América de Cali y sus maldiciones
Según la leyenda, cuando el campeonato profesional de fútbol se inició hace 60 años atrás, los directivos del club América de Cali tuvieron una disputa sobre si participaban o no.
Benjamín Urrea, uno de los fundadores del club en 1927, aparentemente quería mantener al club en la liga aficionada y causó una tormenta al terminar la reunión, de la que salió vociferando "ser profesionales es lo que ustedes quieren, pero por Dios, si América nunca será campeón".
Urrea, quien murió en enero a los 96 años, siempre negó la historia, que se conoció popularmente como "la maldición de garabato", por la apariencia física de su autor.
Decía que su desacuerdo con los otros directivos tenía que ver con otro tema y que nunca dijo una maldición contra el equipo.
Pero mitológica o no, esa historia se convirtió en parte de la cultura popular del fútbol colombiano. Su efecto tuvo que esperar hasta 1979, cuando el América, finalmente ganó el título del campeonato colombiano y Urrea necesitó que un agente de policía lo protegiera de los hinchas que celebraban.
Algunos pueden decir que la maldición sigue existiendo en la Copa Libertadores, la equivalente suramericana de la Liga de Campeones.
El América llegó cuatro veces a la final, incluyendo tres años seguidos (1985, 86 y 87) pero las perdió todas.
Efectos nócivos
A nivel doméstico en cambio, cualquier maldición fue enterrada en los años 80. América tiene ahora 12 títulos, incluyendo cinco consecutivos entre 1982 y 1985.
En el momento en que ellos encontraron un antídoto suficientemente poderoso contra todo tipo de brujería: una avalancha de dinero proveniente de la cocaína.
Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los hermanos que encabezaban el llamado Cartel de Cali, eran hinchas que inyectaron grandes sumas de dinero en el equipo, comprando jugadores de todo el continente y convirtiendo al América en la versión regional del Real Madrid.
Estos días el club está pagando un precio muy alto por esa vinculación.
Los hermanos Rodríguez Orejuela están en prisión pero el equipo continúa incluído en la controvertida "Lista Clinton", un registro de las autoridades estadounidenses de individuos y compañías acusadas de tener vínculos con la droga o las actividades terroristas.
Ello les impide tener cualquier contacto con el sistema financiero en Estados Unidos. Y en Colombia, América no está incluso autorizado para tener una cuenta bancaria y está obligado a manejar sus negocios en efectivo.
Es una maldición incluso más fuerte que cualquiera que Benjamín Urrea haya lanzado.
Otros condenados
Entre tanto, otro de los equipos tradicionales de Colombia, el Atlético Junior del puerto caribeño de Barranquilla, tambien está en problemas. Un curandero popular apareció reclamando que el equipo no le pagó por el trabajo hecho cuando ganó el título a finales de 2004.
Si el está lo suficientemente enfadado para lanzar una maldición sobre el club, ciertamente pareciera que está funcionando.
Junior está en el fondo de la tabla en grave peligro de ir al descenso y podría ser el primero de los tradicionales gigantes del fútbol colombiano - en el surgió el talentoso Carlos "el pibe" Valderrama- que bajaría a segunda división.
Y mientras algunos de los grandes equipos tropiezan, el pequeño La Equidad llegó al liderato de la primera división el domingo después de vancer 4-0 al América.
Este un ascenso muy destacado. Ellos pasaron de ser un equipo de obreros a la cima de la liga en pocos años.
Tal vez tienen una ventaja escondida. Ellos pertenecen a una compañía de seguros. Presumiblemente ellos tienen una poliza que los protege contra las maldiciones.
Según la leyenda, cuando el campeonato profesional de fútbol se inició hace 60 años atrás, los directivos del club América de Cali tuvieron una disputa sobre si participaban o no.
Benjamín Urrea, uno de los fundadores del club en 1927, aparentemente quería mantener al club en la liga aficionada y causó una tormenta al terminar la reunión, de la que salió vociferando "ser profesionales es lo que ustedes quieren, pero por Dios, si América nunca será campeón".
Urrea, quien murió en enero a los 96 años, siempre negó la historia, que se conoció popularmente como "la maldición de garabato", por la apariencia física de su autor.
Decía que su desacuerdo con los otros directivos tenía que ver con otro tema y que nunca dijo una maldición contra el equipo.
Pero mitológica o no, esa historia se convirtió en parte de la cultura popular del fútbol colombiano. Su efecto tuvo que esperar hasta 1979, cuando el América, finalmente ganó el título del campeonato colombiano y Urrea necesitó que un agente de policía lo protegiera de los hinchas que celebraban.
Algunos pueden decir que la maldición sigue existiendo en la Copa Libertadores, la equivalente suramericana de la Liga de Campeones.
El América llegó cuatro veces a la final, incluyendo tres años seguidos (1985, 86 y 87) pero las perdió todas.
Efectos nócivos
A nivel doméstico en cambio, cualquier maldición fue enterrada en los años 80. América tiene ahora 12 títulos, incluyendo cinco consecutivos entre 1982 y 1985.
En el momento en que ellos encontraron un antídoto suficientemente poderoso contra todo tipo de brujería: una avalancha de dinero proveniente de la cocaína.
Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, los hermanos que encabezaban el llamado Cartel de Cali, eran hinchas que inyectaron grandes sumas de dinero en el equipo, comprando jugadores de todo el continente y convirtiendo al América en la versión regional del Real Madrid.
Estos días el club está pagando un precio muy alto por esa vinculación.
Los hermanos Rodríguez Orejuela están en prisión pero el equipo continúa incluído en la controvertida "Lista Clinton", un registro de las autoridades estadounidenses de individuos y compañías acusadas de tener vínculos con la droga o las actividades terroristas.
Ello les impide tener cualquier contacto con el sistema financiero en Estados Unidos. Y en Colombia, América no está incluso autorizado para tener una cuenta bancaria y está obligado a manejar sus negocios en efectivo.
Es una maldición incluso más fuerte que cualquiera que Benjamín Urrea haya lanzado.
Otros condenados
Entre tanto, otro de los equipos tradicionales de Colombia, el Atlético Junior del puerto caribeño de Barranquilla, tambien está en problemas. Un curandero popular apareció reclamando que el equipo no le pagó por el trabajo hecho cuando ganó el título a finales de 2004.
Si el está lo suficientemente enfadado para lanzar una maldición sobre el club, ciertamente pareciera que está funcionando.
Junior está en el fondo de la tabla en grave peligro de ir al descenso y podría ser el primero de los tradicionales gigantes del fútbol colombiano - en el surgió el talentoso Carlos "el pibe" Valderrama- que bajaría a segunda división.
Y mientras algunos de los grandes equipos tropiezan, el pequeño La Equidad llegó al liderato de la primera división el domingo después de vancer 4-0 al América.
Este un ascenso muy destacado. Ellos pasaron de ser un equipo de obreros a la cima de la liga en pocos años.
Tal vez tienen una ventaja escondida. Ellos pertenecen a una compañía de seguros. Presumiblemente ellos tienen una poliza que los protege contra las maldiciones.
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