Sebastián Abreu, un Loco especial
Cuántas cosas han cambiado en la vida de Sebastián Washington Abreu. De aquel uruguayo desgarbado y excéntrico que debutó en Defensor Sporting en 1995 hasta el actual que rompe redes con la camiseta de River Plate de Argentina, hay mucho más que trece años de diferencia. A los 31, el Loco se ha transformado en un líder tanto en su nuevo club como en la selección Charrúa, algo palpable en cada una de sus declaraciones.
Sin embargo, algunos aspectos se mantienen inalterables: su preferencia por el número 13, el buen humor tanto dentro como fuera de la cancha y su romance por el gol. Ese que hoy lo lleva a ostentar más de 270 festejos oficiales en su paso por el fútbol uruguayo, argentino, brasileño, mexicano y español.
Mientras lucha por el torneo Clausura y la Copa Libertadores, Abreu analizó varios aspectos del fútbol en una charla exclusiva con FIFA.com. Su retorno a Argentina, la violencia en los estadios, su relación con la prensa y el presente de sus dos equipos: River Plate y la selección uruguaya.
Señor Abreu, tras haber pasado varios años en el exterior finalmente decidió volver al fútbol argentino. ¿Con qué se ha encontrado en su regreso?
Me encontré con un fútbol friccionado y apasionado, donde cada partido parece definitorio. Esa esencia se mantiene, aunque noté que la gente está más enfervorizada, pero para mal. Es un tema social que excede al fenómeno del fútbol, y quizás de allí que la gente vaya a desahogar sus problemas al estadio. No comprendo ese tipo de reacciones, pero es con lo que nos toca convivir. Es el cambio más notorio que noté.
Antes pasó por San Lorenzo de Almagro y ahora está en River Plate. ¿Qué puede decirnos al respecto?
River representa un club de mucho nivel, no sólo en Argentina o América Latina, sino en el ámbito mundial. Y eso se nota en varios aspectos como el poder de convocatoria y las repercusiones en la prensa. Se busca mucho el amarillismo, un camino por el que uno no quiere ir. Por eso digo que hay que estar preparado no sólo para jugar en River, sino para declarar también. Pero se disfruta mucho: hago lo que más me gusta y juego al fútbol en un equipo que es protagonista tanto en el torneo local como en la Libertadores.
Y en ese contexto, ¿cómo maneja el trato con el periodismo? No es lo mismo cuando uno tiene 20 años que a su edad...
Uno sabe como manejarse gracias a la experiencia. Los enviados a los entrenamientos son siempre los mismos, por lo que se sabe quién es quién. En el fútbol de hoy hay que estar preparado para saber hablar. Por eso uno le dice a los jóvenes que si no se sienten preparados, mejor eviten declarar para no quedar presos de sus propias palabras en el inicio de sus carreras. Sobre todo cuando la situación es compleja, es mejor dejar a cinco o seis que estén capacitados para dar respuestas sólidas y concretas, y así liberar a los más chicos de esa responsabilidad.
Sí, siempre fui medido y analítico de lo que me preguntan porque me gusta dejar un concepto no tradicional en cada respuesta. No entiendo eso de sacarse la pregunta de encima con una respuesta clásica
Sebastián Abreu y su particular manera de declarar a la prensa
En usted se nota que está preparado para eso. ¿Siempre fue así?
Sí, siempre fui medido y analítico de lo que me preguntan porque me gusta dejar un concepto no tradicional en cada respuesta. No entiendo eso de sacarse la pregunta de encima con una respuesta clásica, sino que intento dejarle algo a quien va a leerme o escucharme después. A mí me gusta mucho ver fútbol y analizar el juego, por lo que intento aprovechar cada vez que tengo la oportunidad de hablar del tema.
¿Cuánto influyó la cercanía con Uruguay en su regreso a la Argentina?
Es algo que analicé después, pero no a la hora de aceptar la propuesta de River. Estando en México tenía que dejar de lado una parte económica, pero prioricé exclusivamente lo deportivo: estar en un club así, que el entrenador me haya pedido, tener desafíos importantes. Lo de estar cerca de la familia y de la selección apareció después, pero me fijé en otro tipo de aspectos que resultan fundamentales para un deportista.
Sin embargo, da la sensación que muchos jóvenes no priorizan esas cosas...
Lo que pasa es que hoy juegan un rol muy importante los empresarios. Ellos son los que viven día a día con los jugadores jóvenes y, quizás, persiguen un beneficio general que excede el deportivo. Por eso, cuando a uno le dan la posibilidad de aconsejar hay que hacerlo. Yo les digo que pidan opiniones pero que se vuelquen siempre por la propia. Sólo de esa forma no podrán reprocharse nada, incluso si se equivocan. En la vida hay que tomar decisiones, y prefiero mil veces decir "me equivoqué" antes que "qué hubiera sido...". Pero que quede claro: no se puede juzgar a nadie cuando se trata de decisiones personales.
Ante tanto análisis, no nos extrañaría verlo como entrenador alguna vez. ¿Piensa en esa posibilidad?
¡Sí! Obviamente voy a serlo, pero todo a su tiempo. Cada vez que uno se enfoca en algo, se aleja un poco de otra cosa. Y si pienso en ser entrenador ahora, paulatinamente me iré alejando del futbolista. Hoy sólo me interesa mejorar día a día dentro del campo, sobre todo en conceptos tácticos y cotidianos. Eso también me servirá el día de mañana para tener un mejor panorama.
Hoy somos un equipo dinámico, ofensivo, que juega bien al fútbol y que propone por igual tanto de local como visitante, sin importar quién sea el rival. Estamos ilusionados con el proyecto del Maestro
Sebastián Abreu y la actualidad de Uruguay en las eliminatorias
Háblenos de Uruguay, ¿para qué está en las eliminatorias?
Lo veo bien, hubo un cambio generacional importante que sirvió para mejorar. Hoy somos un equipo dinámico, ofensivo, que juega bien al fútbol y que propone por igual tanto de local como visitante, sin importar quién sea el rival. Estamos ilusionados con el proyecto del Maestro (Oscar Tabárez), que ha sido importante para darle jerarquía a esta selección. Uruguay tiene mucha historia y estamos orgullosos, pero queremos escribir la propia también.
¿Le sorprendió alguno de los nuevos jugadores uruguayos?
Sorprenderme no porque intento estar actualizado, pero fue una grata impresión la de ver que esos chicos pueden ponerse la camiseta de la selección y responder a las presiones. No es fácil: te está viendo todo un país, la prensa, hay responsabilidades fuertes. Pero así y todo rindieron y demostraron que están hechos para jugar con esta camiseta.
Enfrentarán a Venezuela y a Perú en Montevideo. ¿Es el momento del despegue?
Si ganamos esos seis puntos nos colocamos entre los cuatro primeros y, después sí, ya dependerá de nosotros el mantenernos en ese lugar. Es una linda oportunidad para meterle un vuelco a esto y mejorar aún más. La eliminatoria es larga y aún no hemos conseguido nada, pero es normal que nos ilusionemos con estar en Sudáfrica.
¿Le quedan sueños por cumplir a esta altura de su carrera?
¡Muchos! Mientras uno este en actividad siempre tendrá sueños por delante. Obviamente estamos intentando hacerlos realidad con el grupo, porque no son sueños individualistas. Los comparto con mis compañeros de River y de la selección, lo que lo hace mucho más lindo todavía.
Por supuesto, soy un obsesivo del fútbol. Casi un enfermo diría. Veo mucho fútbol, sobre todo de posibles equipos que puedo enfrentar en la Copa Libertadores, las eliminatorias o el torneo local. Lo sufre mucho mi familia
Sebastián Abreu y su pasión: el fútbol
Por como habla, da la sensación de que le gusta mucho el fútbol...
Por supuesto, soy un obsesivo del fútbol. Casi un enfermo diría. Veo mucho fútbol, sobre todo de posibles equipos que puedo enfrentar en la Copa Libertadores, las eliminatorias o el torneo local. Lo sufre mucho mi familia porque constantemente tienen que ver programas deportivos donde se analice el juego. Me gusta porque puedo aprender, ya que en esto nadie tiene una verdad absoluta...
Ya que ve tanto fútbol, ¿podría decirnos un equipo histórico en el que le hubiese gustado jugar?
El "hubiera" no existe, pero bueno... si es por soñar, me hubiese gustado integrar el Uruguay del 50' que hizo una hazaña impresionante. O jugar en el Nacional de 1982 que fue campeón de América y del Mundo. Pero no se puede... lo único que puedo hacer es, si vuelvo a Nacional, mentalizarme para llegar a eso. Y en la selección lo mismo: pelear hasta el imposible por conseguir esos sueños.
Cuántas cosas han cambiado en la vida de Sebastián Washington Abreu. De aquel uruguayo desgarbado y excéntrico que debutó en Defensor Sporting en 1995 hasta el actual que rompe redes con la camiseta de River Plate de Argentina, hay mucho más que trece años de diferencia. A los 31, el Loco se ha transformado en un líder tanto en su nuevo club como en la selección Charrúa, algo palpable en cada una de sus declaraciones.
Sin embargo, algunos aspectos se mantienen inalterables: su preferencia por el número 13, el buen humor tanto dentro como fuera de la cancha y su romance por el gol. Ese que hoy lo lleva a ostentar más de 270 festejos oficiales en su paso por el fútbol uruguayo, argentino, brasileño, mexicano y español.
Mientras lucha por el torneo Clausura y la Copa Libertadores, Abreu analizó varios aspectos del fútbol en una charla exclusiva con FIFA.com. Su retorno a Argentina, la violencia en los estadios, su relación con la prensa y el presente de sus dos equipos: River Plate y la selección uruguaya.
Señor Abreu, tras haber pasado varios años en el exterior finalmente decidió volver al fútbol argentino. ¿Con qué se ha encontrado en su regreso?
Me encontré con un fútbol friccionado y apasionado, donde cada partido parece definitorio. Esa esencia se mantiene, aunque noté que la gente está más enfervorizada, pero para mal. Es un tema social que excede al fenómeno del fútbol, y quizás de allí que la gente vaya a desahogar sus problemas al estadio. No comprendo ese tipo de reacciones, pero es con lo que nos toca convivir. Es el cambio más notorio que noté.
Antes pasó por San Lorenzo de Almagro y ahora está en River Plate. ¿Qué puede decirnos al respecto?
River representa un club de mucho nivel, no sólo en Argentina o América Latina, sino en el ámbito mundial. Y eso se nota en varios aspectos como el poder de convocatoria y las repercusiones en la prensa. Se busca mucho el amarillismo, un camino por el que uno no quiere ir. Por eso digo que hay que estar preparado no sólo para jugar en River, sino para declarar también. Pero se disfruta mucho: hago lo que más me gusta y juego al fútbol en un equipo que es protagonista tanto en el torneo local como en la Libertadores.
Y en ese contexto, ¿cómo maneja el trato con el periodismo? No es lo mismo cuando uno tiene 20 años que a su edad...
Uno sabe como manejarse gracias a la experiencia. Los enviados a los entrenamientos son siempre los mismos, por lo que se sabe quién es quién. En el fútbol de hoy hay que estar preparado para saber hablar. Por eso uno le dice a los jóvenes que si no se sienten preparados, mejor eviten declarar para no quedar presos de sus propias palabras en el inicio de sus carreras. Sobre todo cuando la situación es compleja, es mejor dejar a cinco o seis que estén capacitados para dar respuestas sólidas y concretas, y así liberar a los más chicos de esa responsabilidad.
Sí, siempre fui medido y analítico de lo que me preguntan porque me gusta dejar un concepto no tradicional en cada respuesta. No entiendo eso de sacarse la pregunta de encima con una respuesta clásica
Sebastián Abreu y su particular manera de declarar a la prensa
En usted se nota que está preparado para eso. ¿Siempre fue así?
Sí, siempre fui medido y analítico de lo que me preguntan porque me gusta dejar un concepto no tradicional en cada respuesta. No entiendo eso de sacarse la pregunta de encima con una respuesta clásica, sino que intento dejarle algo a quien va a leerme o escucharme después. A mí me gusta mucho ver fútbol y analizar el juego, por lo que intento aprovechar cada vez que tengo la oportunidad de hablar del tema.
¿Cuánto influyó la cercanía con Uruguay en su regreso a la Argentina?
Es algo que analicé después, pero no a la hora de aceptar la propuesta de River. Estando en México tenía que dejar de lado una parte económica, pero prioricé exclusivamente lo deportivo: estar en un club así, que el entrenador me haya pedido, tener desafíos importantes. Lo de estar cerca de la familia y de la selección apareció después, pero me fijé en otro tipo de aspectos que resultan fundamentales para un deportista.
Sin embargo, da la sensación que muchos jóvenes no priorizan esas cosas...
Lo que pasa es que hoy juegan un rol muy importante los empresarios. Ellos son los que viven día a día con los jugadores jóvenes y, quizás, persiguen un beneficio general que excede el deportivo. Por eso, cuando a uno le dan la posibilidad de aconsejar hay que hacerlo. Yo les digo que pidan opiniones pero que se vuelquen siempre por la propia. Sólo de esa forma no podrán reprocharse nada, incluso si se equivocan. En la vida hay que tomar decisiones, y prefiero mil veces decir "me equivoqué" antes que "qué hubiera sido...". Pero que quede claro: no se puede juzgar a nadie cuando se trata de decisiones personales.
Ante tanto análisis, no nos extrañaría verlo como entrenador alguna vez. ¿Piensa en esa posibilidad?
¡Sí! Obviamente voy a serlo, pero todo a su tiempo. Cada vez que uno se enfoca en algo, se aleja un poco de otra cosa. Y si pienso en ser entrenador ahora, paulatinamente me iré alejando del futbolista. Hoy sólo me interesa mejorar día a día dentro del campo, sobre todo en conceptos tácticos y cotidianos. Eso también me servirá el día de mañana para tener un mejor panorama.
Hoy somos un equipo dinámico, ofensivo, que juega bien al fútbol y que propone por igual tanto de local como visitante, sin importar quién sea el rival. Estamos ilusionados con el proyecto del Maestro
Sebastián Abreu y la actualidad de Uruguay en las eliminatorias
Háblenos de Uruguay, ¿para qué está en las eliminatorias?
Lo veo bien, hubo un cambio generacional importante que sirvió para mejorar. Hoy somos un equipo dinámico, ofensivo, que juega bien al fútbol y que propone por igual tanto de local como visitante, sin importar quién sea el rival. Estamos ilusionados con el proyecto del Maestro (Oscar Tabárez), que ha sido importante para darle jerarquía a esta selección. Uruguay tiene mucha historia y estamos orgullosos, pero queremos escribir la propia también.
¿Le sorprendió alguno de los nuevos jugadores uruguayos?
Sorprenderme no porque intento estar actualizado, pero fue una grata impresión la de ver que esos chicos pueden ponerse la camiseta de la selección y responder a las presiones. No es fácil: te está viendo todo un país, la prensa, hay responsabilidades fuertes. Pero así y todo rindieron y demostraron que están hechos para jugar con esta camiseta.
Enfrentarán a Venezuela y a Perú en Montevideo. ¿Es el momento del despegue?
Si ganamos esos seis puntos nos colocamos entre los cuatro primeros y, después sí, ya dependerá de nosotros el mantenernos en ese lugar. Es una linda oportunidad para meterle un vuelco a esto y mejorar aún más. La eliminatoria es larga y aún no hemos conseguido nada, pero es normal que nos ilusionemos con estar en Sudáfrica.
¿Le quedan sueños por cumplir a esta altura de su carrera?
¡Muchos! Mientras uno este en actividad siempre tendrá sueños por delante. Obviamente estamos intentando hacerlos realidad con el grupo, porque no son sueños individualistas. Los comparto con mis compañeros de River y de la selección, lo que lo hace mucho más lindo todavía.
Por supuesto, soy un obsesivo del fútbol. Casi un enfermo diría. Veo mucho fútbol, sobre todo de posibles equipos que puedo enfrentar en la Copa Libertadores, las eliminatorias o el torneo local. Lo sufre mucho mi familia
Sebastián Abreu y su pasión: el fútbol
Por como habla, da la sensación de que le gusta mucho el fútbol...
Por supuesto, soy un obsesivo del fútbol. Casi un enfermo diría. Veo mucho fútbol, sobre todo de posibles equipos que puedo enfrentar en la Copa Libertadores, las eliminatorias o el torneo local. Lo sufre mucho mi familia porque constantemente tienen que ver programas deportivos donde se analice el juego. Me gusta porque puedo aprender, ya que en esto nadie tiene una verdad absoluta...
Ya que ve tanto fútbol, ¿podría decirnos un equipo histórico en el que le hubiese gustado jugar?
El "hubiera" no existe, pero bueno... si es por soñar, me hubiese gustado integrar el Uruguay del 50' que hizo una hazaña impresionante. O jugar en el Nacional de 1982 que fue campeón de América y del Mundo. Pero no se puede... lo único que puedo hacer es, si vuelvo a Nacional, mentalizarme para llegar a eso. Y en la selección lo mismo: pelear hasta el imposible por conseguir esos sueños.
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