¿Cómo repercutirá en el turismo el cambio de
las relaciones entre EE.UU. y Cuba?
América Economía - abril de 2015
Cuando Fidel Castro tomó el poder en Cuba en
1959, decenas de viajes conectaban los aeropuertos de Miami y La Habana cada
día; los hoteles lujosos y los clubes nocturnos de la capital cubana eran un
destino común de los americanos de clase media, tal y como son los casinos de
Las Vegas hoy en día. El embargo comercial que Estados Unidos impuso a Cuba en
1960 puso fin de forma abrupta a todo eso creando una anomalía que desde hace
tiempo representa un desafío para la geografía, la tecnología y la
globalización: al mismo tiempo que los turistas americanos se habituaban cada
vez más a lugares lejanos de Europa, China, India y otras regiones, se les
prohibió de forma legal visitar la mayor isla del Caribe, situada a poco más de
140 km de distancia de Key West, en Florida.
Ahora esto está a punto de cambiar. En
diciembre, el gobierno de Obama redujo las restricciones de viajes marcando de
ese modo el inicio del fin de la prohibición de viajes a Cuba y, muy
posiblemente, el resurgimiento de un gran mercado para las compañías aéreas
americanas, cadenas de hoteles, empresas de alquiler de coches, etc. ¿Qué
repercusión tendrán esos cambios en las regulaciones americanas a corto y a
largo plazo sobre los viajes a Cuba? ¿Qué otros cambios tendrán que realizarse
antes de que Cuba vuelva a ser el principal destino de viajes del Caribe?
La buena noticia para los turistas americanos
es que las nuevas regulaciones les permitirán visitar la isla por numerosas
razones, entre ellas las visitas familiares, por motivos educativos y
religiosos, sin que tengan que obtener de entrada un permiso especial del
gobierno americano, tal y como se necesitaba hasta ahora. Ahora ellos pueden
importar bienes cubanos por valor de hasta US$400 por persona cuando regresan a
EE.UU., inclusive US$100 en puros y ron. El ciudadano americano puede ahora
usar tarjetas de crédito y de débito, y las empresas pueden abrir cuentas en
bancos cubanos e inscribir comerciantes allí. MasterCard ya hace eso desde el 1
de marzo.
La mala noticia es que continúa siendo ilegal
para el ciudadano americano visitar Cuba con el propósito exclusivo de
disfrutar de una semana de sol y surf.
Una combinación especial. La eliminación total
de la prohibición de viajes a EE.UU. requiere la revocación por parte del
Congreso de la Ley Helms-Burton, que extendió la aplicación territorial del
embargo inicial a las empresas extranjeras que mantienen relaciones comerciales
con Cuba, y penalizó a las compañías extranjeras que supuestamente “traficaban”
con propiedades que antes pertenecían a ciudadanos americanos, pero que fueron
confiscadas por el gobierno cubano.
Suponiendo que el Congreso acabe rechazando la
Ley Helms-Burton, ¿tiene Cuba el potencial para volver a ser el principal
destino turístico de los americanos?
Stephen Kobrin, profesor emérito de Gestión de
Wharton, observa que Cuba se beneficia de una combinación especial de ventajas:
está geográficamente cerca de EE.UU., pero es un lugar exótico debido a la
historia de su relación con EE.UU. Aunque esté sólo a una hora de avión del
Aeropuerto Internacional de Miami, Cuba está considerada un “fruto fascinante y
prohibido” debido a su largo aislamiento de las corrientes de globalización que
ha permitido conservar muchos de sus paisajes intactos a lo largo del tiempo.
En el transcurso de las últimas décadas, Cuba desarrolló un atractivo
significativo en la mente de los turistas europeos y canadienses con
presupuestos más moderados que se sienten atraídos por el espíritu del “turismo
de aventura”. Esos turistas están dispuestos a aceptar alojamientos
relativamente espartanos muy por debajo de los patrones exigidos por los
americanos de clase media y alta.
“Cuando Cuba se abra [completamente a EE.UU.],
y si lo hace”, se pregunta Kobrin, “¿contará con la suficiente infraestructura
para hacer frente a “la ola de turistas que exigen servicios más lujosos?
Tomas Bilbao, director ejecutivo de Cuba Study
Group, organización sin fines de lucro, responsable de la gestión de
iniciativas como Cuba Study Group Microfinance Fund, Cuban Enterprise Fund y
Cuba IT and Social Media Initiative, dice que el turismo en Cuba debería
beneficiarse no sólo de su proximidad con EE.UU., sino de su “afinidad
cultural” con la comunidad hispana del país, así como de la nostalgia de los
viejos y buenos tiempos cuando volar a Cuba para pasar un breve periodo
vacacional era algo muy común.
A excepción de La Habana, con su gusto por los
coches americanos de los años 50, Cuba es una isla de bellezas naturales,
dotada de “algunas playas lindas” y de una diversidad natural importante, dice
Bilbao, cuya empresa tiene su sede en Washington D.C. Además de eso, Cuba “es
uno de los lugares más seguros para el turista americano”, lo que contrasta
fuertemente con otros destinos latinoamericanos como Brasil, Venezuela y
algunas islas del Caribe.
Eddie Lubbers, de Cuban Travel Network, portal
de viajes online, concuerda con esa evaluación. Con sede en Holanda, la web de
la empresa permite a los turistas americanos hacer reservas en tierra en Cuba,
pero no permite la compra de pasajes aéreos con destino a la isla. Aunque el
“turismo” continúe siendo ilegal para los americanos, si ellos encajan en una
de las 12 categorías autorizadas, no serán considerados “turistas” oficialmente
por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del
Tesoro, que supervisa esos viajes.
El proceso para cumplir con una categoría
autorizada por la OFAC dispone de “autocensura”, haciendo más improbable que en
el pasado que alguien sea descubierto violando la ley americana. No sólo la
supervisión de las normas se ha vuelto menos estricta, también se ha vuelto más
fácil para los americanos combinar los placeres del turismo en Cuba con el
negocio de la construcción de lazos “persona a persona”. Muchos americanos que
van a Cuba por motivos culturales, o negocios, por razones humanitarias y otros
fines teóricamente no turísticos, se involucran en una amplia gama de
actividades de ocio. Hay diversiones como los paseos en catamarán por las aguas
verdosas del Mar Caribe; los paseos a pie y en coche por La Habana en
automóviles americanos clásicos de los años 50 y excursiones a plantaciones de
tabaco situadas en lugares remotos, como Valle Viñales, un paisaje único
salpicado de “mogotes” -formaciones kársticas- “en torno a un valle encantador
de tierra morada fértil y palmeras majestuosas”, según la web de Cuba Travel
Network. Los agentes de viajes dicen que los viajeros americanos (que no deben
confundirse con “turistas”) que pasan por lo menos algún tiempo en la isla en
busca de actividades culturales, de negocios y fines humanitarios, pueden
disfrutar libremente de una cena en un restaurante en una fortaleza histórica
de La Habana, escuchar a intérpretes de salsa o ir a un “espectáculo en el
Cabaret Parisien” -todo ello sin violar el espíritu del embargo que se
encuentra en fase de extinción.
Baches y carreteras sin terminar. Aunque
Lubbers elogie la disponibilidad de coches europeos compactos de alquiler,
Bilbao observa que circular por Cuba puede ser un desafío. “Prácticamente no
hay señales en las carreteras, hay baches enormes y la carretera central
continúa inacabada”. No sólo los servicios en muchos hoteles cubanos continúan
muy por detrás de otras regiones del Caribe, el teléfono tampoco funciona, dice
Bilbao. La reciente decisión del gobierno Obama de permitir que las compañías
telefónicas americanas hagan negocios en Cuba debería ayudar a mejorar el
sistema junto con la llegada de las compañías de tarjetas de crédito para
proporcionar servicios en la isla.
“No es fácil hacer negocios en un país en
transición”, dice Hugo Cancio, natural de Cuba y consejero delegado de Fuego
Enterprises de Miami, que representa a empresas americanas que quieren hacer
negocios en la isla. “Cuba montó una estructura muy sólida en los mercados de
turismo europeos”, dice Cancio. “Aunque haya varios hoteles ‘cinco estrellas’
-la mayor parte de ellos gestionados por el grupo Sol Meliá, de España, que
cuenta con 26 hoteles en Cuba- “no hay el suficiente número de hoteles cinco
estrellas para acomodar a una explosión de turistas americanos”. Muchas casas
particulares también están siendo transformadas en hoteles, propiedades que
Cancio describe como “maravillosas” debido a su incomparable encanto local.
Cadenas hoteleras gigantes como Hilton International y Marriott han señalado
que les gustaría abrir hoteles en Cuba, posiblemente después de la suspensión
del embargo.
“Será necesario algún tiempo para que Cuba esté
finalmente lista para sacar ventaja de esas nuevas condiciones”, concluye
Cancio. “Pero los cubanos están trabajando en eso. Nadie esperaba el anuncio de
la disminución de las restricciones […] El cambio será gradual. Cuando el
embargo esté oficialmente suspendido, los cubanos estarán listos”.
Un crecimiento del 30%. ¿Cuál es el tamaño del
potencial del turismo en Cuba a largo plazo? Lubber dice que después de que
Obama redujera los controles sobre los viajes a Cuba en diciembre, “nuestro
negocio creció 30% en enero”. Prácticamente de la noche a la mañana, “EE.UU. se
convirtió en el país número 1 en nuestro mercado, seguido de Canadá, Reino
Unido y Alemania, además de otros países europeos que habían sido sus fuentes
principales de negocios. Según Lubbers, incluso antes del anuncio realizado por
el presidente Obama en enero, los turistas americanos siempre estuvieron entre
las cinco principales fuentes de negocios de la agencia. Muchos iban a Cuba a
través de conexiones en ciudades internacionales que ofrecen viajes programados
a La Habana, principalmente Ciudad de Panamá; Cancún, en México y Nassau, en
Bahamas. En general, cerca de 124.000 americanos fueron autorizados a viajar a
Cuba el año pasado, lo que es una gota en el océano si se compara con los 20
millones de americanos, aproximadamente, que fueron a México en 2013.
En algunas semanas, Lubbers espera que Cuba
Travel Network pueda ofrecer a los americanos la opción de comprar pasajes
online para vuelos fletados de EE.UU. a Cuba que ya están autorizados. Poco
después, anticipa Lubbers, compañías aéreas americanas como Jet Blue, American
Airlines y Delta comenzarán a ofrecer vuelos programados a La Habana a partir
de aeropuertos americanos, principalmente de Miami. Esas empresas ya expresaron
su deseo de proporcionar tales servicios. “Ahora es sólo cuestión de conversaciones
entre las partes”, entre las autoridades de EE.UU. y de Cuba, dice Lubbers.
Para que eso suceda, sin embargo, el embargo deberá ser finiquitado por el
Congreso.
¿Cuánto tiempo va a tardar? Naturalmente, nadie
lo sabe a ciencia cierta. Cancio dice que es optimista y cree que “antes de que
acabe el mandato de Obama se suspenderá el embargo”. Algunos observadores creen
que el embargo debería ser levantado rápidamente si el próximo presidente es
demócrata, pero el Congreso está controlado por los republicanos, dice Cancio.
Aunque el próximo presidente sea republicano,
Cancio está seguro de que los lazos económicos entre EE.UU. y Cuba -en el
sector del turismo y en otros sectores- se seguirán profundizando debido al
apoyo cada vez mayor de un amplio sector representativo de la comunidad de
exiliados en EE.UU. “La mayor parte de los cubanos de Miami quiere la
suspensión del embargo”, dice, destacando que un 90% de las empresas que hoy
prosperan en Cuba son “de americanos de Miami”. Cualquiera que visite la isla y
converse con los cubanos que viven allí sabe que hay inversiones realizadas por
cubanos que viven en el exterior, dice Cancio. “Las empresas de tamaño pequeño
y medio que se están desarrollando en Cuba lo hacen, principalmente, gracias al
capital que está siendo invertido por quien vive fuera del país. Algunos
especialistas estimaron que la tasa de remesas a Cuba es de US$ 2.000 millones
al año, y cerca de un 50% de lo que está siendo invertido, o se planea
invertir, tiene como objeto las pequeñas empresas”.
Faquiry Díaz Cala, inversor de riesgo de Miami
que invierte también en private equity, dice que “el turismo es una forma
magnífica de captar dólares para la economía cubana. Eso hará que surja una
cantidad significativa de pequeños operadores de viajes” promoviendo aún más el
desarrollo, así como el aumento de la transformación de pequeñas casas en
establecimientos al estilo europeo que ofrecen cama y desayuno, además de
pequeños restaurantes -conocidos como “paladares”- para viajantes “en busca de
una historia” y de una experiencia auténtica, en lugar de ambientes familiares
lujosos.
Kobrin se pregunta con qué rapidez el gobierno
cubano se comprometerá a la apertura de la inversión extranjera, de manera que
pueda atraer el flujo de capital a gran escala necesario para el desarrollo de
una infraestructura moderna que, por su parte, atraerá un volumen mayor de
viajantes, incluyendo los más ricos.
A diferencia de los pueblos del Este de Europa
después de la caída del Muro de Berlín, “los cubanos no están dispuestos a hacer
una transición instantánea al capitalismo”, dice Kobrin. “Los europeos del Este
se estaban revelando contra la dominación externa” —es decir, contra el
comunismo impuesto por la Unión Soviética poco después de la Segunda Guerra
Mundial. “En Cuba, sin embargo, fue un proceso interno”. Además, a pesar de las
dificultades sufridas por el pueblo cubano a lo largo de décadas, el Estado
cubano no perdió totalmente el apoyo de la población, y “no es probable que se
deshagan totalmente del sistema de control estatal”. La normalización de las
relaciones económicas de Cuba con EE.UU. exigirá también que los dos países
lleguen a un acuerdo respecto a todas las reivindicaciones de propiedades
expropiadas por el régimen cubano en contra de la ley internacional. A pesar
del orgullo que siente por habérselas arreglado solo durante décadas, el pueblo
cubano “tiene sentimientos contradictorios respecto a EE.UU.”, inclusive
afección por símbolos tan emblemáticos de la cultura americana como el béisbol
y los coches clásicos.
Cancio advierte de que el sector turístico en
otros países del Caribe no teme la posibilidad de una ola de turistas con
destino a Cuba. Para Puerto Rico y otras islas menores del Caribe, el secreto
de la supervivencia, dice, consistirá en promover Cuba como uno de los
numerosos destinos posibles en los paquetes de viajes futuros. Un ejemplo tal
vez sea vender paquetes de dos o tres noches en San Juan, Puerto Rico, seguidas
de algunas noches en La Habana y, después, en un tercer destino próximo. En
lugar de luchar contra la marea del resurgimiento de Cuba, dice Cancio, las
otras islas del Caribe deberían acoger a Cuba como socia en sus esfuerzos para
promocionar el atractivo que tiene toda la región.
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