Los 6 peores estafadores en los
días más salvajes de Wall Street
FORBES- Jueves, 26 de Noviembre de 2015
En las primeras décadas del siglo
pasado, el mercado de valores de Wall Street era tierra de nadie, y estos seis
caballeros supieron sacar provecho de la situación.
Desde los albores del siglo XX y
hasta bien entrada la década de los veinte, George Graham Rice estafó a una
nación de ciegos, operando con el circense PT Barnum a una escala financiera
comparable actualmente con la de Bernie Madoff.
En la vieja era del mercado libre
de Nueva York, Rice fue denigrado por los reguladores de valores como el
“Chacal de Wall Street”. Él provocó disturbios mientras perfeccionaba sus
habilidades y, en 1911, su transgresiones llevaron a la creación de las
primeras Blue Sky Laws (la regulación que busca proteger a los compradores de
acciones de un fraude) en Estados Unidos.
En 1933, cuando Rice fue
finalmente encarcelado por fraude postal (y compartía una celda de lujo con Al
Capone en una cárcel federal de Atlanta), sus planes fueron citados por el
Congreso como un catalizador para la creación de la Ley de Veracidad en
Valores, un precursor de la Comisión de Valores de Estados Unidos moderna.
Rice es uno de los estafadores
carismáticos que se aprovecharon de un mercado de valores de rápido crecimiento
en el que todo valía, antes de la regulación federal. Éstos son algunos de los
contemporáneos carismáticos de Rice que operaban cuando Wall Street era tan
salvaje como el Viejo Oeste.
1- Chauncey C. Julian
En los alocados 20, este
estafador de las acciones petroleras vestía de punta en blanco mientras
aseguraba a los pequeños inversionistas que sus operaciones de perforación de
petróleo falsas producirían rendimientos fáciles de 30 a 1. Su especialidad era
escribir presentaciones de venta en periódicos usando un lenguaje relajado y
franco. Julian se hizo millonario, principalmente mediante la venta de más
acciones en sus inexistentes proyectos. Cuando su imperio comenzó a
derrumbarse, Julian huyó a Shanghai. Una noche, en 1934, organizó un banquete en
su honor, se excusó, y subió a su habitación del hotel para tomar una dosis
suicida de veneno.
2. Rev. Fenwicke L. Holmes
La parte más difícil de vender
acciones falsas siempre ha sido ganar la confianza de los compradores. A
principios del siglo XX, el reverendo Fenwicke L. Holmes tenía la ventaja de
ser el único ministro congregacional en aprovechar el triple play de la religión,
el magnetismo personal, y el dinero. Él animó a los feligreses a acercarse a él
con sus problemas, luego les daba un trato especial (particularmente a mujeres
acaudaladas) implorándoles pensar positivamente acerca de sus posibilidades de
abrazar una prosperidad perpetua. “Cómo hacerse rico a través de la Ciencia
Divina” fue uno de sus sermones más populares. Acusado de fraude por correo a
principios de 1930, Holmes se salvó de ir a prisión, en parte al inculpar a
miembros de su familia en su fallido esquema de acciones.
3. John Pierpont Morgan
Este nombre puede resultar una
sorpresa. Durante el devastador pánico financiero de 1907, Morgan literalmente
cabalgó al rescate de Wall Street en un carruaje tirado por un caballo blanco.
Pero cuando el problema se analizó más de cerca, los críticos argumentaron que
Morgan era más culpable que el salvador. Meses antes, había filtrado una
mentira al New York Times, afirmando que el Fideicomiso Knickerbocker era
insolvente, a sabiendas de que el rumor podría provocar corridas bancarias.
Morgan y sus conocidos barones ladrones fueron acusados de socavar la
economía con el fin de crear la ilusión de que el panorama financiero
necesitaba reestructurarse para conformar un sistema bancario centralizado, una
idea de la que los únicos beneficiarios serían JP y un puñado de industriales
súper ricos.
4. Charles Ponzi
En 1920, un traductor italiano en
Boston concibió la idea de comprar cupones de respuesta internacional en el
extranjero con la intención de cobrarlos a una cantidad ligeramente superior en
Estados Unidos. Él pensó que podía hacer dinero con el tipo de cambio, y
prometió a sus amigos que duplicaría su dinero en 90 días. El empresario
Charles Ponzi descubrió que era demasiado complicado redimir los cupones, pero
tantos especuladores querían entrar en el negocio que él simplemente tomó el
dinero de todos modos para pagar a los inversionistas anteriores. El esquema
pronto pagaba millones por mes, y la gente común por todo el país vaciaba sus
cuentas de ahorro para entrar en ese negocio seguro. Ese esquema piramidal de
Ponzi pronto se derrumbó dejando deudas de 20 millones, destruyendo vidas y
acabando con fortunas que nunca existieron sino en el papel.
5. Harold E. Boericke
En 1910, un escribano llamado
Harold E. Boericke comenzó su propia correduría. Entre sus empleados se
encontraba un hombre de medios modestos llamado Edwin Baruch, quien casualmente
compartía el apellido con el poderoso financiero Bernard M. Baruch, que dirigía
la empresa Baruch Brothers en el de New York Stock Exchange. Aprovechando el
poder de la celebridad, Boericke se refirió descaradamente en sus circulares a
“nuestro señor Baruch” al promover inversiones simuladas. Sin embargo, el
engaño fue descubierto rápidamente, y no mucho después Boericke fue encontrado
muerto, aparentemente por suicidio.
6. Charles A. Stoneham
El empedernido apostador era
conocido en la década de 1920 por haber ganando –supuestamente– al equipo de
béisbol de los New York Giants en un juego de póquer. En Wall Street, se
especializó en “bucket shops”, casas de corretaje que cobraban bajas comisiones
para obtener dinero que la empresa casi nunca invertía. Las órdenes
Individuales comunes se introducían en los libros, pero no llegaban al mercado
abierto. En cambio, serían “bucketed”, o combinadas en bloques más grandes que
se comercializaban sólo si los precios favorecían la correduría. A pesar de su
estrecha asociación con Arnold Rothstein, el jugador que al parecer arregló la
Serie Mundial de 1919, Stoneham nunca fue sancionado por la MLB. La única vez
que le presentaron cargos por fraude de valores, fue absuelto en medio de
acusaciones de manipulación del jurado.
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