La fórmula secreta de la innovación de Tesla
FORBES - martes, 13 de octubre de 2015
Elon Musk heredó el manto de
Steve Jobs como el CEO de culto favorito. Y su compañía de autos eléctricos le
arrebató la corona creativa a Apple. Éste es un vistazo al interior de la
empresa más innovadora del mundo.
Lo primero que notas cuando
entras a la planta de producción de Tesla Motors son los robots. Robots de dos
metros y medio de altura color rojo brillante que parecen Transformers
deslizándose sobre cada sedán Model S que se abre camino a través de la
fábrica, ubicada en el lado menos sofisticado de Silicon Valley. Hasta ocho
robots trabajan en un solo modelo S en una rutina coreografiada, realizando
cada uno hasta cinco tareas: soldadura, remachado, agarre y movimiento de
materiales, doblado de metal e instalación de componentes. Henry Ford y las
generaciones de expertos de la industria automotriz que le han seguido
desestimarían esta configuración por ineficiente: cada robot debe hacer sólo
una tarea antes de mover el auto al siguiente Transformer.
Es una crítica de 3,000 millones
de dólares (mdd), para ser específicos. Ésa fue la cantidad que se esfumó de
la capitalización bursátil de la compañía a principios de agosto, después de
que Tesla recortara 10% sus previsiones de ventas para el año, a 50,000
vehículos.
Tesla argumentó retrasos en la
enseñanza de los robots para fabricar tanto el Model S como su nuevo crossover,
el Model X. “El Model X es un auto particularmente difícil de construir. Tal
vez el coche más difícil de construir en el mundo. No estoy seguro de qué sería
más difícil”, dice Elon Musk, el multimillonario fundador y CEO visionario de
Tesla, quien también desempeña esos mismos papeles en SpaceX.
Pero ni los retrasos ni el
efectivo quemado (1,500 mdd en los últimos 12 meses) perturban a Musk.
Él sólo quiere enfocarse en hacer
el mejor coche del mundo, y el Model S, de 90,000 dólares, por todos los
derechos, puede reclamar ese premio. Un vehículo totalmente eléctrico que
ofrece el equivalente a una semana de conducción con una sola recarga gratuita
de cualquier estación de energía solar de la red nacional de Estados Unidos.
Pasa de 0 a 100 kilómetros en
menos de tres segundos en el modo “ludicrous” (ridículo), más rápido que
cualquier otro automóvil de producción de cuatro puertas en el planeta, y es
también el coche más seguro de su clase. Cuando choca con la máquina de pruebas
de impactos, la máquina de pruebas de choque se rompe.
Puedes ordenar uno en línea y
recibirlo en la puerta de tu casa, recibir actualizaciones de software de
forma inalámbrica y alertas de mantenimiento antes de que ocurra algo malo.
Además, es hermoso. Las manijas de las puertas se despliegan en cuanto te
acercas y luego se repliegan para mejorar la aerodinámica. No nos crean a
nosotros: Consumer Reports lo llamó el mejor coche en el mercado en general
durante los últimos dos años.
Ése es el tipo de superlativos
que disparan a Tesla Motors a la cima de la lista Forbes de empresas más
innovadoras del mundo en el primer año que hemos tenido suficientes datos
financieros para considerar a la compañía. La palabra “disrupción” aplica a
Tesla todo el tiempo.
Durante varios años hemos
estudiado de cerca el fenómeno de la innovación disruptiva, identificada a
finales de 1990 por Clayton Christensen, de la Harvard Business School. La
cuantificamos basándonos en la diferencia entre el valor de mercado de una
empresa pública y el valor intrínseco medible de su negocio actual —un bono de
innovación, si se quiere—. A pesar de todo el ruido —y eso es algo que tratamos
de excluir al medir la prima— inicialmente nos desconcertó el creciente éxito
de Tesla.
A diferencia de las innovaciones
disruptivas clásicas como las computadoras y, en el negocio automotriz, las
importaciones japonesas baratas, Tesla nunca persiguió la ruta clásica de ir
tras la gama baja ni por los clientes sensibles al precio, que buscan lo menos
costoso.
No persigue a clientes que
actualmente no tengan un coche. Los Tesla lucen y se conducen igual que otros
autos, usan la infraestructura establecida —como las carreteras— y enfocan
buena parte de su innovación de productos a un solo aspecto: el sistema de
energía.
Esto no encaja en el molde
necesario para tener una disrupción de gama baja exitosa: un caso de estudio
tradicional concluiría que Tesla está destinada al fracaso.
Incluso Musk no estaba seguro al
principio. “Yo no pedí dinero para Tesla y SpaceX porque pensé que serían un
fracaso”, recuerda.
Pero Tesla, en cambio, ha
demostrado ser un tipo diferente de disruptor, una versión de gama alta que
puede ser igual de problemática para las marcas predominantes.
Los disruptores de gama alta
producen innovaciones que son un salto natural, lo que hace difícil imitarlos
rápidamente. Superan a los productos existentes en atributos críticos desde su
lanzamiento, se venden a un precio superior y se dirigen a los clientes más
rentables de la competencia, persiguiendo a los compradores más exigentes y
menos sensibles al precio antes de extenderse al mercado masivo.
Si nos fijamos en algunas grandes
empresas, podremos profundizar en los ejemplos anteriores: el iPod de Apple
superó al Walkman de Sony; las bebidas y la atmósfera de gama alta de Starbucks
ahogaron a las cafeterías locales; las aspiradoras de Dyson tienen ahora una
sólida participación de mercado, y los relojes para golf GPS de Garmin
controlan gran parte del negocio de telémetros. Los competidores no
reaccionaron con rapidez suficiente, y los disruptores de gama alta se
hicieron cargo de su mercado.
Tesla ha construido toda su
empresa en torno a esta idea. Los Model S y Model X serán seguidos en 2017 por
un Model 3 más barato, un Tesla de 35,000 dólares para las masas, si todo va
según lo planeado. Y a pesar del hecho de que Tesla abandonó su previsión de
volverse rentable este año, los inversionistas no se cansan de ella: Musk ha
levantado 5,300 mdd en capital y deuda para Tesla desde 2010, con cada ronda
hay cada vez más demanda del lado inversionista, incluyendo una oferta
secundaria de 650 mdd a mediados de agosto, en parte para completar su
“Gigafactory” en el desierto de Nevada.
“La voluntad de los mercados para
apoyar a la empresa con diversas estructuras de financiamiento me lleva a
creer que todo va a estar bien”, dice Jacob Cohen, decano asociado senior en la
Sloan School of Management del MIT.
Ese momento de viabilidad deberá
llegar en torno a 2017, según los analistas de Credit Suisse, cuando se espera
que Tesla muestre su primera dosis significativa de flujo de caja libre o una
utilidad de operación después de los gastos de capital.
Los otros indicadores lucen de
ensueño: Está en camino de ingresar 5,500 mdd este año, 54% más que en 2014.
Sus acciones se han disparado 15 veces desde su salida a Bolsa de 2010, con una
reciente capitalización bursátil de 33,000 mdd.
Si gran parte del negocio termina
volviéndose eléctrico (aunque eso está en duda actualmente con los bajos
precios de las gasolinas) Tesla llevará kilómetros de ventaja en la gama alta y
media del mercado y se llevará buena parte de una industria de 1 billón de
dólares.
A Detroit le resulta fácil
descartar a Tesla como una startup que pierde dinero, pero ha cambiado la
industria. “En 2001 GM destruyó todos sus modelos eléctricos en un depósito de
chatarra”, dice Musk. “Cuando llegamos y lanzamos el Roadster, GM sacó el Volt
y Nissan se sintió lo suficientemente seguro como para apostar por el Leaf.
Básicamente estamos haciendo rodar la pelota con la electrificación de los
coches. La pelota rueda lentamente, pero está rodando”.
Ingeniería pura
Quítenle la piel de aluminio a
un Tesla Model S y verán cómo luce la disrupción de gama alta. El motor y la
transmisión son de una fracción del tamaño de los de un motor de combustión,
montados abajo, entre las ruedas, para crear una zona de deformación más
grande para seguridad de los pasajeros. El chasis es como una patineta gigante
construida para dar cabida a una gran cantidad de potencia de la batería.
Para crear un coche que luzca así
de diferente, Musk ha diseñado un equipo y un proceso que luce distinto.
Llámenlo el Modo Musk.
La mayoría de las empresas de
automóviles tratan de generar valor con un producto establecido. Al trabajar
en condiciones de incertidumbre radical, Tesla tiene un proceso que se enfoca
en un solo propósito: la velocidad.
Al igual que los grandes
fabricantes de automóviles, Tesla estampa sus propios paneles de la carrocería
en sus instalaciones, pero también fabrica sus propios paquetes de baterías y
motores en la planta de montaje de Fremont.
Incluso, hace sus propios volantes
—una pieza fácil y usualmente subcontratada— porque los proveedores (algunos
se arrepienten) no tomaron la misión con seriedad y tardaron meses en enviar de
vuelta sus diseños.
Tesla no puede esperar. Actualiza
sus diseños continuamente, tomando prestadas ideas de su hermana SpaceX,
incluyendo su uso intensivo del aluminio tanto en la carrocería y el chasis del
Model S, así como las técnicas de trazado y fundición usadas para producir los
cuerpos de aluminio del cohete Falcon y las cápsulas Dragon de SpaceX.
“Es muy útil cultivar y tomar
ideas de diferentes industrias”, dice Elon Musk.
Rara vez encontrarán en Tesla a
alguien que haya trabajado en GM, Ford, Chrysler o un proveedor automotriz
(Aston Martin es una notable excepción). Sterling Anderson, un antiguo socio de
McKinsey y experto en coches autónomos entrenado en el MIT, fue contratado en
el verano de 2014 para trabajar en el sistema de piloto automático de Tesla.
Ahora es director del programa del Model X. La razón por la que Tesla coloca de
vez en cuando a alguien sin experiencia en un puesto es que Musk es conocido
por su selección de personal con base en su capacidad para resolver problemas
complejos, no en la experiencia. El CIO de Tesla, Jay Vijayan, dice que “Elon
no se conforma con bueno o muy bueno. Él quiere lo mejor. Así que pregunta a
los candidatos qué tipo de problemas complejos han resuelto antes… y quiere
detalles”.
El equipo de Musk pone a prueba
la capacidad de los candidatos para aprender en condiciones de incertidumbre.
Cada nuevo empleado, no importa
a qué departamento pertenezca, tiene que haber probado algún tipo de capacidad
para resolver problemas difíciles. “Siempre investigamos a profundidad los
logros en los currículums”, dice Musk. “El éxito tiene muchos padres, así que
esperamos descubrir quién lo hizo realmente. No me importa si se graduaron de
la universidad o incluso de la preparatoria.”
Los ascensos y bonos, tanto en
Tesla como en SpaceX, se construyen alrededor de un sistema de calificación
del 1 al 5, donde 4 y 5 significan “grande” y “fenomenal”, respectivamente.
“No recibes las dos
calificaciones más altas”, explica Musk, “a menos que hayas hecho algo
innovador. Tiene que ser significativo en el caso de fenomenal, algo que haga
que mejore la empresa o el producto. Cualquiera puede crear una mejora:
recursos humanos, finanzas, producción, todos pueden encontrar la manera de
mejorar las cosas”.
Cuando Tesla llamó a Vijayan por
primera vez para pedirle que considerara el puesto de cio, él no lo descartó,
pero después se retiró de la contienda. Tenía un cómodo puesto de cio en
Silicon Valley para una empresa de software de primer orden, VMWare, y no tenía
intención de buscar nuevos aires. Tesla parecía estar tomando riesgos
enormes, y Elon Musk tenía reputación de hacer demandas monumentales al equipo
directivo.
Pero 18 meses más tarde recibió
otra llamada y se le pidió que reconsiderara. Durante su entrevista con Musk,
se convenció de que esta empresa podría cambiar el mundo.
¿La primera tarea importante de
Vijayan? Desarrollar el software para manejar el negocio, a partir de cero, en
tres meses, por una quinta parte del costo. Por lo general, las grandes
empresas gastan millones de dólares en el software de planeación (como SAP y
Oracle) que se encarga de la planificación de productos, las finanzas, la
fabricación, la cadena de suministro y las ventas de los grandes fabricantes.
Cuando Vijayan le dijo a Musk que
la tarea no era posible, él simplemente dijo, con una confianza al estilo
Steve Jobs: “Déjame saber qué necesitas de mi lado para que esto suceda”.
Vijayan dice que él no acepta las limitaciones que se dan por sentadas de la
misma forma que la mayoría de personas lo hacen.
Vijayan y su equipo
implementaron un sistema propio, básico pero funcional, en cuatro meses, y con
mejoras constantes ahora da a Tesla un ciclo de retroalimentación a la
velocidad del rayo.
“Tenemos un sistema de
información perfectamente integrado que nos da la velocidad y agilidad que no
tiene ningún otro fabricante de automóviles”, explica Vijayan. En comparación,
GM subcontrata toda su función de ti después de escindir a EDS en 1996, y a
partir de su salida de la bancarrota tuvo que reconstruir su fuerza de ti, pero
a un costo muy alto.
Luego de contratar a personas con
una capacidad demostrada para resolver problemas complejos, Tesla las despliega
en equipos pequeños que se sientan codo con codo para acelerar las soluciones.
“Nuestra comunicación nos permite
movernos muy rápido”, dice el jefe de diseño, Franz von Holzhausen. “Ése es un
elemento que no existe en el resto del mundo automotriz. La norma son las
organizaciones de silos a las que les toma mucho tiempo comunicarse”.
Von Holzhausen fue capaz de
diseñar el galardonado Tesla S con un equipo de sólo tres diseñadores, que se
sentaban junto a sus homólogos de ingeniería. Los fabricantes de automóviles
más grandes suelen tener entre 10 y 12 diseñadores que trabajan en cada nuevo
modelo.
Incluso el propio vehículo está
diseñado para la velocidad del aprendizaje. Los clientes están continuamente
conectados con Tesla a través de la red inalámbrica 4G de su coche y el panel
de control con pantalla táctil de 17 pulgadas, que envía los datos de uso al
fabricante en tiempo real.
Tesla libera correcciones a
través de la descarga de software durante la noche o hace cambios físicos en
cualquier momento.
Ese modo “ludicrous”, que redujo
el tiempo de cero a 100 km por hora en 10% en el sedán más alto de la línea,
está disponible como una actualización de software de 10,000 dólares. Y en
2013, después de recibir retroalimentación de que los asientos traseros en el
Tesla S eran incómodos, el equipo de servicio cambió los asientos de todos los
dueños en cuestión de semanas.
Superar los obstáculos
Aprender en un entorno de
incertidumbre requiere de voluntad para admitir los errores y avanzar
rápidamente en vez de retraerse y no hacer nada por miedo a admitir el fracaso.
De hecho, tratar obsesivamente de evitar el fracaso puede llevar a un fracaso
aún mayor: perderse de una gran oportunidad.
Cuando el Model S fue
presentado, en junio de 2012, salió con un sistema de suspensión de aire
inteligente que reduce automáticamente la altura del coche cuando circula a
altas velocidades para mejorar la aerodinámica y maximizar la batería. Un día,
el propietario de un Model S corría por una carretera y pasó encima de un
enganche de un remolque que perforó la armadura de grado balístico de la parte
inferior del auto (y la batería encima de ella) con una fuerza increíble. Nadie
resultó lastimado. El sistema de alarma del auto alertó a los pasajeros para
que salieran del vehículo antes de que comenzara un incendio en el
compartimiento delantero Rápidamente, Tesla colocó una placa de titanio en
todos sus coches nuevos e hizo un cambio gratuito en los ya existentes, y
actualizó el software para que el auto no descendiera automáticamente a
velocidad de autopista.
La mayoría de los fabricantes de
automóviles diseñan sus talleres para minimizar costos y planean sus líneas de
modelos con la intención de que permanezcan sin cambios durante varios años.
Los ingenieros de producción de
Tesla cambian continuamente el diseño de la fábrica para aprender tanto como
sea posible. Con el tiempo, a medida que Tesla desecha la incertidumbre del
proceso de desarrollo y fabricación, pasará a una distribución más familiar, un
proceso que ya está empezando a suceder en la segunda y tercera líneas de
producción para el Model S y el Model X.
Tesla comprendió los beneficios
de la agilidad desde el principio, con el Roadster, cuando, en un esfuerzo por
reducir costos, intentó configurar una cadena de suministro global similar a
la de un fabricante de automóviles gigante. Tesla no estaba listo para ello y
delegar la fabricación de partes a proveedores de todo el mundo derivó en
enormes problemas de coordinación.
“Definitivamente no lo hicimos
perfecto en el primer intento, ni siquiera cerca”, dice el cofundador y cto, JB
Straubel. “Pero así es como aprendemos.”
Las apuestas irán hacia arriba
cuando Tesla agregue el futuro Model 3 en otra línea de producción. Si una
parte no está bien, toda la fábrica se detendría. FiatChrysler, por ejemplo,
retrasó el lanzamiento de la popular Jeep Cherokee por cerca de seis meses
debido a problemas con su nueva transmisión de nueve velocidades.
El proceso de innovación de Tesla
no es ni fácil ni cómodo.
Una reciente biografía de Musk
cuenta la historia de la época en que, después de haber exigido a sus ya
agotados empleados dedicar aún más tiempo para el lanzamiento del Tesla
Roadster original, un empleado protestó: “Pero no hemos visto a nuestras familias
en semanas.” La respuesta de Musk: “Tendrás tiempo de sobra para ver a tu
familia cuando vayamos a la quiebra”.
Musk es enemigo de las
vacaciones, tras haber casi muerto a causa de la malaria después de un viaje a
Brasil y Sudáfrica en 2000. “Ésa es mi lección por tomar unas vacaciones: las
vacaciones te matan”.
El equipo de Tesla tiene éxito en
el logro de las metas que parecen imposibles, pero no sólo porque trabaja más
duro que nadie. Tiene un proceso de resolución de problemas complejos que es eficaz.
“Yo aplico el enfoque de la
física para el análisis”, dice Musk. “Reduces las cosas a los principios
básicos o verdades fundamentales en un área en particular y luego razonas a
partir de ahí. Luego aplicas el razonamiento a esos principios axiomáticos
para evaluar lo que es realmente posible y lo que es simplemente percibido
como posible”.
Ese método conduce a soluciones
innovadoras. Straubel dice: “Musk desafía a todos a trabajar muy duro. Sé que
suena estereotipado, pero creo que lo hace en un grado bastante inusual y eso
es algo muy incómodo para la mayoría de la gente, pero los resultados son más
que innegables. Si retas a la gente para trabajar duro, alcanza más de lo que
creen que pueden”.
Doug Fields, vicepresidente de
Ingeniería, añade: “Damos saltos al vacío que son como saltar de un avión y
diseñar y fabricar el paracaídas en el camino”. The Musk Way.
Jef Dyer es profesor en la
Marriott School of Business de la Universidad Brigham Young. Hal Gregersen es
director ejecutivo del Leadership Center del MIT. Nathan Furr es profesor
asistente de emprendimiento en Byu-Marriott.
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