¿De dónde salió la carta a Santa
Claus?
FORBES- 22 de Diciembre de 2015
Para muchos niños y niñas, la
carta para pedir regalos a Santa Claus es el primer contacto con la lectura y
escritura. Se trata de una tradición antiquísima. El autor de este post analiza
aquí sus orígenes.
Antes de aprender a leer y
escribir, los niños tienen contacto con la comunicación escrita gracias a la
imprescindible carta anual a Santa Claus y a los Reyes Magos. Durante años y
muchas veces a través de la letra de sus padres, miles de niños han puesto sus
sueños, deseos, promesas y balance personal en cartas dirigidas a Santa,
colocadas en el árbol de Navidad o enviadas al correo con destino al Polo
Norte.
Encabezadas por un “Querido
Santa”, hay cartas que lo mismo piden juguetes que comprensión, que terminen los
conflictos familiares, la salud para los más allegados, que los hermanos dejen
de molestar, etcétera. No falta el “este año me he portado muy bien” o la
promesa de que “el próximo año me portaré mejor”. Seguramente también ha habido
cartas de reclamo (“nunca me traes lo que te pido”, “el año pasado te faltó…”,
etcétera).
Estoy seguro de que todos en
nuestra infancia escribimos una carta a Santa y que una gran mayoría ha
redactado las de sus hijos pequeños. Pero ¿a quién se le ocurrió la idea de
enviar una carta a Santa (San Nicolás o Papá Noel, según el país)? ¿Cómo empezó
esta costumbre?
Conviene recordar quién realmente
fue San Nicolás: Conocido como San Nicolás de Myra (en Oriente, por su lugar de
fallecimiento) o San Nicolás de Bari (en Occidente, por el lugar donde fueron
trasladados sus restos) fue un obispo que vivió en el siglo IV. Por haber sido
tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y
como en alemán se llama “San Nikolaus”, lo empezaron a llamar Santa Claus.
Se cuenta que, siendo aún joven,
se compadeció de un hombre que tenía tres hijas y había caído en la más
absoluta miseria. Para apoyarlo, Nicolás, que había heredado una fortuna, dejó
caer por la chimenea unas monedas de oro que coincidentemente cayeron en unas
medias de lana que las jóvenes habían dejado secando; de ahí, se dice, la
tradición de colgar las medias tejidas que sirven para recibir regalos en
Navidad.
La Fiesta de San Nicolás,
dirigida principalmente hacia los niños, es una tradición que se celebra el 6
de diciembre y anuncia la llegada de la Navidad. Se celebra especialmente en
gran parte de los países europeos y, aunque las tradiciones difieren según la
región, una característica común de estas celebraciones es la distribución de
regalos y dulces a los niños, que a veces sustituye o se comparte con la de
Santa Claus.
Por ejemplo, la costumbre de dar
regalos en Polonia se puede encontrar en textos del siglo XVIII: los niños
recibían manzanas, nueces doradas, pan de jengibre y cruces de madera. En la
noche del 5 al 6 de diciembre se dejan los regalos debajo de la almohada, en el
closet, en una alacena o se colocan dentro de un calcetín grande.
Cómo empezó la tradición
Aunque el verdadero origen del
envío de cartas a Santa es un tanto místico, después de muchos estudios e
investigación por parte de expertos, hay poca información sobre cómo empezó
esta tradición. Lo más antiguo que se ha encontrado es la referencia de una
carta escrita a principios del Siglo XIII por una niña, dirigida al verdadero
San Nicolás en la que se lee: “San Nicolás, patrón de los niños buenos. Me
arrodillo ante ti para que intercedas. Escucha mi voz a través de las nubes y
esta noche dame algunos juguetes. Más que nada, quiero una casa de muñecas con
flores y pajaritos.”
Hay quien dice, entre los
expertos, que la tradición empezó realmente hacia fines del Siglo XIX, pero en
octubre de 2014 se encontró una carta a Santa de principios del Siglo XX
(1922). La carta se encontró por casualidad: Andy Beddoes, el conserje del
Haberdashers’ Monmouth School, colegio para niñas en Gales, Reino Unido,
limpiaba una de las chimeneas de la escuela cuando en un viejo nido encontró el
papel y decidió no tirarlo, ya que aún se podían leer algunas palabras, en
concreto, el principio de la carta: “Querido Papá Noel”.
La carta, muy dañada por el
efecto del humo, fue restaurada y ahora se sabe que su autora se llamaba Haly y
que fue escrita en 1922 o muy poco después. Una de las claves para conocer el
año de la autoría es que la tal Haly pide una novela titulada Tell England
(basada en la Guerra de los Dardanelos) que fue publicada ese año.
Además, la niña, que se estima
que tenía entre 10 y 11 años porque la zona donde se encontró acogía a niñas de
estas edades, pedía también un vestido. El Haberdashers’ Monmouth School data
de 1892 y, según el Daily Mail, sus alumnas están buscando en otras chimeneas
del colegio cartas similares.
En algunos países hay “oficinas
de Santa” en donde cada año se reciben miles de cartas. Las principales (digamos,
la casa matriz) se encuentra en Laponia, Finlandia, en el Círculo Polar Ártico,
misma que recientemente se salvó de una quiebra por adeudos fiscales. Pero
prácticamente en cada país hay una oficina representativa que se encarga de
atender las cartas de la localidad respectiva.
Por ejemplo, durante más de cien
años, millones de cartas han llegado dirigidas a Santa, en sus oficinas en
Indiana, en Estados Unidos, procedentes de todos los rincones del planeta.
Entre esas cartas, un niño le explica a Santa que ya no le ha pegado a sus
hermanos las últimas 1,350 veces en que se han peleado en el año; otro,
solicita de manera muy respetuosa que le deje dos millones de dólares en
efectivo; otro más tiene la esperanza de que le deje una máquina del tiempo para
tener una mejor vida y no ha faltado quien inclusive amenaza con hacer daño a
los renos si no recibe lo que quiere.
Así pues, no es claro el inicio
de esta tradición, pero mientras continúe, niños y niñas de todas las edades y
de muchos países, seguirán escribiendo puntualmente al finalizar el año la
carta en la que expondrán lo bien que se han portado, las cosas buenas que han
hecho y haciendo lo posible por justificar por qué merecen los regalos que
piden.
De cómo le hace Santa para
distribuir tantos millones de regalos en una sola noche, es tema de Física
Cuántica que, para quien le interese, puede consultar esta liga.
Mario Maraboto-Lic. en
periodismo, consultor en comunicación, investigador en la Universidad de
Carolina del Norte y autor de “Periodismo y Negocios. Cómo relacionar empresas
con periodistas”.
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