Siria – VW y la estrategia del Principito
FORBES- martes, 13 de octubre
de 2015
Cuando un chango rebelde incomoda
en algo a un chango líder, éste ideará un castigo para ponerlo en cintura. Le
da zapes, le prohíbe comer o lo expulsa de la comunidad hasta que muestre
sumisión. Pero, ¿qué dice el Principito al respecto?
Mi familia conserva una Combi
Volkswagen modelo 1979. El viejo vehículo aún funciona perfectamente, aunque
algunas veces, en las curvas, la puerta derecha se abre sorpresivamente. Eso
nos genera una emoción especial,parecida a la que causa subirse a la montaña
rusa de madera de Chapultepec, construida en 1964; con gritos y caras de
espanto. Era parte de una flotilla de camionetas perteneciente a antiguas
glorias de lo que era una gran fábrica, y que ahora es un heroico taller de
manufactura de peluches que mi madre dirige; la batalla de ese negocio es tan
romántica y valerosa como San Jorge contra el Dragón, llamado, en este caso,
“China”.
La camioneta sigue en servicio y
posee características que la hacen virtualmente eterna: diseño atemporal, alta
durabilidad, motor trasero (idéntico al de un Vocho), de fácil y barato
mantenimiento. Simple, económica y confiable.
Con el nombre original de Kombi
T2 fue lanzada en 1950. Sufrió pocas modificaciones desde su diseño original
hasta la que se encuentra estacionada en casa de mis padres. Está extrañamente
inspirada en una camioneta futurista de pasajeros, inventada en 1933 por el
visionario estadounidense Richard Buckminster Fuller, quien fracasó en
producirla en masa debido a la mala reputación que se hizo: murió un chofer
exhibiéndola en la Feria Mundial de Chicago.
Por la calidad que palpé desde
niño en la Combi, el Vocho, el Safari, el Corsar, el Jetta, entre otros que tuvimos,
he escogido la marca VW como mi primera opción cuando compro un auto. Hoy tengo
un GLI, que aunque me encanta, rechina sonoramente cuando freno (desde nuevo).
Suena peor que un microbús frenando de 100 a 0 km/h en el Estado de México,
ésos que se estrellan y el chofer huye. En la agencia VW me dicen que aunque
haga ruido, no afecta el poder de frenado; que solamente están “cristalizadas
las balatas”. Antes les hubiera creído con los ojos cerrados; hoy… empiezo a
dudar de esa opinión profesional.
El trauma
Una gran cantidad de personas de
todo el mundo confían en la calidad de VW. Sin embargo, debido al escándalo
reciente, se han cuestionado la fiabilidad de la marca. Ante acusaciones de la
Agencia de Protección del Medioambiente de Estados Unidos (EPA), VW admite que
produjo 11 millones de vehículos diesel con un ingenioso aparato instalado, que
engaña a las pruebas que se les apliquen para medir partículas contaminantes.
Por supuesto que nos desilusiona y nos hace pensar: ¿en qué más nos han engañado?
¿Qué dice El Príncipe de
Maquiavelo al respecto?
Ganar es lo importante,
independientemente de los medios. Volkswagen actuó ante las limitantes que los
estadounidenses les imponen en su país. El gobierno de Estados Unidos pone la
vara alta en los requerimientos para ciertos productos de importación, con el
fin de limitar el consumo que afecte sus intereses, industrias y marcas.
Volkswagen, pensándose un Príncipe listo y maquiavélico, engañó las pruebas
para poder vender 480,000 unidades en ese país.
Mentir es necesario, dice
Maquiavelo: “Un príncipe, para conservar el poder, es a menudo obligado a ser
perverso, porque cuando el grupo (ya sea pueblo, soldados o nobles) del que
juzga necesario para mantenerse, está corrompido, es conveniente seguir su
capricho para satisfacerlo, pues las buenas acciones serían tus enemigas.”
Por supuesto que Volkswagen es un
Príncipe que tiene a un padre que es Rey: Alemania. Pero otro Rey más poderoso,
que llamaremos Estados Unidos, está inconforme con el desacato de Alemania al
aliarse con Rey Rusia para enviar soldados y armas que apoyen al gobierno del
dictador Bashar al-Assad en Siria. Por ello, EU hizo uso de su
espionaje-posguerra-fría para sacar “trapitos al sol” de una piedra angular de
la economía germana: la icónica industria automotriz y su consentido Príncipe
VW. De esta forma le dio una lección maquiavélica al ahora tembloroso Rey
Alemania.
Esto no es nuevo ni exclusivo del
humano: cuando un chango rebelde incomoda en algo a un chango líder, éste
ideará un castigo para ponerlo en cintura. Le da zapes, le prohíbe comer o lo
expulsa de la comunidad hasta que muestre sumisión. A veces, el chango alpha no
lo hace como castigo, sino simplemente porque le conviene quitarle algo al otro
chango, o simplemente por dar un castigo ejemplar que asuste a los demás y así
obedezcan.
Algunos ejemplos:
Embargo atunero de EU de 1980 y
1990 a México. Expulsión.
Embargo al aguacate mexicano
(duró 83 años). Expulsión.
Embargo económico, financiero y
comercial a Cuba (desde 1960 a la fecha). Expulsión.
SHCP da prisión 4 meses al
cantante Laureano Brizuela (por si no se acuerdan de él, aquí una canción).
Zape.
SHCP detiene a Juan Gabriel por
evasión de impuestos. Zape.
Amenaza Rusia cortar el
suministro de gas a Europa (un tercio del petróleo y gas de Europa lo produce
Rusia, 40% del que consume Alemania proviene de Rusia). Prohibición de comer.
Estados Unidos y su aliado Arabia
Saudita bajan precios produciendo más petróleo para hacerle daño a Rusia.
Prohibición de comer.
Alemanes se unen a Rusia contra
terroristas en Siria. EU le da un zape fuerte a Alemania mediante su hijito VW.
Zape.
EU amenaza con poner cabezas
nucleares en Alemania; Rusia dice que balancearán las cosas si así pasa. Zape.
Rusia bombardea Siria para
proteger sus intereses; EU apoya a los rebeldes por la misma razón, y aparte
bombardea Afganistán. Estado Islámico aprovecha la coyuntura para hacer
desmanes cual anarquista en 2 de octubre. Miles de civiles huyen, otros tantos
inocentes mueren de manera “rutinaria”. Zape, prohibición de comer y expulsión.
Un bully en la escuela le da un
zape a un indefenso, le quita el lunch y lo aísla. Así es el mundo de los
changos (sin ofender a los primates).
¿Qué dice El Principito al
respecto?
El Principito es simplemente
nuestro niño interior. Galileo Galilei, Isaac Newton y Albert Einstein gustaban
de plantearse las cosas de una forma tan sencilla como lo haría un niño. En eso
radicaba una importante parte de su inteligencia. Ellos querían que dejáramos
de tener el conocimiento de un chango, al menos en lo que a física se refiere.
“¿Qué pasaría si corriera a la
velocidad de la luz? ¿La luz parecería estar quieta?” Se preguntaba Albert.
“Si una manzana cae, ¿también cae
la Luna?” Se preguntaba Isaac.
“¿Por qué no experimentar en vez
de sólo creer en lo que decía Aristóteles hace 2000 años?” Se preguntaba
Galileo.
El juego se llama pregunta a tu
niño interno y lo que ganas es responder misterios que cambian todo nuestro
entendimiento. Sólo un diálogo interno con nuestro propio Principito puede
cambiar al mundo. No es broma; sin estos hombres que se preguntaron lo más
básico a la manera de un niño vivaz, seguiríamos creyendo que la Tierra es el
centro del universo, que las cosas caen porque anhelan estar unidas a la Tierra
y cosas anacrónicas por el estilo. El mundo tecnológico cambió gracias a la
ciencia, pero los gobiernos y las empresas tienen valores y formas que no
difieren de los que teníamos hace 2,000 años o más; ni siquiera difieren de los
changos.
¿No es momento de hacernos las
preguntas correctas también en el sentido social, empresarial y político?
¿Desafiar a Maquiavelo de verdad nos es tan difícil?
En el libro La estrategia del
Principito, un hombre se cuestiona su vida entera, se niega a seguir el camino
del Príncipe de Maquiavelo, prefiere aprender lo que el Principito siempre
quiso decirle con esas preguntas simples que molestan por incómodas y sabias.
Aquí extractos del libro:
—No cabe duda que lo importante
es invisible para los ojos, se dijo así mismo.
El hombre regresó de su ensueño
diurno, agradecido con aquel maestro, y se dispuso a finalizar esta estrategia
de guerra pacífica contra su Maquiavelo interno. En ese despertar sucedió lo
que a veces pasa, una “casualidad afortunada”, algunos le llaman serendipity;
en su escritorio tenía un tarot de Marsella, y no era que él hiciera lecturas
para ver el futuro (no, qué va), sucedía que recientemente había estudiado
sobre los arquetipos de Carl Jung, y justo ahora se presentaban los personajes
que conoció el Principito, como recordatorios mezclados de la sombra que nos
sigue.
El ver quien no eres hace que la
realidad de quien sí eres emerja por sí misma.
El hombre escribió en su cuaderno
azul con letra muy fea, apenas legible:
Observa con tu corazón, no con
tus ojos, y conoce ahora mismo lo que no eres y lo que sí eres. Conoce los
arquetipos-sombra y los arquetipos-luz. Distingue cuáles viven en ti y cómo
actúan.
El Rey
Rey-Sombra. Para él, “los otros”
son súbditos.
La frase “Soy al fin rey de
alguien” representa a las personas que buscan el poder. Es el que da órdenes
por darlas y que manda a hacer lo que de todos modos es inevitable hacer.
El rey disfruta poder tener poder
sólo por tenerlo. Le gusta disponer de súbditos que le reporten y pueda darles
órdenes, sean éstas útiles o no.
La pregunta del Principito para
ti sería:
¿Qué persona cercana a ti te
choca porque es un Rey-Sombra? Ahora dime, ¿en qué te pareces a ella?
Al leer este extracto y hacerme
la pregunta, me di cuenta que tener un jefe idiota es malo; serlo, sin saberlo,
es aún peor.
Rey-Luz. Para él, guiar proviene
de amar.
El rey tiene fortalezas como el
liderazgo y la responsabilidad. Que el poder siempre sea para bien de todos,
sólo se logra amando a los demás.
La vida es libre. Simplemente
sucede. No pensemos en controlar a las personas y a las estrellas. Aunque
parezca que se cumplen las órdenes que lanzamos, al final, el poder egoísta no
funciona. Se revierte en soledad porque el mundo en general tiende al bien
(aunque a veces no lo parezca).
Steve Jobs dijo alguna vez: “No
tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que
tienen que hacer.”
La pregunta del Principito para ti
sería:
Escoge dos personas. ¿Existe algo
en que las puedas ayudar a realizar sus sueños?
Lo leo y me acuerdo de Putin,
Obama y de todos los demás. Imagina que un político se hiciera esa pregunta
diario. ¿Acaso así entendería qué significa ser un servidor público? Tal vez se
parecerían un poco más a Mujica.
El Vanidoso
El Vanidoso-Sombra. Para él, “los
otros” solo son admiradores.
Quiere ser halagado a toda costa,
aunque el halago no sea sincero. El vanidoso le pide al Principito que golpee
sus manos una con otra, un curioso truco para lograr que aplauda en contra de
su voluntad. Este tipo de personaje sólo escucha alabanzas.
Eso es el “ego”, un invento. Esa
invención que toma forma como si existiera, quiere que lo falso lo alimente. Es
un ser falso viviendo de alimento falso dentro de nosotros.
La pregunta del Principito para
ti sería:
¿En qué te gustaría que te
admiraran y que no sucede actualmente?
Al preguntármelo, me vino a la
mente una frase que me parece es de Will Smith. Parafraseando: “Muchas veces
gastamos dinero que no tenemos para comprar cosas que no necesitamos, para
impresionar a gente a la que no le interesamos y que, aparte… ni nos agrada.”
El Vanidoso-Luz. Para él, la
belleza está en todo.
Si bien la vanidad es parte del
ego, tampoco podemos negarla. Si ella se escapa del espejo sólo queda entender
eso que se admira de uno y del otro como belleza. La belleza es verdad y la
verdad es belleza. ¿Será vanidad de la naturaleza que la noche parezca infinita
en un tranquilo mar azul turquesa iluminado por una luna llena? ¿Será también
su vanidad que la música de un gorrión nos llene el alma al igual que la
sonrisa de un niño?
La belleza que emana de la
naturaleza también se presenta en nosotros, y ¡cómo ignorarla? Seamos todos
vanidosos de eso. No por raza o talla o grado de inteligencia. No por saber más
que el otro o por tener la nariz más respingada o el pelo más ondulado. Seamos
vanidosos de que somos parte de la belleza de la naturaleza, y entre más grande
sea nuestra comprensión de esta verdad, mayor será nuestra admiración hasta por
un insecto, por una pequeña planta que crece en la calle más sucia, por nuestra
cara que, sea como sea, refleja eones de estrellas que renacieron en ella.
La pregunta del Principito para
ti sería:
¿Quién es la persona más
desagradable con la que hayas tenido un encuentro recientemente? Describe
brevemente una cosa buena que tenga.
Está comprobado que una
apreciación más positiva –no irreal– de la vida hace que vivas más años y que
seas más efectivo en tu trabajo. Más feliz, en general.
El Zorro
El Principito se encuentra con un
zorro. Pero, lejos de ser el típico zorro mañoso, éste es uno de corazón
compasivo y sabio, nada ladino o engañoso.
¿Acaso es un atisbo de lo que la
astucia debe ser en estos días? La insinuación de que el “astuto” César Borgia
de Maquiavelo cayó en desuso. Ese pobre Príncipe fanfarrón, malmuere entre
guerras y torturas. Un Principito, astuto como un zorro pos-posmoderno*,
trasciende y bienvive con muchas más ventajas que el viejo modelo.
La estrategia del Principito es
un libro útil para toda persona que crea que un camino diferente lo espera, que
intuye algo mejor pero no sabe aún lo que es. El Principito te jala de la ropa
para decirte cosas que quiere, porque él sí sabe lo que es bueno para ti. Lo
dice con insistencia… sin miedo.
Millones de personas en el mundo
han leído El Principito siendo niños, y a los reflexivos les ha quedado una
sensación de que hay algo más detrás de las palabras de cada personaje; se
entrevé una guía de sabiduría inocente y, por ello, valiosa.
Es curioso que teniendo en
nuestras manos desde niños la llave de la felicidad, recurramos al El Príncipe
de Maquiavelo (de forma consciente o inconsciente) para resolver nuestra vida.
Intrigas, egoísmo, desconfianza, deslealtad, son parte de la estrategia que utilizamos
día con día: el maquiavelismo. Ésta es la semilla de la tristeza, del
sufrimiento en las empresas, los países y en nuestra propia vida.
¿Por qué no mejor dejarte
acompañar de tu viejo amigo de la infancia, de ese Principito que molesta tanto
con preguntas raras? Permitamos que ese pequeño amigo te guíe hacia el
auténtico éxito en un viaje aventurado, a un mundo infinito, poco explicado y
desconocido para ti: tu propio interior.
Design thinking
¿Recuerdas al diseñador de esta
camioneta que inspiró al de la Combi y fracasó?:
Pues te cuento que también diseñó
esta estructura, llamada Carpa Geodésica, y triunfó:
Revolucionó la arquitectura con
ella. Esta cúpula, en su modelo más pequeño, la vemos aquí abajo con su creador
Buckminster Fuller.
Esta estructura tiene una
característica que Buckminster Fuller llamaba “vector en equilibrio”, y es
justo lo que podemos lograr con La estrategia del Principito.
Nos ponemos en medio y diseñamos
nuestra estrategia alrededor, acorde al nuevo modelo basado en nuestra verdad
interior.
Poco a poco nos levantamos,
sosteniendo eso que se veía tan plano.
¡bum! La estructura se vuelve
amplia y autosustentable.
Es autosustentable no en un
sentido de cliché hippie: la estructura soporta su propio peso sin columnas;
puede hacerse tan grande como se requiera, y el vector en equilibrio permitirá
que se sostenga. De lo bidimensional pasa a ser tridimensional gracias a la
sinergia (término que usamos sin saber que Fuller es el que lo popularizó y que
significa en griego trabajando juntos).
Si cada niño interior en nosotros
construye su propia cúpula geodésica, eventualmente podremos tener una
civilización en lo social, lo político y lo empresarial, que sea verdaderamente
internacional. Sin guerra en Siria, sin zapes a VW y con menos empleados
maltratados… como tú comprenderás.
O nunca se sabe… tal vez podamos
crear una más acorde al nivel de civilización del Principito y sus distintas
visitas a planetas vecinos; el comienzo de una civilización interplanetaria o
intergaláctica. Así, tal vez, los alienígenas de Jaime Maussan nos dejen de
observar como changos en zoológico y quieran bajar a saludar (bueno… ojalá no
vengan hoy en la noche). ¿O con este tipo de sociedad queremos poblar algún día
Marte?
¿Te suena a fantasía cambiar
todo?
En la relatividad general de
Einstein se utiliza también el término geodésico para describir la línea por la
que se mueve un cuerpo en el espacio-tiempo.
Así imaginó el Principito Albert
la famosa “Paradoja de los gemelos”, que no es otra cosa que viajar al futuro.
Sí, querido lector… viajar en el tiempo (con la limitación de no viajar al
pasado) bajo este razonamiento, no es ciencia ficción… teóricamente sucede, así
como la fisión nuclear teóricamente sucedía liberando energía según E = mc2 y
algún Príncipe lo comprobó en una bomba atómica.
“A Einstein le encantaba
imaginarse mundos que no existían, y ése era su poder: ser capaz de ver
físicamente en una imagen cosas que los demás no podían ver.
“Tanto Newton como Einstein
tenían la habilidad de crear imágenes sencillas que un niño podría entender, y
extraer de ello ideas que cambiarían el Universo.”
Michio Kaku, famoso físico
teórico (seguro lo has visto en History Channel)
Einstein pudo imaginar y
comprobar matemáticamente un viaje en el tiempo; dudó de la autoridad incuestionable;
cambió el entendimiento de todo con una auténtica revolución desde su pequeño
cuarto, con gis, papel y lápiz.
¿De verdad, a estas alturas no
podemos encontrar ideas equivalentes a esos grandes avances científicos en el
entendimiento de lo que es la sociedad, la política y la empresa?
Platicar con nuestro niño
interior es tal vez, también, la mejor forma realista de mejorar nuestra vida
personal.
Haz que ese niño sincero haga las
preguntas correctas y raras:
“Si yo ayudo a dos personas
diferentes diario, ¿alguna de esas dos, a su vez, hará lo mismo, y así al
infinito hasta que me llegue a mí de regreso?” Se pregunta un político de
nombre Isaac.
“¿Por qué no pensar como el
Principito en mi trabajo, en vez de sólo creer en lo que decía Maquiavelo hace
500 años?” Se pregunta un ex empleado de nombre Alejandro.
“¿Qué pasaría si yo tuviera menos
miedo a perder dinero con mis negocios de petróleo? ¿Invertiría en energía
limpia que disfrutarían mis nietos en 10 años?” Se pregunta un empresario
multimillonario llamado Alberto.
¿Quieres imaginar y cambiar el
universo? Haz caso a tu propio Principito; construye tu propia cúpula
geodésica. Diseña el universo externo desde el universo que tienes dentro.
¡Por cierto! Volkswagen significa
“auto del pueblo”. Si recuerdas ese detalle que vive en tu corazón de Vocho, mi
distinguida VW, el pueblo te seguirá queriendo… de la misma forma que yo quiero
a mi vieja Combi; sus defectos no me importan, porque, al final, es confiable.
Alejandro Llantada-Asociado de
The Persuasion Institute, conferencista, consultor en mercadotecnia y
persuasión. Autor de 'El Libro Negro de la Persuasión'. Catedrático del Colegio
de Imagen Pública.
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