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jueves, 27 de marzo de 2008

Juegos

La política en el deporte

Un repaso por la historia de los Juegos Olímpicos, sobre todo de la incidencia que la política tuvo sobre ellos a lo largo de los años

La mezcla de política y deporte, que afecta ahora a los organizadores de Pekín 2008 con la renuncia del director Steven Spielberg, ha sido una constante en la historia más que centenaria de los Juegos, si bien desde la edición de Barcelona'92 la participación fue universal y ningún país declaró el boicot a la gran cita deportiva.
Desde la restauración de los Juegos en 1896, sólo las dos guerras mundiales han impedido su celebración: en 1916, por la Primera Guerra Mundial, y en 1940 y 1944 por la Segunda.

La edición de 1920 se organizó en Amberes, ciudad que había quedado prácticamente destruida durante el conflicto bélico. Las negociaciones del barón de Coubertin no impidieron que Bélgica negara la participación a los países que habían sido sus enemigos. No estuvieron presentes los deportistas de Alemania, Austria, Hungría, Turquía, Bulgaria y Polonia, ni los de la ya Unión Soviética.

En los Juegos de París de 1924 Alemania no participó por temor a represalias tras su papel en la guerra.

Un triste episodio en la historia de los Juegos es la utilización política que el régimen nazi hizo de los Juegos de 1936, con sede en Berlín.

Alemania los preparó a mayor gloria de la raza aria, pero el atleta estadounidense Jesse Owens, negro, puso en evidencia los principios nazis con la consecución de cuatro medallas de oro ante los ojos de Adolf Hitler.

Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y la consiguiente suspensión de los Juegos de Tokio'40 y Londres'44, los Juegos se reanudaron en la capital británica en 1948 y, como ya había sucedido al final de la I Guerra, los perdedores, en este caso Alemania y Japón, no fueron invitados.

La edición de 1956, en Melbourne, fue boicoteada por seis países, entre ellos España, en protesta por la invasión soviética de Hungría.

En los Juegos de Roma '60 el COI fue capaz de solucionar diplomáticamente posibles conflictos entre las dos Alemanias y las hizo competir como un sólo equipo y desfilar al son de la novena sinfonía de Beethoven.

La celebración en 1968 de los Juegos de México quedó empañada por los trágicos sucesos de diez días antes en la Plaza de las Tres Culturas, en la que murieron cientos de personas cuando las fuerzas del orden abrieron fuego contra una revuelta estudiantil.
Varios atletas estadounidenses negros aprovecharon los Juegos para reivindicar el poder de su raza. Tommie Smith y John Carlos subieron al podio a recoger sus medallas vestidos de negro, con un puño en alto enfundado en un guante del mismo color, lo que les supuso su expulsión de la Villa Olímpica.
El episodio más triste de la historia de los Juegos se produjo en Múnich 1972, cuando ocho terroristas palestinos entraron en las dependencias israelíes de la Villa Olímpica y, tras matar a dos personas, tomaron como rehenes a nueve atletas. Exigían la liberación de 200 presos palestinos. El asalto de la policía desencadenó una masacre que terminó con 17 personas muertas, entre ellos los nueve deportistas.

Los Juegos de Montreal, en 1976, fueron boicoteados por la mayor parte de los países africanos, en protesta por la participación de Nueva Zelanda, que había competido en la Sudáfrica del 'apartheid'.

Más trascendente fue el boicot a los Juegos de Moscú de 1980 de gran parte de las potencias capitalistas -encabezadas por Estados Unidos-, que justificaron su ausencia por la invasión soviética de Afganistán.

El bloque soviético, con la excepción de Rumanía y Yugoslavia, devolvió a Estados Unidos la moneda en Los Angeles'84.

La historia de los boicots se cerró en Seúl'88. Corea del Norte pidió coorganizar los Juegos, algo que prohibía el COI. Ante la negativa decidió no participar y pidió el respaldo de sus aliados. Lo obtuvo de Cuba, Nicaragua, Albania, Madagascar, Seychelles y Etiopía.
Barcelona'92 supuso un regreso a la normalidad. Sudáfrica fue readmitida tras la llegada al Gobierno de Nelson Mandela, el desmembramiento de la URSS se solucionó con la participación del llamado 'equipo unificado' e incluso los atletas de la sancionada Yugoslavia pudieron competir bajo la bandera olímpica.

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