Vértigo, cuando el mundo gira a
sus pies
El Mundo - noviembre de 2015
Se calcula que un 7% de la
población va a sufrir un episodio de vértigo a lo largo de su vida, en la
mayoría de los casos fácilmente reversible con tratamiento y sin mayores
consecuencias, aunque quien lo ha sufrido, no lo olvida.
Ocurrió un día sin más. De
repente, todo comenzó a moverse bajo sus pies, a su alrededor giraba el mundo,
como en la canción, pero con menos gracia. La vista levemente borrosa. Se
calcula que un 7% de la población va a sufrir un episodio de vértigo a lo largo
de su vida, en la mayoría de los casos fácilmente reversible con tratamiento y
sin mayores consecuencias, aunque quien lo ha sufrido, no lo olvida.
"A mí me pasó hace unos
años. Acababa de tener un catarro fuerte, con infección de oídos, y estando en
el trabajo, de repente, sentí que me caía en el vacío. Todo era inestable a mi
alrededor. Me fui a casa y me metí en la cama, aunque allí me sentía incluso
peor porque la habitación parecía un barco en medio de la tormenta".
M., la persona que relata esta
situación -y prefiere que se omita su nombre- representa uno de los escenarios
más típicos del vértigo, como lo describe el doctor Nicolás Pérez, otorrino de
la Clínica Universidad de Navarra, que este viernes y sábado organiza un curso
monográfico en Madrid de Exploración Vestibular.
"Suelen ser episodios
brutales, muy fuertes, pero que en uno o dos días mejoran mucho y en la mayoría
de los casos no vuelven a repetirse", explica el otorrino navarro. Como en
el caso de M., la causa más habitual de estos vértigos es una neuritis
vestibular, una inflamacción del nervio del oído causada por una infección
viral. "Suelen producirse después de un catarro o una gripe fuerte".
Estos pacientes responden bien al
tratamiento con antiinflamatorios, aunque como alerta el especialista, en
algunos casos, puede persistir cierta sensación de inestabilidad.
El segundo tipo de vértigo más
común es el llamado paroxístico benigno, que comparte los mismos síntomas con
el primero, aunque como aclara el doctor Pérez, una buena exploración e
historia clínica del paciente puede ayudar a hacer un diagnóstico preciso del
tipo y origen del vértigo. Porque no hay que olvidar que el vértigo en sí no es
una enfermedad, sino un síntoma, y un diagnóstico preciso es clave para
descartar que detrás de ese mareo haya un problema más serio, por ejemplo, un
ictus o incluso un tumor benigno en el nervio vestibular.
En el caso del vértigo
posicional, como prosigue el otorrino de la Clínica de Navarra, los síntomas de
mareo e inestabilidad pueden comenzar después de hacer algún movimiento, como
agacharse, tumbarse en la cama, mirar hacia arriba... "El oído interno tiene
un sistema de conductos llenos de un líquido y fragmentos que le permiten
detectar el movimiento, las aceleraciones... Pero hay ocasiones en las que esos
fragmentos de carbonato cálcico se desprenden y el oído sufre un exceso de
estímulos".
Para corregir estos episodios,
los otorrinos recurren a una -aparentemente sencilla- maniobra (denominada de
Epley) para recolocar en sus sitio los fragmentos desprendidos mediante la
propia gravedad. "Una vez que hemos detectado en qué oído y en qué
conducto está el problema, la maniobra trata de recolocarlos posicionando la
cabeza", explica.
Éste parece ser el tipo de
vértigo que sufrió Olga, aunque como coincide con el doctor Pérez, sus síntomas
se confunden a menudo con un problema de cervicales. "A mí me dio el
primer episodio estando en la cama y al principio lo atribuí a un problema de
espalda porque tengo bastante escoliosis y muchas contracturas".
A Olga también le hicieron la
maniobra de Epley [como se ve en la imagen], aunque reconoce que ha combinado
las visitas al otorrino con un mejor cuidado de su espalda. De hecho,
recientemente, después de un mes sin ir al fisioterapeuta, el vértigo le ha
vuelto a repetir. Es lo que ocurre, de hecho, en el 15% de estos tipos de
vértigo.
Ella comparte las mismas
sensaciones que M. cuando se refiere al vértigo, como un episodio "que
asusta mucho, y temes que te vuelva a repetir". Es cierto, admite el
doctor Pérez, que el vértigo "tiene una gran repercusión psicológica,
porque los pacientes lo perciben con una gran peligrosidad y se suelen
vivenciar con gravedad por miedo a que se repitan las crisis".
De hecho, Olga admite que ha
desarrollado algunas fobias posturales, y que intenta dormir con la cabeza
elevada para que no le repita.
Un tercer grupo de pacientes
sufre vértigos de repetición, asociados generalmente a cefaleas o pérdidas de
audición, por alteraciones en el oído interno. En estos casos, las crisis se
pueden repetir, sin un desencadenante claro, y al ser más imprecisas, en
ocasiones es necesario recurrir a una prueba de imagen para hacer un buen
diagnóstico.
El tratamiento farmacológico del
vértigo se suele basar en fármacos que actúan como sedantes del sistema
nervioso central [tipo benzodiacepinas o neurolépticos] que alivian también las
náuseas que sufren estos pacientes. Sin embargo, como aclara el doctor Pérez,
es aconsejable que se usen sólo a corto plazo, para aliviar la sensación de la
crisis aguda, porque tienen muchos efectos secundarios.
En un 15%-20% de los casos de
vértigo, aunque la crisis remite, los pacientes no acaban de recuperar del todo
la sensación de estabilidad y son necesarios ciertos ejercicios de recuperación
del equilibrio para reacondicionar el sistema del equilibrio en el oído.
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