Los cubanos le dicen ‘nyet’ al
ruso y ‘yes’ al inglés
The Wall Street journal-Domingo, 29 de
Noviembre de 2015
LA HABANA—En el Museo de la
Revolución, un mural con una caricatura de Ronald Reagan vestido de vaquero se
burla del ex presidente estadounidense con la leyenda “Thanks you cretin for h
lped us TO STRENGTHEN THE REVOLUTION” (algo así como “Gracias cretino por
ayudarnos A FORTALECER LA REVOLUCIÓN).
Las letras faltantes y la
gramática defectuosa de frases y palabras en inglés no son una sorpresa en una
nación que durante décadas desdeñó la cultura de Estados Unidos, incluyendo su
idioma. Hasta la caída de la Unión Soviética, Cuba priorizó en sus escuelas la
enseñanza del ruso como segunda lengua.
Sin embargo, ahora que La Habana
y Washington están restableciendo gradualmente sus relaciones, los cubanos se
esfuerzan por aprender el idioma de su antiguo enemigo.
A mediados de año, Steve Metzger,
un masajista de California, viajó como voluntario a la isla para enseñar inglés
a niños cubanos. Sus clases particulares tuvieron una gran demanda de parte de
los padres.
“Hay mucho interés, y es
mayormente por razones económicas”, dice. En julio, durante un paseo con su
clase en el zoológico local, Metzger escribió en una pizarra el nombre de cada
animal que veían; luego les pedía a los niños que repitieran los nombres, que
él pronunciaba lentamente: monkey (mono), ostrich (avetruz), zebra (cebra),
antelope (antílope) y chimpanzee (chimpancé).
El Partido Comunista anunció
recientemente la introducción del dominio del inglés como requisito para todos
los estudiantes universitarios cubanos, lo cual entrará en vigor paulatinamente
durante los próximos dos años. Los estudiantes que no sepan inglés no recibirán
su diploma.
“Tenemos que resolver el problema
de que el profesional cubano no es capaz de expresarse en el idioma universal
de nuestros tiempos”, dijo el ministro de Educación Superior, Rodolfo Alarcón,
en declaraciones publicadas en septiembre en el diario estatal Granma.
Una semana antes, un alto
funcionario del Partido Comunista, José Ramón Machado, les había dicho a los
estudiantes universitarios que el inglés sería “indispensable” para las
generaciones futuras.
El repentino aumento del interés
por el idioma inglés muestra hasta qué punto el régimen totalitario cubano se
está preparando para el comercio y los turistas hambrientos de sol que se
espera lleguen gracias a la distensión con EE.UU. “Les ha llevado mucho tiempo
hacer el cambio, pero es el reconocimiento (...) de que el inglés es el idioma
del comercio mundial”, explica William M. LeoGrande, profesor de gobierno y
experto en Cuba de la American University.
Luego de la revolución liderada
por Fidel Castro en 1959, el idioma ruso mantuvo durante décadas estatus
preferencial en Cuba. Era una manera de solidificar los lazos ideológicos y
culturales con su nuevo aliado, ubicado a casi 10.000 kilómetros de distancia.
La radio cubana transmitía programas en ruso. Clásicos estadounidenses como
Betty Boop fueron reemplazados por personajes de dibujos animados soviéticos
como Cheburashka, un animal tropical de orejas grandes que termina viviendo en
Rusia. Este personaje ayudó a los cubanos a conocer el alfabeto cirílico y la
nieve.
Miles de cubanos fueron a
estudiar a países del antiguo bloque soviético, pero el colapso del régimen en
1991 dejó la economía cubana en muy mal estado. El ruso fue dado de baja del
plan de estudios, y muchos ciudadanos cubanos descubrieron de repente que
habían aprendido un idioma que les servía para muy poco.
“Estudié ruso durante tres años y
no recuerdo nada”, dice el activista disidente Antonio Rodiles, quien tuvo que
tomar clases de ruso cuando estudiaba física en la universidad, a finales de
los años 80.
Años más tarde, cuando obtuvo una
maestría y comenzó a enseñar matemáticas en la Universidad Estatal de Florida,
Rodiles aprendió inglés y tuvo acceso por primera vez a diarios académicos que
nunca había visto. “Uno sabe que esas cosas existen, pero cuando las tienes en
tus manos es un verdadero descubrimiento”, dice.
El propio Castro lamentó la
decisión de su gobierno de enseñar ruso. “Los chinos estudiaron inglés. Los
rusos estudiaron inglés. Todo el mundo estudiaba inglés, menos nosotros, que
estudiamos ruso”, dijo en 2012.
La historia de Cuba como campo de
batalla de la Guerra Fría se puede apreciar aún en los excéntricos nombres de
algunos isleños. Yusnavy y Yusleidy, transliteraciones en español de “U.S.
Navy” (Armada de EE.UU.) y “U.S. Lady” (señora de EE.UU.), son casi tan comunes
como los nombres rusos Yuri y Katiuska.
Los turistas toman vodka entre
carteles de propaganda kitsch de la era del comunismo en el bar Na Zdrovie!,
que en ruso quiere decir “¡Salud!”.
“Hay una broma que dice que el
único lugar en el que la Unión Soviética aún existe es Cuba”, dice Jacqueline
Loss, que es profesora de español en la Universidad de Connecticut y ha escrito
extensamente sobre la influencia rusa en la literatura y las artes cubanas.
Ahora, hay un nuevo puerto en
Mariel, a las afueras de la capital, donde los partidarios de la apertura
esperan ansiosos a que el Congreso de EE.UU. levante el embargo comercial sobre
Cuba. No obstante, es poco probable que esto suceda antes de que el presidente
Barack Obama deje la Casa Blanca. La ciudad balneario de Varadero cuenta con un
campo de golf de 18 hoyos y un puerto deportivo con muelle de atraque para
cientos de yates que tienen más probabilidades de navegar hacia y desde St.
Petersburg, en el estado de Florida, que San Petersburgo, en Rusia.
Muchos cubanos ven el inglés como
una ventaja para conseguir trabajos en el sector de servicios que podrían
generarse con la flexibilización de las restricciones de EE.UU. El mayor acceso
a los turistas podría significar más divisas extranjeras para los cubanos, que
ganan un promedio mensual de US$24.
Los analistas dicen que el cambio
hacia el inglés es también un intento de reorganizar el sistema educativo de
Cuba. El número de egresados del sistema de educación estatal se ha reducido
30% desde 2008, según datos del gobierno, en gran parte porque conducir un taxi
para los turistas es mucho más lucrativo que ser médico o ingeniero.
“Cada vez más, los jóvenes
cubanos consideran los estudios como una pérdida de tiempo porque no ven cómo
sus esfuerzos puedan generar riqueza alguna”, dice Paul Webster Hare, ex
embajador británico en La Habana que enseña relaciones internacionales en la
Universidad de Boston.
El diplomático recuerda a jóvenes
cubanos que aprendieron inglés con copias piratas de programas de televisión
estadounidenses como 24 o los documentales de Michael Moore, que se pasaban
unos a otros en unidades de memoria USB.
Alarcón, el ministro de Educación
Superior, dijo en septiembre que las clases y los materiales educativos
buscarán satisfacer la creciente demanda de inglés. Muchos estudiantes podrían
tener que aprenderlo en su propio tiempo, señaló. Las clases privadas desde
US$20 y más de US$100 al mes.
La Embajada de EE.UU. en La
Habana, que reabrió sus puertas en agosto, está ofreciendo programas de
formación para profesores de inglés en la isla, de acuerdo con su oficina de
relaciones públicas.
Eliécer Ávila, un ingeniero de
tecnología de la información de 30 años, no ve la hora de empezar. Todavía
recuerda cuando asistió a una conferencia en el extranjero donde participantes
de todo el mundo hablaban inglés. Todos menos él.
“Yo era el único que no entendía
lo que estaba pasando, porque soy cubano”, cuenta Ávila. “Si ponen una escuela,
voy a ser el primero en graduarme”.
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