Mundo al revés: en Europa, los
bancos pagan por prestar dinero
The wall
street journal- Viernes, 11 de Diciembre de 2015
Antes, guardar dinero en el banco
era algo positivo.
Ahora, en cambio, las empresas
danesas adelantan el pago de los impuestos para desprenderse de su dinero en
efectivo. En el caso de un pequeño banco suizo, el dinero depositado por sus
clientes se reducirá en 0,125% (un octavo de punto) al año.
No todo es malo. Algunos daneses
que tienen créditos hipotecarios con tasas variables han notado que sus bancos
les pagan todos los meses por estar endeudados, en lugar de cobrarles intereses
por sus hipotecas.
Es la vida en el mundo al revés
de las tasas de interés negativas, en el que los bancos les cobran a los
clientes por guardar sus fondos, en lugar de pagarles intereses sobre sus
depósitos.
La tasa de depósitos que el Banco
Central Europeo tradicionalmente pagaba a los bancos por el dinero que
inmovilizaban en la entidad pasó la semana anterior de -0,2 a -0,3 (ahora los
bancos los que pagan al BCE por estacionar sus fondos allí). Tres de los
vecinos más pequeños de la zona euro —Dinamarca, Suecia y Suiza— han llevado
sus tasas de interés a territorio incluso más negativo ante los recortes de
tasas del BCE, lo que ha producido una serie de desenlaces inusuales con
ramificaciones que afectan a todos, desde las grandes empresas a los
consumidores. Estos países ofrecen un panorama de lo que podría ocurrir si la
zona euro se adentra más en el sendero de las tasas negativas.
“No creo que hayamos visto los
último de esta tendencia”, afirma Jes Asmussen, economista jefe para Dinamarca
del banco Handelsbanken. “Cuando me formaba como economista, las tasas
negativas no aparecían en los libros de texto. Pero es el mundo en el que
vivimos ahora y no ha dejado de dar vueltas”.
Las tasas negativas no estaban
los planes de nadie. En economía, cero es el piso. No obstante, el
estancamiento del continente ha sido tan prolongado y difícil de resolver que
los bancos centrales de la región están recortando las tasas de interés para estimular
la actividad. Si es beneficioso reducir las tasas de 1% a 0,5% y de ahí a 0%,
¿entonces por qué no probar con -0,5%?
La aventura europea con las tasas
negativas recién empieza y el fin no está nada claro. La tasa de depósitos
negativa del BCE ha ayudado a reducir el valor del euro, lo que beneficia a los
exportadores de la región. La economía europea, sin embargo, crece a ritmo de
tortuga y la inflación se ubica muy cerca de cero.
Además, una pregunta fundamental
sigue sin resolverse: ¿pueden las tasas negativas rescatar a una economía? Si
los bancos centrales se siguen adentrando en territorio negativo, ¿se reanudará
el crecimiento? ¿O acaso la peculiar naturaleza de las tasas negativas es un
preludio de consecuencias perversas, como el acaparamiento de efectivo, la
formación de burbujas de activos en rubros como los bienes raíces y una
inflación desbocada?
En teoría, las tasas negativas
fijadas por el banco central se traspasan a las empresas y las personas al
fomentar el crédito. El efectivo, en estas circunstancias, se parece a una papa
caliente: todos quieren usarlo, no guardarlo.
Hasta el momento, los resultados
han sido dispares. El crédito bancario ha subido en forma modesta en la zona
euro, contribuyendo su parte a una recuperación económica que ha marchado a
paso lento pero seguro. La inflación, sin embargo, no ha repuntado. Los precios
apenas aumentaron 0,1% en noviembre. Suecia ha registrado una inflación cercana
a cero desde 2013, pese a que en febrero engrosó las filas de los países con
tasas negativas. La meta de inflación del BCE es de poco menos de 2%.
En Suiza, el banco central trató
durante mucho tiempo de impedir un alza excesiva de su divisa frente al euro
mediante la creación de francos suizos que luego usaba para comprar la moneda
común europea. A principios de este año, sin embargo, la entidad dejó de lado
tal política, preocupada por la cantidad de activos extranjeros en su cartera.
Para amortiguar el impacto
producido por el fortalecimiento del franco, el Banco Nacional Suizo recurrió a
las tasas negativas, que disminuyen el atractivo de tener la divisa. El franco,
de todos modos, se disparó contra el euro y, desde entonces, se ha estabilizado
tras un alza de 11% frente a la moneda común.
Dinamarca, en cambio, ha tenido
más éxito al emplear las tasas negativas como una herramienta para estabilizar
la moneda. Las tasas negativas ayudaron a derrotar una serie de apuestas a una
apreciación de la corona danesa. El crecimiento de la economía es robusto y se
prevé una expansión de 1,6% este año.
De todas maneras, las tasas
inferiores a cero en Dinamarca y Suiza han contribuido a un drástico incremento
de los precios de las viviendas, lo que ha desatado temores de una burbuja en
las principales zonas metropolitanas. El precio promedio de un apartamento en
Dinamarca subió 8% interanual en el primer semestre, mientras que el costo de
un departamento en Suecia es 16% mayor que hace un año.
No es lo único. Miles de
propietarios daneses tienen que pagar hipotecas con tasas de interés negativas.
En vez de pagar el principal más los intereses mensualmente, pagan el principal
menos los intereses. “Espero que sea un fenómeno pasajero”, dice Soren Holm,
director financiero de Nykredit, el mayor prestamista hipotecario de Dinamarca
por volumen.
Las tasas negativas tienen un
costo anual para los bancos daneses de más de 1.000 millones de coronas (unos
US$145 millones), según la asociación que los agrupa.
“Son los bancos los que pagan por
esto”, asevera Erik Gadeberg, director gerente de mercados de capitales de
Jyske Bank. Si la situación empeora, el banco podría verse obligado a cobrarles
a las empresas depositantes más pequeñas y, más adelante, tal vez a los
consumidores. “De una u otra forma, lo tendríamos que traspasar al mercado”,
manifiesta.
Un banco suizo ya lo ha hecho.
Alternative Bank Schweiz, un prestamista muy pequeño, envió en octubre cartas a
sus clientes que portaban malas noticias: les empezaría a cobrar por sus
depósitos. El banco central cobraba una tasa de depósitos de -0,75 y Martin
Rohner, presidente ejecutivo de ABS, consideró que ya era suficiente. Los
costos estaban absorbiendo toda la ganancia de la empresa, cuenta. La entidad
empezó a cobrar una tasa de -0,125% en todas sus cuentas.
Miles Kimball, economista de la
Universidad de Michigan, ha predicado el evangelio de las tasas de interés fuertemente
negativas a los bancos centrales. Cuando la demanda de dinero es baja,
sostiene, los bancos centrales deberían facilitar el crédito todo lo que sea
necesario, aunque implique pagarles a los bancos para otorgar préstamos.
No es un tema puramente académico.
En momentos en que las tasas están en cero en la mayor parte de los países
desarrollados, los bancos centrales podrían tener que combatir la próxima
recesión sin mucho espacio para reducir las tasas.
“Es incorrecto decir que a los
bancos centrales se les agotaron las municiones”, dice Kimball. “Las tasas
negativas pueden estar a disposición antes de la próxima recesión. No hay un
límite de hasta dónde se pueden bajar”.
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