El elixir de la vida eterna que debes tomar
cada día (pero si es de calidad)
El Confidencial - octubre de 2015
Tim Spector, profesor de
Epidemiología Genética en el Kings College de Londres, se planteó un reto:
cambiar su desayuno diario de fruta y yogur por un vasito del comúnmente
conocido como oro líquido. Tras leer y analizar diferentes investigaciones
científicas, el experto se convenció de que el consumo de aceite de oliva le
podría ayudar a alargar su vida, y comenzó su nueva dieta.
“Al principio sentí náuseas y
mareos. Mi intento de seguir durante una semana una dieta intensiva de aceite
de oliva no empezó bien”, relata el profesor en 'The Conversation': “Eran las
ocho de la mañana y tenía el estómago lleno con apenas un pequeño vaso de
líquido dorado elegido especialmente por unos amigos españoles como la variedad
Arbequina, un aceite de oliva virgen extra suave. Mojar una tostada de pan
caliente en él antes de la cena es una cosa, pero beberlo por la mañana solo
fue algo totalmente distinto”.
Un desayuno ligero y aceitoso
Spector decidió poner en marcha
esta nueva costumbre alimenticia con el objetivo de emular las dietas que
seguían los pescadores de Creta en la década de los años 60, quienes
desayunaban un vaso de aceite de oliva antes de enfrentarse a una dura jornada
de trabajo físico. Según han sugerido diferentes estudios científicos, parece
ser que el consumo de aceite en ayunas alarga la longevidad de las personas
notablemente, y el profesor no pensaba perderse la oportunidad de conseguir tan
increíble beneficio.
Se cree que tomar una cucharada o
un vasito de aceite de oliva en ayunas ayuda a mejorar el funcionamiento del
aparato digestivo, reduce la formación de cálculos biliares y ayuda a disolver
y expulsar la piedras, adelgaza e incluso puede ser útil para dejar de fumar o
como medio natural para combatir la resaca.
“Decidí cambiar mi desayuno usual
de yogur y fruta por la bebida de oro para poner a prueba a la historia”. A la
media hora de tragarse el primer vaso se despertó tirado en el suelo. Se había
desmayado. Su intento de alimentarse como un cretense parecía desvanecerse a
los pocos minutos de haber empezado, pero su fiel convencimiento en los
beneficios para la salud del aceite de oliva seguía siendo fuerte.
Claro que no vale con cualquier
aceite. El experto insiste en que no podemos escatimar en nuestro presupuesto y
consumir aceite de baja calidad. Si lo que queremos es alargar nuestra vida no
podemos optar por las gamas bajas, hay que beber un vasito de aceite de oliva
virgen extra o el esfuerzo no servirá para nada.
Dieta mediterránea, ¿baja en
grasas?
Aunque en España y en países
vecinos como Italia o Grecia su consumo es diario y en cantidades relativamente
elevadas (se calculan unos 13 litros al año por persona), en otros como Gran
Bretaña o EEUU apenas se alcanza el litro anual de aceite por ciudadano.
Pese a que numerosos estudios lo
han tachado de ser poco saludable por ser alto en calorías y grasas, lo cierto
es que las poblaciones en las que se consumen mayores cantidades de aceite de
oliva –concentradas especialmente en el sur de Europa– viven más tiempo y
sufren menos enfermedades de corazón. Y eso que supuestamente ingieren más
grasas. Los investigadores apuntan al aceite de oliva como combustible
principal para tener una vida más sana y larga.
Una medicina probada en españoles
Hace unos diez años se llevó a
cabo en nuestro país una investigación ambiciosa y única para demostrar los
beneficios del aceite de oliva. Para ello, se contó con 7.500 hombres y mujeres
con sobrepeso y en riesgo de padecer enfermedades de corazón y diabetes. Repartidos
aleatoriamente en dos grupos, durante cinco años siguieron a rajatabla dos
dietas distintas, respectivamente: una baja en grasas recomendada por la
mayoría de los médicos de los países occidentales y otra mediterránea, rica en
grasas, aceite de oliva virgen extra y frutos secos.
El estudio publicado en el 'New
England Journal of Medicine' en 2013 demostró que el grupo que había seguido la
dieta mediterránea tenían un tercio menos de probabilidades de desarrollar
enfermedades del corazón, diabetes y accidentes cerebrovasculares que aquel que
siguió una alimentación baja en grasas. No sólo eso, además perdieron algo más
de peso que los otros y mostraron una memoria más desarrollada.
Tras analizar el estado de salud
de un grupo importante de personas durante un largo periodo de tiempo, no sólo
durante un par de semanas como tantos otros estudios científicos, los
investigadores llegaron a la conclusión de que el aceite de oliva –siempre como
ingrediente protagonista de una dieta mediterránea llena de frutas y verduras,
cereales integrales, legumbres y lácteos como yogur y queso– era realmente
beneficioso para la salud de quienes lo consumían.
Ahorros que salen caros
Los responsables del estudio
recalcaron la importancia de consumir un aceite de oliva de calidad, de la gama
virgen extra, ya que no encontraron ningún beneficio en aquellos de marcas
baratas. Como explica el profesor, “la diferencia entre los grados de aceite no
sólo se encuentra en una mayor o menor acidez, frescura y sabor más o menos
intenso, sino en la cantidad de sustancias químicas que liberan los llamados
polifenoles”, responsables de las características beneficiosas para el corazón,
la prevención de enfermedades cardiovasculares e incluso de algunos tipos de
cáncer como el de mama, según han subrayado diferentes estudios.
El aceite de oliva virgen extra
cuenta con alrededor de 30 polifenoles que actúan como antioxidantes naturales
reduciendo la inflamación y también ayudando a reducir los efectos del
envejecimiento de la piel, pero también del corazón y el cerebro. “Hasta hace
poco se pensaba que actuaban directamente sobre los genes y los vasos
sanguíneos, pero parece ser que también trabajan a través de los microbios
intestinales que componen nuestro microbiota: el conjunto de microorganismos y
bacterias que viven en el intestino grueso y se alimentan de los polifenoles
produciendo otros pequeños elementos químicos (ácidos grasos de cadena corta)
que amortiguan la inflamación y ayudan a nuestro sistema inmunológico”, resume
el experto.
Aunque los críticos de aceite de
oliva aseguran que consumirlo a altas temperaturas puede ser responsable del
desarrollo de potenciales cancerígenos para el organismo, lo cierto es que los
participantes españoles en el estudio cocinaban regularmente con aceite –a
bajas y altas temperaturas– sin consecuencias negativas para la salud. Sí es
cierto que una investigación realizada en la facultad de Farmacia de la UPV/EHU
señaló que en aceites recalentados puede darse la presencia de “aldehídos
oxigenados alfa-beta insaturados”, unas sustancias consideradas como
potenciales agentes causales de enfermedades como el cáncer, el alzhéimer o el
párkinson.
“Consumir aceite de oliva virgen
extra como parte de una dieta mediterránea es claramente beneficioso en adultos
españoles. Y, aunque los genes controlan parcialmente la longevidad, no hay
ninguna razón para pensar que no funcionaría en otras culturas y poblaciones”,
sentencia Spector, quien se muestra convencido de que si se empezase a educar a
la gente en el consumo de aceite desde pequeños podrían mantener su sistema
digestivo en mejores condiciones.
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