¿Apetito de riesgo o de
ganancias?
FORBES-Lunes, 26 de octubre de 2015
Las mejores prácticas en materia
de administración de riesgos establecen la importancia de definir el apetito de
riesgo; sin embargo, ¿es posible que las instituciones tengan apetito de
riesgo? En realidad, todos tenemos apetito de ganancias, y la cuestión es
definir nuestra tolerancia al riesgo.
Todos sabemos que el riesgo no es
opcional; es intrínseco a la actividad humana, pero no puede ser un fin.
Muestra de ello son las consecuencias catastróficas de la agresiva cultura de
riesgo incentivada por Jeffrey Skilling, ex presidente de Enron, quien solía
decir: “Amamos el riesgo porque es arriesgando como hacemos dinero” (“We love
risk because risk is how we make money”).
Fue precisamente después de los
incumplimientos de los noventa y de la quiebra de Enron en 2001 cuando la
administración de riesgos y la adecuación de reservas de capital tomaron
relevancia; así fue como la posición de CRO fue acuñada en 1993 y ocupada por
primera vez por James Lam en GE Capital.
En la actualidad, las
instituciones se enfrentan a mayor variedad de riesgos, con mayor impacto y
también probabilidad de ocurrencia, debido principalmente a:
Un mayor énfasis en la
transparencia, donde la conducta de la empresa ha sido transparentada.
Una mayor velocidad en la
diseminación de la información a través de las redes sociales, donde la
reputación de la empresa puede ser destruida en segundos.
El manejo de enormes volúmenes de
datos, tomando en cuenta que big data = big risk.
Mayores exigencias regulatorias.
Uso frecuente de servicios de
terceros, lo cual implica capacidades de control más limitadas, pero con la
misma obligación de mitigación de riesgos.
De acuerdo con estudios
realizados por CEB, durante la última década más del 80% de los grandes
impactos al valor de las firmas han derivado de riesgos estratégicos y riesgos
operativos, y sólo 2% derivó de reportes financieros.
Ante esta situación, el
administrador de riesgos juega un rol de consultor estratégico de negocios, en
lugar del papel tradicional de agente de control, cuya responsabilidad se
limitaba a detectar e impedir operaciones riesgosas.
Su papel es cada vez más
importante en la toma de decisiones estratégicas, ayudando al negocio no sólo a
minimizar la exposición al riesgo, sino a:
Evitar los riesgos a través del
desarrollo de una cultura de administración de riesgo operativo, sistemas de
detección oportuna y planes de mitigación.
Transferir los riesgos a través
de seguros y coberturas, así como sistemas de administración de efectividad de
coberturas.
Reducir los riesgos mediante el
establecimiento de límites y sistemas de medición de riesgo y monitoreo de
consumo de límites.
Explotar los riesgos
estableciendo el precio correcto, determinando las primas y sobre tasas acordes
a los riesgos.
¿Es momento de acuñar un nuevo
puesto para este importante rol de administrador de riesgos?
Leticia Ortega, directora general
de SunGard de México, compañía líder en servicios de software y TI.
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