Este multimillonario que además es sacerdote
budista tiene regla de oro empresarial
Bloomberg - noviembre de 2015
Si este multimillonario de 83
años tiene razón, una de las lecciones más importantes que imparte la escuela
de negocios está equivocada.
¿Qué es eso de concentrarse en
los accionistas? Olvídelo, dice Kazuo Inamori, emprendedor, gurú de la gestión
empresarial y sacerdote budista. Concéntrese más bien en hacer feliz al
personal. Es la filosofía que él ha utilizado para establecer al gigante de la
electrónica Kyocera Corp. hace más de cinco decenios, crear un operador
telefónico con un valor de US$64.000 millones conocido actualmente como KDDI
Corp., y rescatar a Japan Airlines Co. de su quebranto de 2010.
En la sede central de Kyocera con
vista a las colinas y templos de la antigua capital de Kioto, Inamori expresa
dudas en cuanto a las formas capitalistas occidentales. Sus opiniones sirven
como recordatorio de que muchos bastiones del mundo empresarial japonés no
están de acuerdo con los planes del primer ministro Shinzo Abe destinados a que
las empresas se dediquen más a los accionistas.
“Si usted quiere huevos, ocúpese
de las gallinas”, dijo Inamori en una entrevista el 23 de octubre. “Si usted
acosa o mata a la gallina, no va a funcionar”.
Es una visión que tiene su peso
debido al éxito de Inamori. KDDI y Kyocera alcanzan juntas un valor de mercado
de aproximadamente US$82.000 millones. Cuando Inamori fue nombrado director
ejecutivo de Japan Airlines en 2010, tenía 77 años y no contaba con experiencia
en el sector. Al año siguiente, el operador volvió a dar ganancias y salió de
la quiebra. En 2012, volvió a cotizar en la bolsa de Tokio.
Gestión tipo ameba
El secreto, según dice Inamori,
fue cambiar la mentalidad de los empleados. Después de asumir la función de
máximo responsable ejecutivo sin remuneración, imprimió un librito para cada
miembro del personal en base a sus filosofías, conforme las cuales la compañía
estaba dedicada al crecimiento de ellos. También explicaba el significado
social de su trabajo y señalaba los principios inspirados en el Budismo sobre
cómo debían vivir los empleados, tales como ser humildes y hacer lo correcto.
Esto los hizo sentir orgullosos de la aerolínea y los dispuso a esforzarse más
por su éxito, dijo Inamori.
La doctrina ganó terreno, en
parte gracias a que la línea divisoria entre el trabajo y la vida personal es
más borrosa en Japón que en los Estados Unidos. No todas las tácticas de
Inamori son tan espirituales. Su sistema de “gestión tipo ameba” dividió el
personal muchas veces en unidades pequeñas que hacen sus propios planes y
monitorean la eficiencia por hora utilizando un original sistema contable. Su
transformación también recortó aproximadamente un tercio de la dotación de la
aerolínea, unas 16.000 personas.
“Los dirigentes empresarios deben
tratar de hacer felices a todos sus empleados, tanto material como intelectualmente”,
dijo Inamori. “Ese es su objetivo. No debería ser trabajar para los
accionistas”.
Posiblemente esto no impresione a
algunos inversores, pero este hombre no ve ningún conflicto. Si el personal
está feliz, trabaja mejor y las ganancias mejoran, dijo. Las compañías no
deberían avergonzarse de obtener beneficios si éstos se buscan de una manera
que beneficie a la sociedad, ha dicho Inamori. Él es el segundo en una familia
de siete hijos y creció en Kagoshima, el lugar de nacimiento de la última
rebelión de samuráis en Japón.
El título en inglés: ‘The No. 1 Business Rule
of This Billionaire and Buddhist Priest’
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