La comunicación mercadotécnica ayer y hoy
FORBES- Viernes, 18 de Diciembre de 2015
Los días de los globos
aerostáticos y las avionetas sonoras han quedado en el siglo pasado. Hoy, las
modernas formas de publicidad y promoción no tienen fronteras temporales o
físicas.
En el centro de la Ciudad de
México, por donde se ubica el famoso Mercado de San Juan, está la calle Ernesto
Pugibet, que en algún punto se cruza con la denominada Buen Tono, ambos nombres
ligados a los comienzos de la creatividad en la comunicación mercadotécnica en
nuestro país.
Pugibet era un empresario francés
que en 1879 emigró a México, donde fundó una pequeña fábrica de puros a la que
llamó El Buen Tono, ubicada en un principio en la calle de Puente Quebrado, hoy
República de El Salvador. Con gran visión, logró crecer su fábrica con la mejor
tecnología de la época, pero a su éxito también contribuyó la forma innovadora
y directa con que utilizó la publicidad para promover sus productos.
En 1906 organizó a vendedores
ambulantes, a quienes llamó “hombres sándwich”, ya que portaban un par de
carteles colgando sobre pecho y espalda, promoviendo sus marcas de cigarros.
Para 1907, Pugibet trajo a México el primer dirigible para anunciar sus puros
desde el cielo. Luego empleó globos aerostáticos y posteriormente avionetas. En
diarios, su diseñador de cajetillas, Juan Bautista Urrutia, creó Las
historietas de El Buen Tono, en las que promocionaba diferentes marcas de
cigarros y puros a través de un personaje llamado Ranilla.
Al paso de los años, los canales
para la comunicación mercadotécnica (promoción y publicidad de diferentes
productos y servicios, incluyendo campañas políticas) empezaron a
diversificarse, llevando los mensajes en formas ingeniosas.
De repente surcaban el cielo
pequeñas avionetas que desplegaban un largo cartel prendido de la cola del
avión, anunciando diferentes productos, un canal que de vez en cuando sigue
siendo usado, por ejemplo, en campañas políticas.
A ello siguió la avioneta
equipada con potentes altavoces que transmitían el mensaje aprovechando la
expansión de las ondas sonoras desde el aire. En la Ciudad de México recuerdo
una que promocionaba un café soluble, y en algunas zonas de la ciudad, la
aeronave que anunciaba la presencia de un circo en el rumbo.
Luego estuvieron las avionetas
que escribían mensajes de humo en el cielo, que duraban no más de siete minutos
antes que el viento los disipara, pero suficiente para hacer llegar el mensaje
de manera masiva.
Otro canal que empezó a
utilizarse para campañas políticas fue pintar grandes letreros con el nombre o
las iniciales del candidato en la parte más alta de los cerros. Uno de ellos
duró varios sexenios con las mismas siglas, ubicado en la salida de la ciudad rumbo
al estado de Puebla.
Con el paso de los años, los
creativos de la publicidad han encontrado canales novedosos y atractivos para
llevar los mensajes de sus clientes. Hace dos décadas, un amigo vendía mantas
para promoción y publicidad colocadas en globos aerostáticos que inflaba en
determinados cruceros transitados de la ciudad a la hora de mayor tráfico; hoy
es fácil encontrar globos con marcas comerciales, aunque no en las calles de la
ciudad.
Productos más visibles
En otro momento se empezó a emplear
el emplazamiento de producto (product placement), consistente en la aparición
de productos con marca visible en películas, series televisivas o telenovelas.
Dependiendo de la situación, es posible ver productos lácteos, frituras,
bebidas refrescantes o alcohólicas, marcas de automóviles, etcétera. Un ejemplo
de ello es la película El mundo de Wayne, en que el actor Mike Myers hace un
tipo de parodia de productos como Pizza Hut, Doritos, Reebook y Pepsi.
Actualmente lo mismo vemos
anuncios en las paradas de autobús que cubriendo completamente un transporte
urbano, incluidos vagones del Metro, o anuncios espectaculares en video de alta
luminosidad. Igual vemos figuras de personas colgando de algún espectacular que
marcas comerciales en telenovelas o anuncios pegados al piso de los centros
comerciales.
El ingenio no tiene límites y de
ello hay algunos ejemplos:
En agosto de 2009, al pie de las
escaleras eléctricas de algunos centros comerciales, una agencia de publicidad
en Hong Kong colocó un gigantesco resaltador de texto marca Stabilo, que
mantenía la línea amarilla, a fin de mostrar la durabilidad y brillantez de la
marca. Como los escalones están continuamente desplazándose, da la sensación de
que la franja amarilla del camino está siendo pintada constantemente por el
marcador.
Muy similar al anterior, Duracell
pegó al pie de una escalera eléctrica una calcomanía de un depósito de baterías
para simular que la escalera trabajaba gracias a la pila. Lo mismo han hecho
otras marcas famosas de tintes para el cabello, compañías automotrices,
empresas refresqueras, impresoras, etcétera.
En octubre de 2011, Contrex, la
marca de agua de Nestlé, lanzó una campaña de comunicación: MaContrexpérience,
proponiendo una nueva forma de adelgazar bajo el principio de que
“adelgazaríamos mejor si fuera más divertido”. La base de la campaña fue un
video en el que unas mujeres hacen bicicleta estática en París y con la energía
de su ejercicio pueden ver el strip-tease de un hombre de neón, en el edificio
que tienen justo enfrente.
Las modernas formas de publicidad
y promoción no tienen fronteras temporales o físicas, y representan una amplia
gama de posibilidades para llamar la atención por su innovación y atractivo
visual o auditivo. Muchos de ellos, literalmente, salen al encuentro de los
consumidores y logran el propósito de impactar.
Me parece que no está lejano el
día en que encontraremos en la calle algún anuncio en tercera dimensión,
similar al de la película Volver al futuro, en que un tiburón salta de la
marquesina para “comerse” a Marty McFly, en un anuncio de la película “Tiburón
19”.
Los días de los globos
aerostáticos y las avionetas sonoras han quedado, literalmente, en el siglo
pasado.
Mario Maraboto-Lic. en
periodismo, consultor en comunicación, investigador en la Universidad de
Carolina del Norte y autor de “Periodismo y Negocios. Cómo relacionar empresas
con periodistas”.
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