El plan secreto del papa Pío XII
para eliminar a Adolf Hitler
Infobae - noviembre de 2015
Pío XII carga con la sospecha de
que apoyó tácitamente a Adolf Hitler. Por su renuencia a criticar los crímenes
de guerra del nazismo y, sobre todo, el exterminio masivo de judíos, fue
incluso llamado por sus detractores el "Papa de Hitler".
En un intento por poner negro
sobre blanco sobre esas acusaciones, largamente debatidas, el historiador
estadounidense Mark Riebling ha dicho que Pío XII ha sido en realidad el eje
central de un plan de apoyo a los opositores alemanes al nazismo, a quienes
animó a derrocar al Hitler "desde dentro".
En su libro Church of Spies,
Riebling ha revelado el contenido de conversaciones secretas en poder de
intermediarios de Pío XII. Esas grabaciones han puesto en evidencia que el Papa
incluso lideró una negociación para que los Aliados garantizaran una salida
negociada en caso de que el Führer fuese asesinado.
Sin embargo, el plan fue un
fracaso, en parte porque nunca logró el apoyo total de las potencias
extranjeras y por la sorprendente habilidad de Hitler para esquivar los mejores
planes en su contra.
En su último libro, el
historiador Mark Riebling sostiene que Pío XII lideró un complot para eliminar
a Hitler y lograr una transición "pacífica" en Alemania.
En su libro, Riebling cuenta cómo
el Papa atenuó sus críticas públicas al nazismo para no entorpecer su apoyo a
una red de espías de la Iglesia que instaban a la oposición alemana a matar a
Hitler.
La hipótesis no deja de tener
sentido. El genocida alemán ha sido siempre un implacable adversario de la
Iglesia Católica, a la que veía como un obstáculo para que el pueblo alemán
abrazara el nazismo. Hitler dijo alguna vez que los católicos eran los más
propensos a atacando, y se consideró amenazado por "asesinos azotados por
los cuervos negros de los confesionarios".
PÍO XII ATENUÓ SUS CRÍTICAS AL
NAZISMO PARA NO ENTORPECER SU APOYO A LA RESISTENCIA
En lugar de oponerse abiertamente
a los nazis, Pío XII habría optado entonces por encomendar a un alemán católico,
Josef Müller, que suministrara información sobre Hitler y ayudara a los obispos
alemanes a comunicarse con la Santa Sede en secreto.
Según Riebling, Pío XXI también
usó su influencia diplomática para promover las propuestas diplomáticas de los
Aliados, sobre todo el Reino Unido. Las negociaciones se realizaron en secreto,
a través de intermediarios y registradas en documentos luego destruidos.
Los involucrados en la red de
espionaje usaron incluso nombres en clave: Müller fue el "Mr. X" y
Pío XII se llamó "El Jefe".
Adolf Hitler fue un enemigo
declarado de la Iglesia Católica, a la que consideraba un impedimento para que
los alemanes apoyaran al nazismo.
Según recogió el diario Daily
Mail, Riebling escribió que Pío XII animó a Gran Bretaña a ofrecer garantías
una "paz justa" a Alemania una vez que Hitler fuese eliminado, en
contraste con la paz punitiva que Berlín tuvo que soportar tras el Tratado de
Versalles en la Primera Guerra Mundial.
"Nadie podría vincular en
forma más discreta y creíble a los enemigos internos y externos de Hitler que
Pío XII. Como, tal vez, la figura más prestigiosa de Europa, y por encima de
presiones partidarias, el Papa tuvo la mayor ventaja que un gobernante podía
poseer: él fue un poderoso de confianza en medio de poderosos en los que nadie
podía confiar", escribió Riebling, formado en la Universidad de Columbia.
Müller, o "Mr. X", fue
el correo de las negociaciones. Voló desde Alemania a Roma en un avión pequeño
con cartas secretas. En 1940, una de ellas prometía a los eventuales sucesores
de Hitler un trato justo en la pos-guerra.
EN LA LISTA DE NOMBRES EN CLAVE,
PÍO XII ERA "EL JEFE"
A principios de 1940 se esperaba
que un golpe de Estado terminara con la aventura nazi, pero los movimientos
militares de Hitler en el frente Occidental confundieron a sus oponentes. La
resistencia interna se desvaneció definitivamente tras las victorias alemanas
en Bélgica, Países Bajos, Noruega y Francia.
Portada de Church of Spies, del
historidador estadounidense Mark Riebling
Los correos de Müller se cortaron
abruptamente en 1943, cuando la Gestapo lo detuvo y lo envió a un campo de
concentración de Dachau. Müller sobrevivió y luego se convirtió en una figura
importante de la pos-guerra.
Fue finalmente la derrota militar
la que acabó con el Tercer Reich dos años más tarde. Y poco quedó en la
historia de los planes secretos de Pío XII. El trabajo de Riebling ha sido un
intento por rescatarlos del olvido.
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