Empresas que
pagan mejores sueldos tienen mayor esperanza de vida
FORBES -
14 de octubre de 2015
No hay excusa para seguir disminuyendo la
proporción de remuneraciones respecto de los ingresos totales, pues entre más
favorables sean las condiciones para los trabajadores mejor será el futuro de
las empresas.
Contrario a lo que muchos empresarios practican
según su concepción de negocios, las empresas que han alcanzado un mayor grado
de madurez a lo largo del tiempo comparten también la característica de ser
aquellas que mejores ingresos ofrecen a sus colaboradores, pues existe una
relación directa entre la supervivencia de las empresas y los sueldos que
ofrecen, según revelan datos de los Censos Económicos 2014 elaborados por el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Es por lo anterior que Baja California,
Distrito Federal y Chihuahua no sólo tienen las unidades económicas que mejores
remuneraciones ofrecen, sino que cuentan con una mayor probabilidad de alcanzar
la madurez, en tanto que Campeche, Oaxaca, Hidalgo, Zacatecas, Tabasco y
Chiapas son la contraparte, al destacar por sus salarios bajos respecto de sus
ingresos totales.
A mayor compromiso, mayor probabilidad de
subsistir
Proyectando los datos anteriores con la última
actualización del Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas
(DENUE), tenemos que de los 4.9 millones de establecimientos que operan a lo
largo del país, al menos 1.3 millones corresponden a empresas recién creadas,
de las cuales, tristemente, 455,000 cerrarán antes de cumplir su primer año de
vida.
Si bien hay una gran cantidad de factores que
afectan la mortalidad de las empresas, no es un dato irrelevante el que
demuestra que las empresas que alcanzan su máxima consolidación a lo largo del
tiempo brindan también mejores condiciones salariales a sus trabajadores, pues
las implicaciones de esta filosofía de negocio son enormes.
También hay que señalar que cuantos más
trabajadores participan en una empresa recién nacida, mayor es la esperanza de
vida de la misma. Si, en efecto, el tamaño de las empresas está determinado por
la concepción de la necesidad que van a cubrir –y del capital que se invierta
en ellas–, siendo teóricamente más complicado sostener una de 50 trabajadores
respecto de otra que solamente contemple 5, es la urgencia de recuperar el
capital invertido y obtener beneficios en el mismo sentido, el principal
incentivo para mantenerlas con vida por parte de quienes las emprenden.
Así, el modelo de las incubadoras de negocios
tal vez deba cambiar por uno que observe mayores retos y se comprometa con
proyectos más complejos, puesto que son este tipo de empresas las que observan
una mayor esperanza de vida. Si al emprendedor de un proyecto ‘relativamente
pequeño’ se le inculca operar con ingresos demasiado austeros para alcanzar la
obtención de utilidades y/o mantener su operatividad, se le estaría
condicionando a una muerte prematura para su proyecto, cuando lo que necesita
es precisamente la motivación de obtener mayores beneficios para vencer las
dificultades que se le presentan.
Entidades federativas con mayor y menor
esperanza de vida en sus empresas según los salarios que ofrecen
Si seguimos la premisa planteada y atendemos
como deseable que las empresas alcancen un grado de madurez tal que sobrevivan una
mayor cantidad de tiempo, y apreciamos la correlación que existe entre éstas y
la proporción de sus ingresos totales que destinan al pago de sueldos,
observamos también que, por entidad federativa, hay una mayor solidez de
empresas en algunas regiones respecto a otras.
Como se aprecia en la tabla, las unidades
económicas de las entidades federativas que destinan una mayor proporción de
sus ingresos totales al pago de remuneraciones son Baja California, Distrito
Federal y Chihuahua, en un primer grupo; seguidas de Tamaulipas, Colima y
Durango, ubicándose estas últimas por encima de la media nacional en cuanto a
la esperanza de vida de sus empresas (según los ingresos que ofrecen a sus
trabajadores).
En el otro extremo encontramos a Campeche,
Oaxaca, Hidalgo, Zacatecas, Tabasco y Chiapas, donde las unidades económicas
retribuyen en menor proporción a los trabajadores respecto de sus ingresos
totales, apreciándose más propensas a tener una mortalidad temprana.
A pesar de no ser capaces de abandonar el último
grupo de la tabla, Tabasco, Chiapas y Campeche han mejorado las remuneraciones
que ofrecen a sus trabajadores respecto de sus ingresos totales, mientras que
en Sonora, Zacatecas, Hidalgo, Yucatán, Veracruz y Baja California Sur la
proporción de remuneraciones respecto de los ingresos totales de las unidades
económicas ha disminuido por encima del 30%.
¿Son justos los salarios que ofrecen las
unidades económicas?
No. La productividad de los trabajadores
mexicanos sigue aumentando; sin embargo, sus salarios continúan depreciándose.
Tan sólo la proporción de remuneraciones de las unidades económicas respecto de
los ingresos totales cayó 22% en los censos económicos comprendidos entre 2004
y 2014; el PIB per cápita pasó de 7 a 10.3 mil dólares anuales entre 2004 y
2013 (BM), pero la población ocupada con ingresos menores a dos salarios
mínimos pasó de ser un 39% del total en 2005, a reducir apenas 1 punto
porcentual para ser el 38% del total en 2015 (ENOE).
La productividad sube, los salarios bajan y los
mexicanos son quienes mayor cantidad de horas destinan al trabajo anualmente
entre los miembros de la OCDE.
Y es que las mercancías adquieren valor
–obviando otras condiciones del mercado–, como un derivado del trabajo que se
invierte en las mismas. Pueden existir recursos de mil tipos, pero no es sino
hasta que son trabajados en un producto –o un servicio– que son pulidas hasta
expresarse en un bien con valor. No importa qué tanto participen las
tecnologías en este proceso, puesto que, en tal caso, éstas son también el
producto de la mano de obra en un proceso más complejo. Así, no hay excusa para
seguir disminuyendo la proporción de remuneraciones respecto de los ingresos
totales, pues como se afirmó desde el primer párrafo de este texto, el mismo
Sistema demuestra que mientras las condiciones son más favorables para los
trabajadores, mejor será el futuro de las empresas.
Además de ofrecer remuneraciones acordes a la
productividad de los trabajadores, logrando incrementar la expectativa de vida
de las unidades económicas en el proceso, nuestra cultura empresarial tiene
mucho que envidiar de la filosofía oriental. Para muchos de esos pobladores, la
mayor satisfacción se encuentra en hacer las cosas ‘bien’ porque representan
una extensión del ser, que no se encuentra peleada con el crecimiento, siempre
que ello no represente una disminución en la calidad. En nuestro cultura, sin
embargo, funciona de manera contraria: una vez que un producto alcanza cierto
éxito, continúa un proceso de ‘refinamiento’ donde solamente se busca abaratar
los costos, aun en perjuicio de la calidad y sin importar si se tienen que
reducir salarios para obtener siempre mayores beneficios.
Emmanuel Ameth-Es periodista y colabora en
medios de comunicación de México, Estados Unidos, España y Rusia. Le gusta
construir tablas e indicadores, pero aún más describirlas. Dice que lo escogió
la Inteligencia de Mercados.
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