ahora, podría resultar complicado cuantificar qué ocurriría con las ganancias, las distribuciones de dividendos y los precios de las acciones de las corporaciones asiáticas si la economía china patina y cae y si un yuan desvalorizado le quita competitividad a naciones asiáticas rivales en los mercados exportadores. Sin embargo, lo que sí es seguro es que cuanto menos miedo tengan los accionistas de acciones sobre las dificultades cada vez mayores de los mercados de bonos y préstamos, más miedo deberían tener los inversores.




Esta columna no refleja necesariamente la opinión de Bloomberg LP y sus dueños.

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