¿Es posible que un Cirque du Soleil surja de
América Latina?
Forbes - lunes, 27 de abril de 2015
En
América Latina, muchos potenciales emprendedores e inversores dejan de crear
nuevas empresas porque los castigos para quienes fracasan son demasiado altos.
El Cirque du Soleil (CdS) nació en Canadá a
comienzos de los años ochenta gracias a una ayuda pública de aproximadamente
900,000 dólares y recibió apoyo gubernamental hasta 1992. Durante sus primeros
años de funcionamiento, la empresa vivió momentos duros, pues se endeudó a
niveles máximos. Fue en 1984 –luego de recibir dinero del Canada Council of
Arts, como parte de las celebraciones del 450 aniversario de la llegada de
Jacques Cartier al país– que el circo se convirtió en un éxito.
Los años noventa y dos mil fueron de
crecimiento rápido para esta compañía, llegando a tener hasta 19 shows en 271
ciudades del mundo, incluyendo uno fijo en Las Vegas. Emplea a unas 4,000
personas en más 40 países. Convirtiéndose en un caso de estudio a nivel mundial
sobre innovación, a nivel de empresa, y a nivel de disrupción de un sector
tradicional, en decadencia y obsoleto.
En las últimas semanas se han escuchado
comentarios sobre que el circo se vendería a un precio de 1,500 millones de
dólares. La compra sería por parte de la firma de inversiones estadounidense
TPG Capital, la institución financiera canadiense Caisse de Depot y el fondo de
inversiones chino Fosun International.
El acuerdo podría incluir la permanencia de
Montreal como el centro de operaciones de la compañía circense, así como un 10
% del accionariado para Guy Laliberté, un antiguo artista callejero que fundó
el Circo del Sol en 1984 junto con otros dos socios, Gilles Ste-Croix y Daniel
Gauthier. TPG Capital se convertiría en el accionista mayoritario, con un 60%.
Por su parte, la canadiense Caisse de Depot adquiriría el 10 % restante.
A priori, dada las características del
emprendimiento que dio lugar al éxito del CdS, cualquiera podría perfectamente
suponer que es un emprendimiento viable de surgir en América Latina. En
nuestros países existen circos desde hace decenas de años, y en la actualidad
uno puede ver en la vía pública artistas callejeros con destrezas increíbles.
El monto del subsidio con que contó el CdS no es una cifra “impensable” para la
mayoría de los gobiernos de la región, entre otras características que hacen
pensar en un emprendimiento posible en América Latina. Entonces cabe
preguntarse ¿por qué este tipo de emprendimiento innovador no surge en nuestros
países?
Es sabido que la innovación en América Latina
es insuficiente, pobre, y de bajo impacto a nivel mundial (Banco Mundial 2013).
El atraso tecnológico¹ de los emprendimientos y las empresas de AL se revela
también en la naturaleza de la innovación (BID, 2010). La innovación tecnológica
está muy concentrada en innovaciones adaptativas y de incremento gradual. En
consecuencia, el grado de novedad de las innovaciones de productos es bajo;
suelen ser “nuevas para las empresas” más que “nuevas para el mercado”².
A su vez, es importante rescatar que para que
las innovaciones empresariales fluyan en los países, el entorno de negocios
debe presentar determinados factores fundamentales, además de la lógica y ya
incuestionable estabilidad macroeconómica. Uno de ellos es la protección de la
propiedad intelectual, y otro es el acceso al financiamiento de riesgo en
tiempo y forma oportuna. También es importante que se incremente la competencia
en ciertos mercados de recursos y de servicios, y que se defina una estrategia
clara de apertura comercial con el exterior, para lo que la infraestructura es
crítica. Además de la fundamental disponibilidad de personas capacitadas para
desarrollar procesos de investigación e innovación. Situaciones que no se dan
en todos los países de América Latina.
La buena notica, el problema no es si somos o
no un país emergente. Quizá pueda influir “el barrio” donde estamos, pero la
principal conclusión, sin lugar a dudas, es que cambiar nuestra realidad
depende de nosotros mismos. Especialmente de que el sector privado se apalanque
en los esfuerzos del sector público para potenciar radicalmente su voluntad y
capacidad de inversión en innovación. Y que el sector público se adapte a la
velocidad con que el sector privado debe innovar.
Pero a lo anterior, que hace a los fundamentos,
en mi opinión, se le debe sumar que las empresas y los emprendedores deben ser
conscientes de que mucho de esto de innovar depende del ecosistema global en
donde estén insertos. Y también, como menciona Andrés Oppenheimer en su libro
¡Crear o morir!, en América Latina se debe derribar el hecho de que muchos
potenciales emprendedores e inversores dejan de crear nuevas empresas porque
los castigos para quienes fracasan son demasiado altos.
¹Cuando hablamos de atraso tecnológico hacemos
referencia a bajo conocimiento aplicado.
²Algo de esto ya hemos hablado en otros post
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