La razón científica para gastar tu dinero en
experiencias y no en cosas
Dinero En Imagen - miércoles, 22 de abril
de 2015
Existe una creencia muy lógica
que la mayoría de la gente hace cuando gasta su dinero: un objeto físico durará
más tiempo por lo que nos hará más felices durante un periodo más largo que una
experiencia de una sola vez.
Sin embargo, de acuerdo con
investigaciones recientes, resulta que esa suposición es completamente errónea.
"Uno de los enemigos de la
felicidad es la adaptación", dice el Dr. Thomas Gilovich, profesor de
psicología en la Universidad de Cornell que ha estudiado la cuestión del dinero
y la felicidad durante más de dos décadas. "Compramos cosas para hacernos
felices, y tenemos éxito. Pero sólo por un tiempo. Las cosas nuevas son
emocionantes para nosotros al principio, pero luego nos adaptamos a
ellas."
Así que en lugar de comprar el
último iPhone o un nuevo BMW, Gilovich sugiere que obtendrás más felicidad si
gastas dinero en experiencias como ir a exposiciones de arte, hacer actividades
al aire libre, aprender una nueva habilidad o ir de viaje.
Los hallazgos de Gilovich son la
síntesis de los estudios psicológicos realizados por él y otros en la paradoja
de Easterlin, que afirma que el dinero compra la felicidad, pero sólo hasta
cierto punto. Cómo la adaptación afecta la felicidad, por ejemplo, se midió en
un estudio que pidió a la gente informar sobre su felicidad con material
importante y compras sobre experiencias. Inicialmente, su felicidad con esas
compras se ubicó igual. Pero con el tiempo, la satisfacción de la gente con las
cosas que compraron bajó, mientras que su satisfacción con las experiencias
subió.
"Nuestras experiencias son
una parte más grande de nosotros mismos que nuestros bienes materiales",
dice Gilovich.
Te pueden gustar realmente tus
cosas materiales. Usted puede incluso pensar que parte de su identidad está
conectado a esas cosas, no obstante, se mantendrán separado de usted. Por el
contrario, sus experiencias son en realidad parte de usted. Nosotros somos la
suma total de nuestras experiencias".
Un estudio realizado por Gilovich
incluso mostró que si la gente tiene una experiencia que dicen que las impactó
negativamente en su felicidad, una vez que tienen la oportunidad de hablar de
ello, su evaluación de la experiencia aumenta. Gilovich atribuye esto al hecho
de que algo que podría haber sido estresante en el pasado puede convertirse en
una divertida historia que contar en una fiesta o mirarse como una experiencia
que ayuda a la formación del carácter.
Por otra parte, las experiencias
compartidas nos conectan más a otras personas que el consumo compartido. Es
mucho más probable que te sientas conectado con alguien que tomó unas
vacaciones contigo que a alguien que también se compró una comprado una
pantalla.
La investigación de Gilovich
tiene implicaciones para las personas que desean maximizar el retorno de la
felicidad en sus inversiones financieras, para los empresarios que quieren
tener una fuerza de trabajo más feliz, y los políticos que quieren tener una
ciudadanía feliz.
"El cambiar las inversiones
que hacen las sociedades y las políticas que aplican, puede conducir a grandes
poblaciones a los tipos de actividades vivenciales que promueven una mayor
felicidad", escriben Gilovich y su coautor, Amit Kumar, en su reciente
artículo en la revista académica Experimental Social Psychology.
Si la sociedad realiza su
investigación en serio, debe significar no sólo un cambio en cómo las personas
gastan su ingreso discrecional, sino también poner énfasis en los empleadores
que dan vacaciones pagadas y los gobiernos que se ocupan en espacios
recreativos.
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