Libertad: ¿el verdadero futuro de
las telecomunicaciones?
FORBES - miércoles, 7 de octubre de 2015
El futuro de las
telecomunicaciones y su consumidor traerán una nueva etapa para la humanidad en
que todos podrán ser y estar en todos lados, gracias a un proceso de
masificación tecnológica a escala global.
Si Florencia fue la capital del
renacimiento, San Francisco y Silicon Valley son el corazón de la
‘(r)evolución tecnológica’… Así como los florentinos —a la cabeza de los
Medici— eran considerados la gente ‘de avanzada’ de Europa, los habitantes de
esta zona de California apoyan el amor libre, cuidan el medio ambiente, pero sobre
todo han logrado transformar la tecnología y las telecomunicaciones en el
principal generador de soluciones de su vida.
En los salones de Stanford donde
se imparte Innovación y Design Thinking, un profesor me dijo que el habitante
promedio de Silicon Valley es un reflejo del consumidor de telecomunicaciones
del futuro. Aquel que está allá soñando con crear la siguiente startup está
convencido del rol positivo que tendrá en la evolución de la humanidad.
Al final todo termina en un
desarrollo mercantil, pero no se debe omitir que serán los principios de
libertad, acceso, simplicidad, divergencia y cooperación (que Steve Jobs
pregonaba) los que influenciarán el futuro de la industria de
telecomunicaciones. Esta industria tendrá que transformar su modelo de negocio
ante un consumidor que sólo pagará por lo que considere necesario y tenga la
calidad esperada.
El servicio de internet que hoy
se contrata en la mayoría de los planes ofrecidos para hogar u oficina pasará
a ser algo tan relevante y necesario como la electricidad (si no es que ya lo
es), gracias al llamado internet de las cosas. Autos, lentes, ropa, brazaletes,
refrigeradores… la mayoría de los objetos que formarán parte de la vida de un
ser humano estarán conectados con él y entre sí, por eso los grandes
economistas hablan de los datos como la ‘moneda del futuro’.
Si en la actualidad para 50% de
los jóvenes del mundo internet es tan vital como el agua —según Cisco— y en el
caso mexicano el ciudadano pasa en promedio seis horas diarias en internet
—estima la Asociación Mexicana de Internet—, el futuro del servicio estará
determinado por la capacidad de tener más movilidad (con el smartphone, otro
dispositivo o algo diferente) y la forma en que evidentemente crecerá la
capacidad requerida por persona.
En este punto hay que considerar
que para 2020 la impresión 3D y los sistemas de monitoreo médico en
dispositivos o implantados estarán en su proceso de masificación, lo cual
implicará más necesidad de internet.
Ya se están desarrollando tecnologías
para que la señal de internet viaje a través de la electricidad,
específicamente de las bombillas eléctricas… Trata de imaginar durante unos
minutos lo que significa esta necesidad y el acceso a internet a gran escala.
El servicio de telefonía móvil
será el que genere los cambios más relevantes visibles en el consumidor de
telecomunicaciones del futuro. Para 2020, habrá seis billones de smarphones
activos en el mundo, de acuerdo con las proyecciones de pasado Foro Económico
Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), siendo esta categoría la única que
proyecta un crecimiento de doble dígito en comparación con las tablets y las
máquinas de escritorio, equipos que para algunos expertos se debaten entre la
vida y la muerte.
Como ya sabes (lo dicen todos los
expertos en todas las conferencias de tecnología de los últimos dos años), el
teléfono móvil cada vez se utiliza menos para hablar… De acuerdo con Nielsen,
cada persona en Estados Unidos consume 27 aplicaciones diferentes al mes.
Deloitte presenta que 5% de los smartphones en el mundo registra al menos una
compra al mes y Visa Europa predijo que para 2020 alrededor de 50% de las
compras será realizado en los países del primer mundo. Y no mencionemos la
socialización o conseguir pareja (a la fecha Tinder tiene 50 millones de
usuarios y hace dos millones de matchs diarios… ya tengo un amigo que se casó
con alguien que conoció por ahí).
El cambio no se detiene: nuestro
smartphone eventualmente reemplazará la billetera más allá del dinero, boletos
de cine o pases de abordar.
Se sabe que las principales
marcas de dispositivos, carriers y gobiernos europeos (y por supuesto
California) están trabajando y desarrollando patentes para reemplazar
documentos como el pasaporte, la licencia de conducir, las declaraciones de
impuestos, entre otras. Aunque parezca difícil de creer, habrá una nueva etapa
en la tecnología utilizada por el Estado.
En ese mundo donde todo se puede
hacer con un smartphone, los productores tendrán tres retos:
privacidad-seguridad, porque este dispositivo será el centro de muchas
actividades humanas (esto incluso estará marcado por el miedo a la cantidad de
conocimiento que tenga el Estado y los productores sobre nosotros… lo triste es
que ya lo saben todo). Otro reto es el nuevo nivel de capacidad de
almacenamiento y, por supuesto, conservar el negocio de voz, para lo cual ya
estamos viendo que algunos carriers están rompiendo las barreras del roaming.
Es posible que el consumidor del futuro contrate minutos sin fronteras.
Será en ese futuro donde hablar
con alguien (voz a voz) estará cerca al cero costo marginal, donde los
servicios de telefonía fija estarán condenados a desaparecer, sólo salvados por
las tecnologías de comunicación remota y paradójicamente por las apps de voz
gratuita que comprarán estas líneas para montar sus plataformas.
Con respecto al servicio de
televisión por cable, este tendrá un futuro con dos retos: como el nuevo
consumidor sólo quiere pagar por el contenido que le parezca interesante ver,
ya no se tratará de pagar por canales sino por programas. Por otro lado, el
consumo de contenidos a través de dispositivos como smartphones y tablets ha
llegado a cifras como 5.5 horas diarias en Estados Unidos, de acuerdo con
ComScore.
¿Desaparecerá la TV? Por su
puesto que no… los productores hace años entendieron la forma como iba a
evolucionar la industria post Netflix y se dedicaron a crear aparatos que son
en sí mismos una experiencia.
Para que todo este mundo de
consumo ilimitado de telecomunicaciones se haga realidad será necesario que el
big data se aplique a la información de cada habitante. Esto hará que todo se
encuentre en un solo lugar y se disminuyan el número de claves y filtros de
seguridad por usuario. La solución, al mejor estilo de las películas futuristas
vendrá de la mano del cuerpo humano y la capacidad que tiene de ser único e
irrepetible. Al final a toda la cadena de valor de la economía y sus
participantes les conviene que cada persona del planeta esté conectada y consuma.
Sin embargo, será necesario que
los precios de acceso sigan disminuyendo y la capacidad (de maniobra y
almacenaje) siga aumentando. Es evidente que el consumidor de hoy en esta
categoría no quieren pagar por lo que no usa.
Si las telecomunicaciones se van
a convertir en algo vital para la existencia de la humanidad, será mandatorio
que se acomoden a la realidad global donde la mayoría vive con poco. Ese día
cumpliremos con el sueño de los grandes pensadores de hace 500 años. En
Florencia creían que todos los hombres podían estar en todas partes gracias a
la trasmisión del conocimiento, el mismo reto que llevan los Renacentistas de
Silicon Valley desde los años 80… Evidentemente se están aproximando a su meta.
* Luis Carlos Chacón es
CCO/futurist de Bautista, una consultora de tendencias y estudios del futuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario