Combatir el hambre: la misión de la Expo
Universal 2015
FORBES, 12 de Octubre del 2015
Como cada 5 años desde 1851
varios países se unen en una extensa exposición que dura 6 meses con un tema en
común. Este año se rigió bajo el lema “Nutrir al Planeta, Energía para la Vida”
(del 1 de mayo al 31 de octubre) y ha causado una respuesta extraordinaria en
la perspectiva internacional.
Tal como se realiza para otros
eventos internacionales, como las Olimpiadas, los países compiten para
convertirse en la sede de la expo universal, aportando a ella la inversión
inicial y el espacio en el cual cada uno de los países participantes – 140 en
esta ocasión – colocará su pabellón para demostrarle al público su
involucramiento en el tema que atiene al evento.
Este año fue la ciudad de Milán
la sede de la expo y la inversión de la misma se elevó hasta 66.3 millones de
euros. Para participar, cada país realiza una inversión inicial de 2 millones
de euros más la suma que se necesite para la construcción de su pabellón. Estas
piezas de arquitectura artística fueron totalmente diversas, desde aquellos
países que optaron por unirse y hacer un solo pabellón en conjunto llamado The
Cluster, hasta unos en donde el avance tecnológico era notable, como el de
Kazajistán el cual tuvo un costo de construcción de alrededor de 8 millones de
euros.
Las impactantes muestras
arquitectónicas que se aprecian en estos pabellones, así como la importancia
del tema que se trata, el cual es de impacto global, ha hecho que edición tras
edición el número de visitantes vaya en aumento. En esta ocasión se tenía
esperada la asistencia de 20 millones de personas, meta que fue superada en el
mes de septiembre. La asistencia ha aumentado con los meses, tanto así que
también en septiembre se presentó el record de visitantes en un solo día: 245
mil personas.
Algo que resulta importante
destacar es la segunda vida de los pabellones. En cada expo las construcciones
después regresan a su país de origen para tener una nueva función (en 1889 el
pabellón de Francia fue lo que hoy es la Torre Eiffel). Escuelas, museos,
estadios o albergues es en lo que dichas piezas arquitectónicas se convertirán
después del 31 de octubre. Uno de ellos, el realizado por Kinder + Sport (uno
de los patrocinadores de la expo) se convertirá en una escuela en una comunidad
de escasos recursos en África. De igual forma, el espacio dedicado en la ciudad
de Milán (1.1 millones de metros cuadrados) evolucionará como un centro de
investigaciones universitarias.
Nutrir al planeta
El derecho a la comida saludable,
segura y suficiente fue el núcleo del mensaje que se buscó transmitir a través
de este magno evento. La sustentabilidad y elevar la conciencia del cuidado de
los recursos naturales se reflejó en cada uno de estos pabellones de manera
clara y original.
La expo buscó plasmar las
contradicciones que se viven hoy en día en cuanto al tema de la comida: el
preocupante número de personas que sufren de hambruna, contra las cantidades de
comida que se desperdician día a día. De acuerdo con las cifras que presentan,
aproximadamente 870 millones de personas en el mundo están desnutridas,
alrededor de 2.8 millones de personas mueren por problemas ocasionados por
obesidad y cada año se desperdician 1,300 millones de toneladas de alimento.
Los alarmantes datos respaldan la elección del tema de esta edición que no sólo
tiene el objetivo de educar a las personas, sino a que se impulsen cambios
culturales, sociales y políticos en todo el globo.
Cada uno de ellos presentó el
mensaje de distintas maneras. Por ejemplo, el de Suiza lo hizo regalando
manzanas. Al inicio del pabellón se encontraba un espacio con capacidad de 20
millones de manzanas (el número esperado de asistentes), el letrero indicaba
que si cada visitante tomaba una sola manzana, habrían suficientes para todos
los seis meses del evento. Las manzanas se acabaron a los pocos meses de haber
abierto sus puertas. El mensaje no lo tuvieron que dar los organizadores, sino
que fue construido por la interacción con el público.
Al interior de los pabellones se
encuentran diversas actividades y presentaciones, entre ellas hay videos que
demuestran la gastronomía del lugar o sus esfuerzos para combatir el hambre,
mappings sobre la historia de su alimentación, instalaciones fotográficas,
demostraciones culinarias, catas, talleres y mercados, entre otros.
Pabellón Zero
El lugar imperdible dentro de la
exposición. Se trata de la introducción del tema a través de un viaje por la
historia de alimentación y la evolución de la humanidad en torno a los
alimentos. Toca temas como el cambio en el paisaje, la cultura y los rituales
que han envuelto a la comida a lo largo de la historia y cómo ha cambiado el
concepto detrás del consumo de los alimentos.
El impactante pabellón de madera,
diseñado por Michele de Lucchi y curado por Davide Rampello, inicia con el
comienzo de la humanidad y su relación con la naturaleza (las plantas y los
animales) y concluye con las paradojas actuales sobre la nutrición. Lo que aquí
se trata va de la mano con el tema de las Naciones Unidas The Zero Hunger
Challenge. United for a Sustainable World (el reto de la hambruna nula, unidos
por un mundo sustentable). Es por ello que además de los apoyos visuales que se
encuentran al interior (videos, instalaciones fotográficas, maquetas
históricas, entre otros) también hay guías especializados que pueden ahondar en
lo que se encuentra en cada sala.
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