¿Es negocio un food truck?
Emprendedores - miércoles, 28 de
octubre de 2015
Si ya sabes que tu furgoneta sólo
puede vender comida en recintos privados en eventos, en los que tienes que
pagar, de media, 300 euros por fin de semana al organizador. Si ya sabes que
necesitas un local independiente certificado por Sanidad y con todas las
licencias al día donde poder cocinar... porque no puedes cocinar la comida en
la furgoneta. Si ya sabes que la gracia de este negocio está en poder moverte
todos los días de la semana buscando distintas ubicaciones, pero que la
legislativa actual no lo permite. Si entiendes que un negocio de este tipo es
un negocio de escala: vamos, que el negocio de verdad es una cadena de
furgonetas moviéndose todos los días de la semana. Si sabes que las grandes
cocinas lo utilizan como una herramienta de marketing y que para ellos es una
inversión en publicidad. Si sabes que lo que aparece en los programas de
televisión no está permitido en el mundo real. Si ya sabías todo esto, este
artículo no es para ti. No te vamos a contar nada nuevo. Si no sabías todo lo
anterior, sigue leyendo. En las ferias, sí, ves las colas que tienen estas
furgonetas, pero lo que no ves es todos los días que están paradas en un garaje
(que, por cierto, tiene un alquiler mensual que alguien tiene que pagar).
Ángulo muerto del modelo de
negocio
¿Eres capaz de rentabilizar una
inversión de 149.062 euros trabajando 72 horas cada 15 días? Esta es la
pregunta que te debes hacer a la hora de plantearte el negocio del food truck.
Te van a decir que te puedes montar una gastroneta por 20.000 euros, y no es
cierto. Puede serlo para un restaurante ya en marcha o para una empresa de
catering que compre una vieja furgoneta y la adapte. Pero para alguien que
empieza no son 20.000 euros. Está claro que una furgoneta, ya adaptada, la
puedes alguilar durante un fin de semana por 600 euros. Pero es que, además,
tienes que pagar otros 300 o 600 euros por el alquiler de espacio en una feria,
siempre que te acepten, claro está. Pero es que necesitas un local donde
cocinar, porque la ley no permite que cocines en la furgoneta: así que tienes
que alquilar uno donde fabricar tu producto (que sí, que lo puedes encontrar
por 600 euros al mes, pero claro, te tienes que comprometer a dos o tres años
de alquiler y sumarle una fianza de dos meses), debes conseguir la
certificación de ese local por las autoridades locales y sanitarias. Y ese
producto que debe mantener una cadena de frío, para lo que necesitas arcones
congeladores que tendrás que transportar hasta los eventos. Y también necesitas
un seguro de Responsabilidad Civil (170 euros para tu cocina principal y otros
170 euros para la furgoneta). Y tienes que pensar en las amortizaciones, en
todo lo que se puede estropear (un horno, la furgoneta...).
La rentabilidad se calcula por
mes/año, no por feria
Y todo esto, ojo, sabiendo tú
cocinar, porque si no, tendrá que cocinar alguien. Y alguien te tendrá que
ayudar a vender. Y todas estas estimaciones de gastos las tienes que hacer a un
año vista. Así que repetimos la pregunta: ¿Eres capaz de rentabilizar la
inversión? "La limitación de la normativa hace que el negocio sea
inviable. ¿Cuál es la mejor baza de una furgoneta? Moverse buscando
localizaciones. Ahora sólo se permite acudir a recintos privados y en eventos,
con lo que no hay itinerancia. El beneficio de un food truck está en no tener
que pagar un espacio caro en una buena zona y poder cambiar a lo largo de la
semana. Es, además, un negocio de escala en el que tienes que estar vendiendo
todos los días y no puedes tener la furgoneta parada”, resume Jorge Mas,
hostelero con locales en el Mercado de la Boquería, el Mercado de San Miguel y
Platea, al frente de MasGourmets.
Restaurantes ya en marcha
¿Para quién sí es negocio ahora?
Para un restaurante ya en marcha con una oferta diferencial que haya hecho
primero una prueba de concepto antes de meterse a machete con este concepto de
negocio y que mire al largo plazo: en estos momentos, ferias de moda y no tan
de moda (ferias en pueblos, por ejemplo), y más adelante una pequeña cadena de
puestos fijos en forma de furgoneta. Micaela Gemianini lleva ocho años al
frente de su restaurante La Dominga en Madrid y menos de un año al volante de
su gastroneta Graciana. A ella sí le salen las cuentas. Hasta tal punto que
abre ahora un obrador para ocuparse exclusivamente de su negocio de food truck
que populariza las empanadas argentinas.
¿Qué funciona? “El monoproducto,
con muchas referencias. Cuánto más producto, más se descontrola el negocio.
Piensa que son 60-70 food trucks por feria y tienes que competir, te tienes que
diferenciar. De empanadas sólo hay una, de hamburguesas hay ocho”, comenta
Graciniani, que arrancó con una carpa, luego alquilando y después comprando una
caravana.
“Empieza a haber mucho
canibalismo. Es todo lo mismo. No hay apenas creatividad, no hay verdadera
innovación. Ves más de lo mismo. Se copia al que le funciona, al que tiene
cola. No hay una gran oferta realmente. Por eso creo que el food truck a día de
hoy sirve para una persona con un gran conocimiento de hostelería o marketing,
con un enfoque muy claro, que simplifica al máximo la oferta... no puedes irte
a una gran oferta de producto porque entonces se te van los costes....
simplifica mucho, se convierte en un superespecialista que luego mete rotación.
Es un estilo de vida: vivo con poco, no me forro con el food truck. Si tengo
éxito, maravilloso. Esto hay que tenerlo claro. Generalmente da unos ingresos
adicionales, pero no garantiza un modelo de negocio", advierte Mas.
¿Y sólo es negocio para estos
restaurantes?"Para ser rentable se tiene que mover, tiene que abrir muchos
días. Si te planteas eventos y haces una buena gestión de marketing con
empresas de eventos y vas dinamizando, le puedes sacar partido. El problema
está en que hay un número limitado de eventos y empresas de eventos a las que
contactar... y no vas a ser el único en tocarles”, advierte Mas.
"La gente va a un festival,
ve las colas y dice: esto es un negocio redondo. Déjame montar el mío. Pero la
realidad es otra. Un fin de semana en Madrid te puede salir bien, pero los dos
fines de semana siguientes, a los que no va ese mismo público, te va fatal y lo
que ganas en un uno te sirve para cubrir los costes de los dos siguientes
porque no ganas dinero", apuntan Blas y Ana, los chefs venezolanos detrás
de Food Nomads y la gastroneta vintage Ma Petite Creperie, especializados
también en mono-producto (crepes).
"Debes tener precios
asequibles y una buena calidad de producto. Una cosa que falla mucho ahora es
que vas a un food truck y te cobran 8 euros por un bocadillo... y no lo
entiendo. Cobran en la calle lo mismo que en un local en el que te dan servicio,
una mesa a la que sentarte. No es tan fácil encontrar el equilibrio de costes.
Hay mucha gente que lo hace porque necesita cubrir costes al ofrecer un
producto muy bueno, pero es que a lo mejor ese producto tan bueno no encaja con
el concepto de street food. Necesitas poner precios asequibles y tener mucho
producto", advierten. Y ahí dan en el clavo.
“Es un negocio de escala. Para
cubrir estos costes hay que vender. Y para eso necesitas una economía de
escala. Y para ello necesitas muchos días de venta”, continúa.
A Gemianini le funcionan, por
ejemplo, las ferias de los pueblos. "Este negocio no es el camioncito
molón. Esto es un negocio, no una moda. Esto es un punto de venta
característico. Si quieres tener un futuro te tienes que mover. Puedes quedarte
con las ferias de moda, pero puedes ir a las ferias de los pueblos. La moda se
puede acabar, las ferias locales no. Unas fiestas populares llevan haciéndose
desde hace 1.500 años atrás. Este año nos llaman porque está de moda. El año
que viene nos llamarán porque se acordarán de que ofrecimos buena comida. Así
es como tienes la oportunidad de construir el verdadero negocio y poder decir
dentro de cinco años: empanadas argentinas... ah, sí Graciana... una en la
puerta del sol... y otra en la puerta del Bernabéu", explica.
Los eventos también resultan
clave. "El negocio está también en empresas que quieren un truck un día
para 600 personas para una fiesta privada. Fiestas privadas, bodas (para el día
después, para la gente que se queda: empanadillas y un desayuno...). Yo tengo
un restaurante, soy cocinera, puedo dar más y puedo preparar más y puedo
organizar para 600 o 20.000 o 60.000... porque aprendí. No cualquiera puede
hacer esto. No cualquiera puede hacer catering. No se te puede ir el coste. Tines
que saber cuánto producto tengo que vender para sacarle beneficio",
concluye.
Eso sí, en el momento en el que
cambie la ley, este artículo pierde todo su valor. Qué le vamos a hacer.
Costes primer año - Sony Croquets
food truck -
¿Dónde cocinar? Si no tienes un
lugar físico donde manipular tus alimentos no puedes tener, ahora mismo, un
food truck. Es una cocina sobre ruedas, pero no se puede cocinar. Y no vale
hacerlo en tu casa. Necesitas un local acondicionado y certificado. Ya no
tienes el beneficio de no tener un alquiler fijo todos los meses...
158.992 croquetas. Lo que no ve
el público es cuántos días el camión está parado. Las ferias hacen mucho ruido
y están muy bien para popularizar el concepto de food truck. ¿Cuántos días
sucede eso? Si son 365 días al año, móntalo ya. Porque si es sólo 25 días al
año... ¿puedes soportar los costes con las ventas que eres capaz de hacer?
Descuenta la materia prima... para que te hagas una idea, supongamos que vendes
las croquetas a 7,50 euros (ocho croquetas con su salsa), necesitarías 19.874
clientes para alcanzar el punto de equilibrio. Eso serían 158.992 croquetas...
Coste ferias. Una feria te
cuesta, mínimo, 250 euros más IVA por fin de semana. Cuatro fines de semana al
mes son 1.000 euros mínimo. Trabajando sólo tres días. Luego hay ferias en las
que piden 600 euros por dos días. Otros, 800 euros. Tú sabes que un restaurante
pagas un fijo y trabajas todos los días de todo el mes. Aquí no sabes cuántos
días y no sabes cómo va a fluctuar. Tus gastos fijos son mensuales, no por
feria...
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