Cómo llegar a ser ejecutivo y no quedarse en
el camino
Cinco Días - miércoles, 14 de octubre de 2015
Llegan a las empresas con ganas
de comerse el mundo, de triunfar. Son aspirantes a directivos. Pero, en contra
de lo que parece, para llegar a lo más alto, es importante la actitud, más que
la aptitud. Entre las cualidades que más valoran las empresas, al margen de la
capacidad que se tenga para resolver un problema o tomar una decisión, se
encuentra la empatía, el entusiasmo, la honestidad, la amabilidad, la cortesía,
la disciplina, el esfuerzo y la constancia. En definitiva la pasión que se
ponga en el trabajo, donde se tiene en cuenta la proactividad, esto es, la
iniciativa para desarrollar proyectos creativos asumiendo la responsabilidad de
que las cosas sucedan. Se trata de tomar el control para hacer que las cosas
sucedan, y está muy bien valorada porque demuestra el espíritu emprendedor de
un empleado.
Además de actitud se requiere
seguir una serie de estrategias que, unidas a las anteriores actitudes,
ayudarán a crecer y permanecer en la empresa, según opinan Agustín
López-Quesada y Andrés Gusó, profesores de la escuela de negocios ESIC y
autores de la Guía de supervivencia para aspirantes a directivos. Entre las
habilidades que este colectivo requiere, los expertos enumeran las siguientes:
sociales, donde se encuentra la empatía, la seriedad, la simpatía. Ha de tener
dotes de comunicación, tanto verbal como no verbal; y un pensamiento creativo,
a la vez que influencia, lo que se traduce en persuasión, liderazgo,
disuasión…). También debe contar con capacidad estratégica y analítica, además
de ejecutiva, saber tomar decisiones, liderar equipos…
Normas en el vestir
Ser prudente: no conviene
mostrarse más allá de lo que las normas de educación requieran porque la
prudencia, y más en el trabajo, es la mejor opción. En este sentido, hay
algunas señales “inequívocas y evidentes”, como es la etiqueta en el vestir de
la empresa. Esta puede ser estricta y convencional, con el traje como
protagonista; smart casual o informal. “Ninguna es más correcta que otra, hay
que seguir la que se siga en cada empresa”, dicen los profesores de ESIC
Agustín López-Quesada y Andrés Gusó.
Lo importante es causar una muy buena primera
impresión, porque los primeros 45 segundos en un encuentro son los que van a
marcar buena parte de los sentimientos de aceptación o rechazo posteriores.
Todo aquel que disponga de estas
destrezas, puede comenzar a establecer una serie de estrategias para poder
sobrevivir en la jungla de la empresa. Para empezar, establecer un plan y
organizarse, sobre todo saber “adonde quiero llegar y cómo, tener actitud e
inversión personal acorde con los objetivos que se quieren conseguir “, apuntan
los docentes. La carrera de todo profesional debe planificarse como si fuera un
negocio empresarial, y para ello conviene hacerse preguntas como las
oportunidades de mejora a medio y largo plazo, qué plan de carrera hay
establecido tanto para uno mismo como para el resto de los compañeros, si está
bien visto cambiar con relativa frecuencia de empresa o, si por el contrario,
es mejor hacer toda la carrera en la misma organización. Este último punto,
afirman López-Quesada y Gusó “está muy bien, siempre que se crezca a un ritmo
aceptable”. Pero también creen que no está mal visto cambiar de compañía por
razones de carrera. Es más, se demuestra ambición y seriedad por el futuro. Para
llegar lejos conviene ponerse objetivos, fijar metas de hasta dónde se quiere y
puede llegar: si se desea ser director general, gerente de fábrica o director
comercial. Da lo mismo, una vez se establezca la meta, hay que invertir en
formación y activar la red de contactos. La especialización suele funcionar.
También es necesario reconocer el terreno, saber dónde se está, qué reglas son
las que predominan, o qué tipo de compañeros rodean al profesional.
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