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jueves, 5 de noviembre de 2015

preguntas

 Las preguntas más difíciles de responder en una entrevista de trabajo (y sus respuestas)


El Confidencial -   noviembre de 2015
Cada vez es más complicado acertar con aquello que el seleccionador de personal espera que le contestemos. Estas 10 preguntas te servirán para guiarte la próxima vez que tengas una entrevista

En este mundo hay realidades a las que todos, tarde o temprano, debemos enfrentarnos. Por un lado se encuentra la enfermedad, que nos debilita a medida que envejecemos. También, la irremediable muerte, a la que nadie puede sortear Por último, las entrevistas de trabajo, esas kafkianas situaciones laborales en las que alguien decide si nos contrata o no. Una decisión que cambia nuestras vidas y que, en el caso de que nos rechacen, no terminamos de comprender. ¿Eres tú o soy yo?

La manifestación más clara de esa apariencia de arbitrariedad son algunas de las preguntas que los seleccionadores de personal realizan a sus candidatos y que se escapan a sus conocimientos. Sí, nos referimos a cuestiones tan abstractas como “si fueses un animal, ¿cuál te gustaría ser?” o “¿cuál es tu película preferida de la saga Bond?” Se trata de cuestiones para las que aparentemente no hay una respuesta correcta pero que pueden decidir nuestra suerte.
Con el objetivo de ayudarnos a entender mejor algunas de estas cuestiones, que tienen como objetivo entender cómo funciona nuestra motivación y nuestra lógica mental, la experta en búsqueda de trabajo y marca personal Vicky Oliver ha publicado '301 Smart Answers to Tough Interview Questions' (Sourcebooks), en el que presenta algunas de las preguntas más frecuentes y sus hipotéticas respuestas. Obviamente, estas no funcionan en todas las situaciones ni para todos los trabajos, pero sí nos enseñan a entender un poco mejor qué esperan los seleccionadores de personal de nosotros. Eso sí, hay una regla inamovible: nunca mientas.
  

PREGUNTA. ¿Cuál es tu gran debilidad (que sea realmente una debilidad, y no una fortaleza secreta)?

RESPUESTA. Esta cuestión ya anticipa la más que probable respuesta del candidato: “mi mayor debilidad es que soy demasiado perfeccionista / exigente / dedicado / etc.” Es decir, citar una cualidad positiva haciéndola pasar por negativa. Oliver propone una alternativa semejante, pero más sincera: “Soy extremadamente impaciente. Espero que mis empleados demuestren lo que saben hacer a la primera. Si fallan, tiendo a dejar de delegar y empezar a hacer todo por mí mismo”. Aunque nadie diría que ser impaciente es una virtud, tal y como está presentada, es uno de los defectos menos veniales, ya que sugiere que eres una persona exigente y responsable.

P. Ya has cambiado de carrera. ¿Por qué debería dejar que experimentases con mi dinero?

R. Cada vez es más habitual que un profesional se recicle y opte por cambiar de carrera incluso después de haber cumplido los 30. Una situación que no muchos empleadores entienden y que puede dar lugar a que legítimamente te pregunten algo así. Lo mejor es presentar tu versatilidad como una virtud: “Creo que soy un mejor empleado porque he obtenido un montón de habilidades distintas”, sugiere Oliver. “Estas me ayudan a resolver los problemas de manera creativa”.
P. Viendo tu currículo, veo que te han despedido dos veces. ¿Cómo te sentiste?

R. Ah, el espinoso asunto de los despidos, que pueden deberse a un amplio abanico de factores que, en la mayor parte de los casos, al seleccionador ni le interesan ni tendrían por qué interesarle. Parafraseando a Louis Van Gaal, “siempre positivo, nunca negativo”. Explica que fue algo que te afectó (ir de sobrado no resulta convincente), que aprendiste muchas cosas de la situación y que no sólo te recuperaste, sino que tu siguiente trabajo fue mucho mejor. Algo así: “Después de recuperarme del shock, me hizo sentir más fuerte. Es verdad que me han echado dos veces, pero me las arreglé para recuperarme y encontrar empleos que me dieron más responsabilidad, mejor pagados y en mejores firmas”.

P. ¿Me estás diciendo que a tus más de 40 deseas empezar desde cero simplemente para entrar en esta empresa?

R. Otra de esas situaciones cada vez más habituales y que no encajan en los esquemas mentales de los seleccionadores de personal: la del trabajador con experiencia que, no obstante, opta a un empleo muy por debajo de su nivel. Una vez más, haz sentir al seleccionador como si fuese la persona más especial del mundo: “A veces necesitas dar un paso atrás para avanzar en tu carrera. Empezar en un trabajo de este tipo me ayudará a aprender tu negocio desde abajo”. En otras palabras, que si quieres el trabajo no es porque no encuentras otra cosa, sino porque te da igual renunciar a lo que sea por formar parte de dicha compañía.
P. Estudiaste Filosofía. ¿De qué te sirve para este trabajo?

R. En otras palabras, “¿qué hace una chica de letras como tú en un sitio como este?” La respuesta apropiada es dar un bonito rodeo, quizá señalando que en sí la carrera no te ha proporcionado ningún conocimiento sobre dicho trabajo, pero sí para entender mejor lo que realmente deseas que es, cómo no, el puesto al que estás aspirando.

P. Si tuvieses que contratar a alguien para este puesto, ¿qué cualidades buscarías?

R. ¡Oh no! La inevitable trampa-22 de las entrevistas en la que uno debe ponerse en la piel del seleccionador y sólo tiene dos opciones: o decirle lo que quiere oír (y quedar como un trepa) o decir lo que piensa (y llevarle la contraria al que manda). La solución, destacar algunos de tus puntos fuertes sin que se note demasiado, pero perfilando un retrato bastante semejante al de tus grandes virtudes.
P. ¿Puedes describir tu trabajo soñado?

R. La respuesta es obvia: el empleo que siempre has querido se parece sospechosamente a aquel para el que estás aspirando. Por eso es bueno reconocerlo y señalar que esa ha sido siempre tu primera opción, y que si no te contratan, te verás abocado a una vida errante por empresas que no te gustan (es decir, otros puestos que a su vez se convertirán en trabajos soñados).

P. ¿Por qué pasaste tanto tiempo sin trabajar y por qué piensas volver ahora?

R. Antes de la crisis no era muy frecuente encontrarse con candidatos que hubiesen pasado años sin pisar una oficina, pero tristemente en los últimos años esta figura ha proliferado. Ello provoca que aquellos que llevan mucho tiempo en el paro sientan una gran ansiedad por tener que buscar excusas para su situación. La respuesta que Oliver propone se refiere a una baja de maternidad, pero puede aplicarse a otros casos. Basta con recordar que echabas menos de trabajar y que no has perdido contacto con tu sector haciendo pequeños encargos. En caso de que tu problema sea el desempleo, Oliver propone hablar de tu formación, y venderla como si fuese el último grito. Además, nunca está de más señalar que tienes previsto seguir estudiando. Ya sabes, la formación no es eso que haces para no aburrirte cuando no tienes trabajo, sino un proceso inacabable de adquisición de conocimientos que bla, bla bla...
P. ¿Cuántas horas trabajas a la semana y por qué?

R. Espera. ¿La respuesta no debería ser 40? Antes de dar ninguna cifra que te pueda comprometer o que suene muy poco realista (“entro a las ocho de la mañana y salgo a las doce”), limítate a comentar que te gusta echar horas para “añadir valor” a todos tus trabajos, tanto personales como profesionales. Lo importante no es pasar todo el día trabajando, sino garantizar que el producto ofrecido va a ser el mejor posible.

P. ¿Cuándo crees que habrás alcanzado tu meta profesional?


R. “Provengo de una larga tradición de tipos mentalmente activos, saludables y resistentes, así que confieso que nunca pensaría en 'alcanzar una meta'. Dicho eso, creo que es importante conocerse a uno mismo y reconocer cuándo ha tocado techo”, es la respuesta que sugiere Oliver. O, en otras palabras, “yo voy a currar siempre al máximo, eso sí, cuando esté viejo no voy a ser un estorbo y me quedaré en mi escritorio sin molestar mucho pensando en la jubilación”.

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