Los secretos para ganar cualquier discusión
abril de 2015
El abogado Robert Mayer, en su tratado “Cómo
ganar cualquier discusión”, desarrolla diversas estrategias para poner en
práctica para salir exitoso de cualquier batalla discursiva.
El silencio
La primera clave que sugiere el autor es el
silencio a falta de argumentos contundentes. Es mejor callar a decir cosas sin
sentido que podrían ser contraproducentes en el futuro.
Es difícil callar cuando se cree tener la
razón, pero es importante intentarlo, porque nos permitirá reflexionar el
asunto en cuestión, organizar nuestras ideas y ver cómo se mueve el oponente
para cazarlo en el momento oportuno.
Buena argumentación
Además de la prudencia al hablar y callar
cuando sea necesario, es importante buscar los mejores argumentos para
convencer al adversario e incluso sensibilizarlo con la problemática que
estamos defendiendo.
Para convencer adecuadamente y con toda la
legitimidad posible, no se debe pasar por encima del oponente de manera
autoritaria. Con calma y mucha paciencia se puede lograr el objetivo de alzarse
con la bandera del triunfo. Hacer lo contrario, siempre hará que se cuestione
la manera de haber logrado la victoria.
En la táctica está la clave
Es importante aprender a discutir, a demostrar
lo que se dice sin necesidad de usar la fuerza, levantar la voz o amenazar al
oponente.En la táctica de guerra está la clave para ganar la batalla final, por
eso es importante darse tiempo para afinar la técnica de ataque.
Si enfrentas al adversario con sutileza, ni se
dará cuenta de cómo, cuándo, dónde y por qué recibió la estocada final.
Aprender a escuchar
Hay que estar atento a todo lo que dice el
oponente, pues de los dichos y frases que diga hay ideas importantes a retomar,
destacar y reusarlas para complementar lo propio.
Lea a continuación: ¿Por qué el que se enoja
pierde?
No se trata de adueñarse de las opiniones de
los demás o de repetirlas sin sentido. Hay que buscarles conexión con lo
propio, para darle su lugar al adversario, pero también para tenerlo entre las
manos.
Esta es una táctica de políticos y diplomáticos
que resulta eficaz si se emplea con toda naturalidad.
El que se enoja pierde
Cuando los ánimos se exaltan y la gente se
enoja, es posible vaticinar una derrota, por lo que es necesario mantenerse
tranquilo pese a las adversidades, los ataques del oponente o las debilidades
de carácter.
Para detener la pelea, no hay mejores
ingredientes que estar consiente en todo momento de que jamás se puede tener
toda la razón; expresarse con claridad y de manera relajada; incitar a
preguntar; dar respuestas rápidas y contundentes; mantener el contacto visual;
debatir lo importante; aprovechar los errores ajenos; no descalificar tan a la
ligera y documentarse bien sobre el tema en cuestión.
Conocerse a sí mismo
Aunque suene a cliché, es importante conocerse
a sí mismo, para poderse anticipar a los posibles ataques y defenderse de la
mejor forma posible.
Cuando hay seguridad, el oponente se verá
obligado a pensar más de dos veces cómo atacar.
Tener el mayor conocimiento de sí, también
ayudará a entender cualquier derrota que se pueda presentar.
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