Nuevo milenio no ofrece empleos a los
‘mileniales’: Matthew Winkler
Bloomberg - abril de 2025
Los jóvenes se recobran de la adversidad más
rápido que sus mayores, ¿cierto? No en lo que se refiere a los empleos
estadounidenses. Transcurridos seis años desde que la economía estadounidense
comenzó a crecer luego de la peor recesión desde la Gran Depresión, los que
tienen de 25 a 34 años enfrentan más dificultades para conseguir empleo que
otros trabajadores.
Esa es la nueva normalidad. Hombres y mujeres
en el apogeo de su desarrollo físico y mental se sienten cada vez más
frustrados en el mercado laboral precisamente en el momento que están
destinados a lanzar carreras y formar familias. Desde la primera recesión del
nuevo siglo en 2001, la tasa de desempleo para estos jóvenes estadounidenses se
ha mantenido más alta que la tasa global de desocupación, según datos
recopilados por Bloomberg.
Lo más sorprendente es que la brecha es más
amplia ahora que en 2009, en lo más profundo de la crisis financiera. Esto
constituye un indicador de que la recuperación económica no ha ayudado a los
trabajadores más jóvenes como lo hizo después de las regresiones en el siglo
XX, muestran datos de Bloomberg.
Tomemos la recesión de 1982. Al comienzo,
afectó más a los trabajadores de 25 a 34 años. El desempleo correspondiente a
ese grupo creció 2,37 puntos porcentuales hasta 9,66 por ciento en diciembre de
1983. La tasa global subió menos -1,98 puntos porcentuales- y hasta un nivel
más bajo de 9,6 por ciento. Luego las cosas se dieron vuelta para los de 25 a
34 años. Para diciembre de 1984, año en que fue reelecto el presidente Ronald
Reagan, el desempleo entre los trabajadores más jóvenes había caído hasta 7,24
por ciento, por debajo de la tasa global de desocupación de 7,51.
Breve panorama
Lo mismo sucedió después de la recesión de
1992. Los trabajadores más jóvenes se vieron más afectados los dos años
posteriores a diciembre de 1990 –y a continuación se pusieron al día con el
resto un año más tarde. La tasa de desempleo del grupo más joven se mantendría
más baja durante el resto del decenio.
Recién en diciembre de 2002 la tasa de
desempleo para el grupo de 25 a 34 años (5,87 por ciento) subió por encima de
la tasa global de desocupación (578 por ciento) y se mantuvo allí. En 2009, la
diferencia se amplió hasta medio punto porcentual, 9,88 por ciento en
comparación con 9,28 por ciento.
Es probable que no exista una causa única para
esta persistente disparidad. Los economistas dicen que deriva del porcentaje
creciente de personas mayores de 55 años que no se retiran, de un
desplazamiento de los empleados a causa de las computadoras, de una movilidad
limitada y una falta de los tipos de habilidades que buscan los empleadores.
Sea cual fuere la causa, no hay indicios de que
esta característica crónica esté por desaparecer en los Estados Unidos del
siglo XXI. Otros grupos etarios están avanzando en el mercado de trabajo. Desde
2010, por ejemplo, las personas de 35 a 44 años que buscan trabajo han tenido
un desempeño mejor que toda la población de buscadores de trabajo, según datos
de Bloomberg. A este grupo le está yendo mejor que en el siglo XX, cuando, al
igual que los de 55 en adelante, todas las brechas en la tasa de desocupación
estadounidense cayeron durante los años de auge.
Si sumamos a esto el conocimiento de que los
estadounidenses que están alcanzando lo que antes se consideraba la edad de
retiro se están convirtiendo en un mayor porcentaje de la fuerza de trabajo,
los de 25 a 34 años probablemente enfrenten aún menos oportunidades.
Esta situación sombría contribuye a explicar
por qué después de seis años de una recuperación despareja de la economía
posterior a la crisis financiera, la Reserva Federal se muestra cauta a la hora
de subir las tasas de interés.
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