Perú ilustra los retos de
Latinoamérica ante el derrumbe de los commodities
The Wall Street journal Lunes, 12 de Octubre de
2015
El Fondo Monetario Internacional
eligió a Perú hace tres años como anfitrión de la reunión anual del grupo en
2015 como un gesto para celebrar los éxitos económicos de América Latina.
Hoy, en cambio, el país andino simboliza la
disminución de las esperanzas en las economías emergentes, golpeadas por la
caída de los precios de las materias primas, el repliegue de China y el alza
del dólar. En la reunión que tuvo lugar durante el fin de semana en Lima, los
ministros de Hacienda y los presidentes de los bancos centrales del mundo
entero abordaron las consecuencias de la desaceleración de los mercados
emergentes después de años de robusto crecimiento.
El FMI prevé que las fuerzas globales arrastrarán
a la región a su primera contracción desde 2009, con una caída de 0,3% del
Producto Interno Bruto este año. La inflación regional, por su parte, se
dispararía a 11,2%, impulsada por Venezuela, donde se espera que más que se
duplique.
Perú es emblemático de la caída de América
Latina después de un auge de una década que impulsó el desarrollo y redujo la
pobreza.
“Vemos las cosas bastante difíciles”, dijo
Augusto Cárdenas, de 50 años, dirigente sindical de la ciudad de Iquitos. “El
crecimiento económico no lo ven los trabajadores, sino las grandes empresas y
el gobierno”.
En 2010, en el primer año después de la crisis
mundial, Perú creció un sorprendente 8,5%. Ahora, el FMI proyecta una expansión
de apenas 2,4% en 2015, peor que el 3,8% que el organismo había estimado en
abril.
Perú, sin embargo, podría estar en mejores condiciones
que muchos de sus vecinos. El FMI prevé que Brasil se contraerá 3% y Ecuador
0,6% este año. Argentina se expandiría 0,4% en 2015 y retrocedería 0,7% en
2016. Para Venezuela, la entidad prevé una contracción de 10% este año y de 6%
en 2016.
Al igual que la de otros muchos países
latinoamericanos, la economía de Perú depende de la exportación de materias
primas, en su caso cobre y oro. Eso fue una ventaja cuando China absorbía
recursos naturales para alimentar su rápida expansión, pero se convirtió en un
pasivo tan pronto como la demanda china se desplomó.
Alturas Minerals, una pequeña minera, llegó a
tener 40 empleados que buscaban cobre y oro en los Andes. Hoy, su personal se
ha reducido a un trabajador a tiempo parcial. Su presidente ejecutivo, Miguel
Cardozo, trasladó la sede a una propiedad familiar para ahorrar el alquiler.
“Nuestra empresa está en un estado de hibernación total”, dijo. “Es terrible”.
Hugo Perea, economista jefe de BBVA Banco
Continental en Lima, dijo que el fin de la era de altas tasas de crecimiento de
una economía orientada a la exportación podría revertir rápidamente el progreso
logrado en la reducción de la pobreza. Durante la última década, Perú disminuyó
su tasa de pobreza en más de la mitad.
Los peruanos que escaparon de la pobreza “están
[todavía] bastante cerca del umbral”, advirtió. “En cualquier momento podrían
regresar a la pobreza”.
Los bancos centrales de América Latina tienen
pocas opciones a su disposición. La caída de las exportaciones ha producido la
retirada de los inversionistas extranjeros, devaluando la moneda, el sol. Esto,
a su vez, ha contribuido al alza de la inflación, asestando otro golpe a la
economía.
A pesar de la desaceleración, el banco central
elevó las tasas de interés en un cuarto de punto porcentual en septiembre, a
3,5%, para transmitir a los mercados su compromiso de mantener la inflación
bajo control.
Julio Velarde, presidente del Banco Central de
Reserva del Perú, dijo que los inversionistas extranjeros tienden a reaccionar
de forma exagerada, lo que puede obligar a las autoridades a tomar decisiones
difíciles. “Pasamos demasiado de la euforia al pesimismo”, aseveró. Los años de
vacas gordas hicieron llover dinero sobre el país. “Ahora, el pesimismo de que
se agotó el crecimiento también es excesivo”, recalcó.
Sus vecinos se enfrentan a un dilema similar.
Colombia elevó las tasas de interés de referencia. Chile también enfrenta
presiones inflacionarias, aunque el presidente del banco central, Rodrigo
Vergara, indicó que el alza de los precios al consumidor será pasajera,
mientras la economía se ajusta. “Sin embargo, no es una situación cómoda cuando
se tiene inflación durante un período prolongado por encima de su meta”,
aseguró.
Perú ha tratado simultáneamente de volver a
poner en marcha al sector minero y aumentar la inversión en otros sectores,
para reducir la dependencia de las exportaciones de materias primas.
Por un lado, el gobierno promueve nuevos
proyectos que aumentarán la producción de cobre. Por el otro, se está
focalizando en educación e infraestructura, tratando de reducir la burocracia y
de incorporar más empleados al sector formal, para aumentar la productividad.
Casi 60% de los trabajadores peruanos estaban en el sector informal en 2012,
según la Organización Internacional del Trabajo.
Al igual que sus colegas del banco central, los
funcionarios del gobierno peruano están descubriendo que algunas de las formas
habituales para impulsar una economía en desarrollo no surten efecto. Perú, por
ejemplo, no puede expandir las exportaciones de productos de mayor valor
agregado para compensar la caída de las exportaciones de materias primas porque
las cadenas de valor están globalizadas y hay un exceso de oferta industrial en
China, dijo Piero Ghezzi, ministro de Producción de Perú. “Ahora que Asia
acapara una parte tan grande del pastel global, no estoy seguro de que haya
mucha industrialización para hacer en América Latina”, observó.
Los líderes peruanos mantienen viva la
esperanza y los funcionarios externos dicen que el país necesita seguir
sentando las bases para diversificar su economía. La directora gerente del FMI,
Christine Lagarde, elogió los esfuerzos del gobierno, diciendo que estaba
“posicionando a la economía en la categoría de los países con mejor desempeño”.
Sin embargo los peruanos, de los cuales apenas
13% aprueba la gestión del presidente Ollanta Humala, no están tan convencidos.
“Voté por él por las promesas y opciones que dio”, dijo César Castrejón, un
enfermero de 25 años. “Pero fue todo lo contrario. Para la mayoría de los
peruanos fue una decepción”.
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